Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 29 de agosto de 2011

Espejismo

Espejismo, tú eres un espejismo en mi vida, eres una mentira de agua y sombra en el desierto de mi existir.
Espejismo, tú no brillas en mi vida, aunque brilles con una luz de agua. No amarras aunque amarres la vida. No llegas aunque llegues, no besas aunque beses…
Reflejo, falsedades de agua en tus ojos que como prismas de plata no brillan con el amor que dices sentir.
Espejismo, eres el verde que no existe, la frescura de ninguna brisa, la palabra de fuego que nadie escribió sobre el muro de mi vida…
Yo misma, proyectada en la noche por mí, en ensueño, ¡eso eres tú!...
Espejismo, sólo eres el espejismo de lo que un día fuiste, una luz difusa que se apagó en la nada cuando la memoria del tiempo se propagó en el más allá.
Espejismo, ilusión de entretejer lenguajes entrecruzados, engaños de tu voz, de tu susurro, de tus te quieros apasionados, eras delirios de un amor fracasado, antes del sollozo de los sauces y de las flores que acabaron en rimas, versos que empezaron tallos.
Espejismo, fuiste tan sólo inocente tacto de tu trémula mano que volvió derrotado como visión de engaño.
No eres más el único y verdadero ni el gran dolor que consuela al desnudo del alma.
Espejismo, sólo pasiones aparentes, falsos besos, ¿de dónde se han oído? ¿Cómo se creen reflejados en esa forma turbia de un espejo de agua?
Cruzando concéntricas tinieblas entre luces, vagas historias de amor, creídas por mi verdaderas y por ello, día a día, noche a noche estoy volviendo a mi interior para encontrarme a mi misma, limpia, casta y pura, con fe en que los espejismos desaparezcan ya de mi vida y broten nuevos arrullos a mi alma triste, dulce y melancólica en claridades de luna y brisas del jardín florido.
El húmedo espejismo borró toda la gala matutina, ni un árbol, ni una nube se destaca ya en esta blanquecina cerrazón que entristece el alba y no ilumina, débil luz crepuscular y opaca, ¡eso eres tú!
Espejismo, ¡hálito de abismo! flotas en esta alborada agonizante que me fatiga y marea y me marca de oscuros pensamientos, obsesionantes.
¡Desaparece ya! ¡húndete en el más allá, en el desierto lejano! ¡Déjame vivir esperando sin cansancios ni desalientos, el amor que me busca detrás de ti.