Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 13 de junio de 2012

Néctares y efluvios



Néctares y efluvios que llegan a inundar de maravillosos colores mi mirada, la de los ojos inquietos y hienden el aire con aromas tiernos de deseos ansiosos de degustar con amor su mezcla de sabores, olores, pinturas de rojos, amarillos, verdes que entre brillantes compuestos se unen para crear la belleza perfecta de la creación.
Como tejidos por manos aladas colmadas de tesoros, misterios y luces que como débiles rayos de sol son para mi amado como rosas y lirios sembrados para su deleite y goce.
¡Oh! tus labios se endulzan con la miel y la canela y el aroma de la menta nos envuelven como copos de delicias jamás imaginadas.
Néctares y efluvios nos llegan porque nos amamos y vivimos en el sol de nuestros ojos novios, como el sol del verano, del goce perfecto y entre almíbares de agua de rosas o de azahar, entre el zumaque y las nueces, manzanas y limones, nuestro amor crece y sentimos en nuestra piel el rocío dulce de pasas y piñones que nos hacen abrazarnos y besarnos en una total plenitud.
Néctares y efluvios del comino, del cilantro, la pimienta, la cúrcuma amarillo naranja, el azafrán de color vivo, nos atrapan en aromas de intenso poder que nos hacen vibrar como ímpetus únicos este amor cobijado y total.
Y el dulce sabor de la vainilla, del pistacho, del sésamo, del azúcar, nos hacen desear arrumacos, besos en la frente, abrazos ligeros y tiernos a la vez.
Néctar de albaricoques, dulces de color suave, pistachos finos que como red nos hechizan en una macedonia de colores con agua de azar o agua de flor de rosa y en este gran taller del gozo, detrás de la luz incierta, llegan a nosotros tibias por los ríos las nieves de la lejanía para unirnos como corriendo en crestas de amor con espumas deslumbrantes que rutilan por el agua con júbilos y festejos.
Néctares y efluvios que hacen una plena consumación de nuestro amor entre jugos de uva, leches de coco y tierra plena de citrus acidulantes flotamos sobre el agua, hecha y deshecha por luces sucesivas, todo en un lecho de amor entre olas, nubes, horizontes y orillas.
Néctares y efluvios que de a poco, espontáneamente nos transportaron a lugares secretos, nuestros, donde nadie nos encontrará ya que nos perdimos en fiestas nacarinas, en albores, en celajes, sin prisa, pero dispuestos a amarnos más.