Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Mi Verso es un Canto
Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.
La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.
Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.
Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.
Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.
Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.
La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.
De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.
Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.
Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.
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lunes, 9 de enero de 2017
Alma mìa
Aquiétame las ansias
yo no sabía que el amor es como
una llamarada que en el silencio
quema todas las palabras .
ahogado en un gemido y en el
eco sin eco de una lágrima?.
me duele el alma como herida quemada de sollozos ,
tiembla como una flecha hundida
en las entrañas y ante el umbral,
enmudecido, habla.
el amor no se escribe con palabras?.
herido por los cactus,
como tierra sin agua.
todas las metáforas y supe al fin,
con el sabor dolido de mi carne,
que el amor no conoce otra palabra
que la sangre hecha ríos y el
clamor hecho llantos.
despierta mis deseos de estar junto a ti.
Señor, dame una gota del mar de tu silencio
y quemaré en la hoguera de tus aguas
mis tormentos entre espumas
que se rompen en la arena.
Apágame este grito,
aquiétame esta llama.
de mi cuerpo con túnica de lirios en el alba.
y ven antes que la noche
con sus dormidos pies de sombras a anegar mi morada.
ya que el amor no se escribe con palabras,
precisa de tu calma.
de plenilunios, de profundidades,
de corazonadas ciertas y mi amor resuena en ti.
mi aldaba, mi copa con tu amor desaforado
y que se extasíen mis soles con tus ríos claros.
quiero ser tu todo,
quiero que seas mi plenitud más íntima,
mí ánfora y mi cayado ,
mi brújula y mi designio.
arrúllame, aquiétame las ansias.
mi rosa, vivida en ti,
por tí en su olor , en su tacto.
sobre mi cuerpo estremecido,
buscando el vino de amapolas
que borra las huellas del dolor
y nos lleva al panal de luz y música del alma.