Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 10 de abril de 2014

Suspicacia


Destello Azul


Destello azul,
fulgor del alma,
nace de una fuerza extraña
de asustar al miedo,
un agua no pausada, sí cantada,
se allega por tus manos a mi pecho.
Los signos de tu voz que me reclaman,
despiertan mis ternuras y mis requiebros.

Destello azul,
 luz que centellea en mi pecho,
te siento y descubro
tu resplandor en mis pupilas,
subiendo a energizar nuestros deseos.
Pasa un color alzado de laureles
 desde tu mano ungida hasta mis dedos.

Destello azul,
 tus ojos que se abren en cielo infinitos
anegan de esperanza mis deseos
 mientras recorre un sol enamorado
 las largas avenidas de tu cuerpo.
Me enriqueces con tus estrellas
que me guían por caminos de esplendor,
difundiendo tu figura alta y enhiesta.

Destello azul,
trasiego la ternura de tus campos
por acequias de celo a mi esperanza,
 rocío amedrentado y puerta firma,
 prados de libertad, hondos silencios.
Te reflejas fiel con brillo propio,
dulce boca que me transporta
a las cumbres rojas del lucero
y a la inmensidad verde y azul
de las aguas mansas y tibias
que nos guían por sueños nuevos.

Destello azul,
que vislumbra la sonrisa del amor
 siempre sincero,
 en las tardes pausadas
donde las lluvias guían la barca de los cuentos.
Tú iluminas mi claridad,
el llamear de mis anhelos
y percibo el perfume de tu ágil cuerpo.

Destello azul,
esperan procelosas las auroras,
 las lumbres cenitales,
los crepúsculos,
todo ese mundo que se llama amor.
Crece libre en las ramas perfumadas
y en mi pecho
reflejan mi pulso y mi deseo.

Destello azul,
chispazos de colores
que me desnudan por dentro
 llevándome a la inmensidad
de un cosmos perfecto
donde tú y yo vivimos los días, las horas,
 en un hábitat escondido y sólo nuestro
donde los astros con su luz fosforescente
marcan el contorno de nuestros cuerpos.
Vivo en el milagro del querernos
que vigoriza con gracia,
con corazón de magia, la dicha nuestra.

Destello azul,
dame tu luz,
para seguir la travesía en la nave de mi sueño
y llevarnos por las aguas sin cadenas,
cara al viento
y que la coraza de la inseguridad y del miedo
 se rompa en mil cristales iridiscentes
y se tornen radiantes los encuentros entre besos.

La espera


La espera,
con infinita calma y paciencia,
expectante,
te busco como a una flor,
no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío.

Hay en la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol
con pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
 una tribu de palabras mutiladas,
 busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
 los funestos, los dueños del silencio.

La espera,
en ella he dado el salto de mí al alba,
 he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la silenciosa en el desierto,
la viajera con el vaso vacío,
 la sombra de mi sombra.

Sin desesperación ni ahogos,
sólo con penas profundas,
 te espero tan sólo por un minuto
de vida breve, único,
de ojos abiertos
que te ama en su mirar,
danzando de alegría entre flores pequeñas
como palabras sentidas y dulces.

La espera,
desnuda en el paraíso de mi memoria,
sin conocer el destino de mis visiones,
 tengo miedo de no saber nombrar
 lo que no existe.

Salto de estrella a estrella,
de sombra en sombra,
muero de muerte lejana,
la que ama al viento.

La espera,
 mi memoria iluminada
es como una galería
donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no vendrá.

La espera,
 no quiero ir tras tu búsqueda
como sonámbula y transparente
en nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora rígido sólo me danzo
y me lloro
con tus recuerdos
doblemente sufrida
en la memoria de aquí y de allá.
Y en la noche un espejo de cenizas
 como una visión lejana
refleja tu amado rostro,
en mi corazón de medianoche.

La espera interminable,
pasa lenta, con pausas dolorosas
y en un canto arrepentido,
vigía detrás de mis poemas,
 me amordaza, me quiebra,
me inunda de llantos largos.
La noche que fue de los dos,
se dispersó con la niebla
y quiero mirar tu rostro una vez más
 hasta que se aleje de mí
 el miedo
como un pájaro al borde filoso de la noche.

Pero el silencio sin ti es cierto
y por ello mis palabras vuelan en el aire
porque estoy sola y escribo.
No, no estoy sola,
hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia de perderse en la imagen presentida,
voy en busca de quien soy,
peregrina de mí,
 voy hacia la que duerme
en un país al viento.

Pregúntale al viento


Pregúntale al viento,
mi amor,
cuántas veces te nombré
con un grito callado
para que nadie supiera lo que siento
cuando no estás a mi lado
y si el viento hablara,
te diría todo lo que te extraña
este corazón mío.

Si en mis sueños te nombro
sin que lo sepas,
pregúntale al viento
todo lo que un día
prometimos realizar juntos,
muy juntos
y sólo en sueños se quedó
tan solo por unos instantes
porque si no compartimos
cada momento de nuestra vida
ésta no tiene sentido.

Sí,
pregúntale a tus noches frías
si mi cuerpo no extrañas.

Pregúntale al viento
si al pasar me besa,
sólo por besar,
si enreda mi pelo por acariciar,
si su brisa lleva lágrimas de sal.

Pregúntale al viento
todo lo que pienso en ti
y si al pasar el tiempo se lleva
en el aire algo más…
si me vio llorar por ti
cuando silba,
canta,
gime…
cuando hace esos ruidos
que me hace temblar.

Pregúntale al viento
que me sucede
cuando no lo siento,
no me toca,
por qué no me besa,
por qué va de prisa,
cuán grande es mi amor por ti
y por qué a veces lloro
sólo por llorar.

Pregúntale al viento
si tu amor está en mí
como mar en la popa del barco
que zarpa en la ruta que añora.

El flamboyán
deshojando sus hojas
al soplo del viento va,
pregúntale si a mi vida
unida la tuya está.

Pactaron las nubes y los vientos
para unirnos cada día más,
escondernos en nuestras miradas,
hablarnos en nuestros silencios,
desnudando nuestros sentimientos
en versos que te escribe mi alma.

Fuego de amor
que acaricia suavemente el viento,
transita por nuestras venas,
se funde en nuestros corazones.

Pregúntale al viento
el momento indicado,
el anhelado,
cuándo llegará el juego del amor,
de miradas entrecruzadas,
de roces sin tocarnos,
de suspiros gratos,
de besos que se llevará el aire
a través del tiempo
porque nuestros sentimientos
vuelan ingrávidos como el viento.

Pregúntale al viento
por qué te busco y te añoro,
por qué suspiro en cada eco
cuando tú no estás
y cuando te encuentro,
muy despacio,
con lentas claridades,
desemboca en ti,
cuerpo con cuerpo
igual que agua con agua,
corriendo juntos entre orillas
que se llaman los días más felices.