Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


jueves, 15 de noviembre de 2018

Desamparada


La espera


La espera,
con infinita calma y paciencia,
expectante,
te busco como a una flor,
no lejos de la noche,
mi cuerpo mudo se abre
a la delicada urgencia del rocío.

Hay en la espera, un rumor a lila,
rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol
con pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
 una tribu de palabras mutiladas,
 busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
 los funestos, los dueños del silencio.

La espera,
en ella he dado el salto de mí al alba,
 he dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la silenciosa en el desierto,
la viajera con el vaso vacío,
 la sombra de mi sombra.

Sin desesperación ni ahogos,
sólo con penas profundas,
 te espero tan sólo por un minuto
de vida breve, único,
de ojos abiertos
que te ama en su mirar,
danzando de alegría entre flores pequeñas
como palabras sentidas y dulces.

La espera,
desnuda en el paraíso de mi memoria,
sin conocer el destino de mis visiones,
 tengo miedo de no saber nombrar
 lo que no existe.

Salto de estrella a estrella,
de sombra en sombra,
muero de muerte lejana,
la que ama al viento.

La espera,
 mi memoria iluminada
es como una galería
donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no vendrá.

La espera,
 no quiero ir tras tu búsqueda
como sonámbula y transparente
en nuestro nido de hilos que tú dejaste
y ahora rígido sólo me danzo
y me lloro
con tus recuerdos
doblemente sufrida
en la memoria de aquí y de allá.
Y en la noche un espejo de cenizas
 como una visión lejana
refleja tu amado rostro,
en mi corazón de medianoche.

La espera interminable,
pasa lenta, con pausas dolorosas
y en un canto arrepentido,
vigía detrás de mis poemas,
 me amordaza, me quiebra,
me inunda de llantos largos.
La noche que fue de los dos,
se dispersó con la niebla
y quiero mirar tu rostro una vez más
 hasta que se aleje de mí
 el miedo
como un pájaro al borde filoso de la noche.

Pero el silencio sin ti es cierto
y por ello mis palabras vuelan en el aire
porque estoy sola y escribo.
No, no estoy sola,
hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia de perderse en la imagen presentida,
voy en busca de quien soy,
peregrina de mí,
 voy hacia la que duerme
en un país al viento.

Desencuentros Casuales


Desencuentros casuales,
 el destino nos llevó a encontrarnos
y unirnos con intenso amor
pero luego, poco a poco,
 nos fuimos separando.
¿Cuál fue el motivo?
¿Dime un por qué?

Desencuentros fríos y duros
que alejaron el amor,
aquel que era ritmo en una canción,
voz en sentimientos,
sin que interviniera
el pensamiento y la razón.

Están muy cerca los signos
que a veces ignoramos,
 la suerte, los imprevistos
que nos dejan entrever
el desencuentro inesperado.

¿Por qué el alejamiento?
el darse en el ir coloca al ser
 en un ser desprendido, ligero
y sin raíces pero su corazón
vibra y palpita al sentir
que a su lado no está el amor
que hasta ese momento
vivía junto a él.
Eres una luz que se va de mi vida.

¿Será para siempre?
¿O por un desencuentro casual?
En infinitos árboles del mundo,
cada hoja vence al follaje anónimo
por un imperceptible modo
de no ser otra.

Desencuentros casuales,
 como náufragos tristísimos
en el alba de aquel callar
en donde se abolía lo que no era,
nosotros en nosotros,
quedamos solos,
prendidos a los restos del silencio,
tú y yo, los escapados por mirar.

Desencuentros casuales,
¡dejen de existir!
¡tarden en aparecer, grita mi alma!
¡Tardar nos grita el ser entero!
Nuestro anhelo es estar juntos,
 rechazando el separarnos
por tan siquiera un instante.

Y los dos semidespiertos
en la porfiada penumbra,
nos preguntamos la causa
del no estar unidos, inmóviles, quietos
 en la alta noche
 queriendo saber los porqué
de este desencuentro casual
y con un ansia loca de soñar
con el afán de tardarnos en vivir alejados.

Desencuentros casuales,
en lenguaje de dolor el alma sufre
y con luctuosos llantos
 se anegan las heridas de la separación.
La noche solitaria,
serenamente triste,
su manto de tinieblas
de misterio viste.

Después compilaré mis versos,
mis prosas poéticas
para entregártelos a ti
cuando te encuentre otra vez
y el amor nos reúna
llevándote todas mis desilusiones,
volando como insectos de luz en canciones.

Desencuentros casuales,
que sólo sean vuelo de un día,
que nos rocen sin tocarnos,
que apenas desaparezcan
de nuestras vidas.

¡Cuánta esperanza anida en mi corazón
 irradiando luces en las sombras
que aún nos circundan
siguiendo un ideal
 todavía no alcanzado!

No me olvides


No me olvides,
pedazo de mi alma,
sensación del alma mía,
mi ritmo de la noche,
hechizo de melancolía.

No me olvides,
sangre de mis venas,
constelación de milo estrellas,
manantial de nueva vida,
origen de la cadencia.

No me olvides,
eres mi aurora virgen,
 dueño de mis sensaciones
y en el silencio que nos llega
hasta el alma
sin saber de que ausencia de ruidos
está hecho.

¿son letras,
son sonidos,
son vuelos inspirados y cortos?
No me olvides,
milagro divino,
 príncipe del lejano mar,
 soy tu claridad en la inocencia,
relámpago de cristal.

Vivamos en el paraíso,
sones primeros,
vírgenes tanteos de labios
estrenando los goces
de los tiempos del alma.

No me olvides,
ternura de la tarde,
nostalgia de la luna,
 esperanza cantada,
ilusión nocturna.
No me olvides,
suspiro en madrugada,
encanto de la naturaleza,
obsesión del amanecer,
impresión de la belleza
reflejada en nosotros dos.

No me olvides,
delfín de los cielos,
 fulgor del arte innato,
eres el aire que respiro,
yo te amo tanto…

No me olvides,
te buscaré por lugares ignotos,
sin que lo percibas,
te llamaré en instantes nítidos,
claros,
 momentáneos
 y tú, mi amado,
 escucharás mis suspiros,
 mis frases de amor.

No me olvides,
pienso en ti,
 ésta y todas las noches,
pondré a vivir en cada rosa
y en cada lirio
que tus ojos miran
y en cada trino
cantaré tu nombre,
soñando que no me olvidaste.

¡Qué sosegadamente
se hacía la concordia
entre las piedras,
 los luceros,
el agua muda,
la arboleda trémula,
todo lo inanimado
y el alma mía
dedicándotela a ti!.

No me olvides,
entre las luces y las sombras,
a la luz de quererte
por la tierra y el cielo,
planos suaves de nubes,
 iré hacia ti
con mi cántico dulce
que en mi cantaba.

No me olvides,
pintaré de rosa el horizonte
y de azul los alelíes
y doraré de luna
 tus cabellos.

No me olvides,
así la vida
pasará feliz entre las flores,
los cantos
 y fulgores
de un amanecer único,
sin que enturbiar consiga
su transparencia ufana,
 el no tener mañana
como no tuvo ayer.

No me olvides,
de nuestras fugaces dichas
es el fugaz emblema
y cuando las hojas de la flor
esconden su perfume
se extiende como el canto
pero nuestro amor
es más fuerte
e inextinguible,
y con su encanto
da fulgor
 a la alborada recamada
de oro matinal.

¡ No me olvides,
óyeme en mi susurrar sonoro:
te amo cada instante más!