Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


lunes, 16 de noviembre de 2015

El beso


Tu voz me acaricia


Amor mío,
tus versos de renuncia,
tan nostálgicos,
no quiero,
no puedo pensar que sean  para mí,
ni sobre nuestro amor,
porque no puede negar que nos amamos.

Leerte y sentirte
me hace transportarte a mis brazos,
llenos de rosas rojas,
esperándote para acariciar tu piel
y rozar tus mejillas con las mías,
como si fuéramos niños embelesados
en un amor
que ha borrado todos los amores vividos,
para convertirse en el único
y el primero.

Todo en ti vive,
todo en ti palpita,
porque eres vida, eres amor,
mi generadora de los más dulces sueños.

Qué lindo que sea así,
mi amor,
las lágrimas no son sólo
lenguaje del alma condolida;
el llanto es también
el lenguaje del alma complacida
que se asoma a los ojos
en gotas de cristal.

Si me sigues dando este alimento de amor,
todos los instantes y por todos los motivos,
nos vamos a convertir los dos
en un solo poema inmortal
que sea arrebatado al cielo
como Elías en su carro de fuego.

Porque ¿sabes?,
estar enamorado,
mi amor,
es tocar el infinito con las manos;
es sentir que nuestro corazón palpita
al mismo ritmo del mar
al que mueve la luna enamorada;
es creer que un instante es capaz
de convertirse en una eternidad;
es escucharte a ti
y creer que existe la felicidad.

Amor mío:
otra vez tu don de seducción
de la palabra y del verso.
Otra vez el hechizo
con que adobas tus mensajes
románticos y poéticos,
abrazando profundamente mi cuerpo
y besando con ternura mi alma.
Otra vez que me extasías de pasión
y me haces desearte intensamente,
para poseerte totalmente
y demostrarte y demostrarme
que eres inmensamente mía.

Mi viento eres tú


Mi viento eres tú,
el que me hace temblar,
estremecer entre tus brazos.

Me llevas flotando a la orilla del nacer,
al lecho virginal y pleno de candor.

Y lo que ha sido ya,
los años,
las memorias llamadas nuestra vida,
tú, mi viento,
las alzas y las llevas
en vuelos ingrávidos
a lugares remotos como sombras,
dudas de existencia.

Mi viento eres tú,
tú me meces con amor,
me acunas y ante mi sorpresa
no me sueltas y suavemente me izas
entre brisas inocentes
como en un mar inmenso.

Mi viento eres tú,
me llevas a lugares lejanos,
tembloroso de que la vida nos separe,
retrasando desesperadamente
con abrazos apretados
la caída al borde del existir.

Mi viento eres tú,
el hacedor del milagro
de buscarme entre alharacas y estrépitos,
hurgando entre los bosques tupidos,
entre los campos florecidos,
entre las lianas de las selvas tupidas.

Me encuentras y esa noche,
gran madre de nosotros
vamos hacia el nacer del amor.

Mi viento eres tú,
me envuelves,
me haces ir contigo
por encima del cielo y del suelo,
buscando el lugar exacto
en el fondo escondido del horizonte,
en esa grieta exacta
donde sólo los dos,
alma contra alma nos amaremos
con pasión desbordante
que hará temblar al mundo
como estrellas puras y rutilantes.

Mi viento eres tú,
escóndeme,
cubre mi vida con tu amor,
desbordante de huracanes de besos,
ciclones de ternura,
brisas de cálidos abrazos
y caricias sin fin.

En lontananza


En lontananza,
entre claridades y oscuridades
nos hemos entregado a la verdad
llamada mundo,
tierra, amor, destino.

En lontananza,
nos pensamos,
nos amamos sin vernos
y vamos uno al otro con pasión intensa
entretejiendo nuestras mentes
en diálogos de amor
y en besos hilvanados en el aire.

En lontananza,
desde este lugar del mundo
tan distante del tuyo,
quiero ir hacia ti,
al paraíso claro,
a tu edén,
donde se cruzan luces,
estrellas, vida,
para encontrar el beso,
ese que busqué siempre.

En lontananza,
el mundo tiembla por nuestro encuentro,
sabe, siente,
que hay dos seres
que quieren estar juntos
y romper el viejo hechizo
que se llama vivir en este mundo.

Romper esquemas preestablecidos,
romper reglas,
ir hacia las brisas tiernas del amor,
dibujando arabescos celestes
con luceros de gozos,
pasiones, noches de intenso amor
y entrega total.

En lontananza,
desde esa lejanía
quiero que aprisiones mi alma amante
y le brindes dulzuras y calores
en un invisible abrazo
que rubrique nuestra unión.

En lontananza,
apretada a ti desde mi lejanía,
el manantial de la dicha de saber que existes,
me hace ir hacia mi mundo irreal,
al de mis versos,
remontándome a nubes altas
y desde allí dejar caer
lloviznas de besos esparcidos en tu mundo
sólo hacia ti, cálidos y tiernos,
flotando junto a mi sonrisa de amor
suavemente sobre tu rostro amado.