Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 20 de enero de 2018

La pérdida de tu amor


Te desvaneciste


Te desvaneciste,
 por no estar contigo
en este hoy,
en este ahora,
crece en mí
una hiedra pálida de dudas
que ahogan mi pensamiento
y detienen las horas de la espera
inquieta
y desazonada,
la ramazón de hiedras
que sacude el viento.

Si todo pensamiento
me sabe a tu presencia,
 no puedo dejar de extrañarte
y ya me es imposible
disimular tu ausencia
ya que de esta agonía
nada puede consolarme.

Te desvaneciste,
¿a donde están la magia
 y la fantasía de tenerte conmigo?
Nada en esta tierra
 libera a mi alma
de la inquietud
que la aprisiona
cuando me faltas,
cuando no estás…

Te desvaneciste,
debo dejarte de sentir,
de extrañar,
de pensarte
en segundos
tan sólo para que otros amores
se muevan en mi pecho,
para que sean un mar
a mis sueños y a mi olvido.

No quiero sentir más
el eco con tu nombre
 ni la agonía de tu ausencia,
 ni el manto tibio de tus manos,
anhelo y necesito
otra luz
con mirada nueva
que haga resurgir
 brioso,
salvaje,
victorioso,
un nuevo amor
que en mi pecho vibre
y que un frescor enternecido
bañe con mil caricias
mi cuerpo
que será un mármol tibio.

Te desvaneciste,
eres ahora apenas
 un recuerdo lejano,
un nuevo amanecer
hizo que la tristeza
se fuera al pasado del ayer
que sólo oscurecía mis días,
ahora comenzó una primavera ardiente
y feliz en mi ser.

Después de tu ausencia
en volandas
sueño otras mañanas de colores,
que me llevan a los fondos de mares
y de glorias
encontrando el amor verdadero,
único.
Vibro,
tiemblo
como una mariposa de fuego
y tormenta,
corazón con alas
con aleteos leves
entre latidos temblorosos
y de suaves cadencias
en ansias verdes,
azules,
en ondas y curvas
entre aromas de madreselvas.

Te desvaneciste,
no existes más,
 naufragaste
en un mar de inestable equilibrio,
 tu nombre quedó
en el agua sumergido,
 ya no volverás más
a mis pensamientos.

Ahora quiero vivir
no en un vacío eterno
sino en una creencia
de estar juntos
en el ahora
mi nuevo amor
y yo en un mundo nuestro.

Ya no más tu añorada presencia,
ahora crece
hacia dentro de mis dedos
 la suavidad de una nueva
piel cálida
 y al llamado de sus ojos
se alza de mi sangre
la poeta
y mis versos cantan
y se reflejan
 en los cielos azules
 y horizontes lejanos.


Agobiante





Agobiante,
azotada por fuerzas temibles,
me siento zarandeada
como marioneta al viento,
me empujan,
me arrastran,
me hacen temblar,
 me inclino
 hacia la madre tierra
buscando refugio
y la invisibilidad.

Agobiante,
 ¿por qué los signos maléficos,
 las sombras oscuras,
 las envidias inevitables,
no me abandonan
 y me hacen dudar
de mis actos,
los que creo venturosos,
dignos,
necesarios?

Agobiante,
mi vida serena
dejó de serlo,
me acosan sucesos siniestros
que mi alma rechaza,
 se cierra
como pétalos de la flor
que no alcanzó a ser fruto.

¿Dónde está la humildad,
 la solidaridad,
 la ayuda mutua,
 tan necesarias
para crecer
y amar hasta el infinito?

Agobiante,
es vivir entre errores,
 sin culpas,
en equívocas ideas,
entre heridas
que como saetas finitas
con espinas de rosas
 se clavan,
 hundiéndose en mi alma
 y dejándome exhausta,
triste,
solitaria,
sin mí misma,
vacío el espacio de mi mundo interior
pero siempre,
 defendiendo su verdad clara
y pura,
plena de amor
aún sangrante.

Agobiante,
quiero volver al mundo
de las sonrisas
que se despiertan cada día
al clarear el alba,
al mundo mágico de las almas puras
y plenas de amor
que me rodeen
y giren en vueltas eternas,
 los Ángeles áureos
protegiéndome del mal,
 la traición,
la mentira.

¡Bendita es la vida con amor,
existencia prodigiosa
sin recuerdos dolorosos,
sin memorias sufrientes!

¡Vivir de frente
hacia ese dónde
que nos conduce a la paz de alma,
 queriéndolo,
 buscándolo!

Agobiante,
necesito estar acompañada
por las ansias de ese inmenso querer
de estar conmigo,
riendo,
 danzando,
cantando
en cada segundo
de mi vida.

Ir hacia el paraíso
de los tiempos del alma
 y renacer
 las palabras de amor escondidas
en la memoria de tiempos ya idos,
 frases,
poemas,
 sílabas entrelazadas
que corren hacia el papel
que las espera dormido
en una somnolencia de luces apagadas
 que comienza a vibrar
al recibirlas ansioso
y expectante.

Mi cielo se está
 volviendo nítido,
todo alado de olvido,
 lleno de esperanzas en vuelo,
ahora comienzo a vivir
el Hoy,
 conmigo misma.

¡Qué dicha vivir en la dicha,
plena,
del estar sin vagar
y sin rumbo,
sólo vivir en gozosos instantes
que nunca serán iguales!

¡Toda la vida es única!
 vivámosla en los días
y horas
en que fuimos felices,
lejos del agobiante dolor
 que pudo rozarnos.


Pequeñas promesas

             
               

Pequeñas promesas,
 vienen desde muy lejos,
 para cortar como golondrina  
el cielo azul y celeste
de esta aurora nueva
y me siento casta, luminosa,
 transparente, serena,
andando libre y sin sombras
en un camino de estrellas.

Pequeñas promesas
que pasan por el aire como ramos verdes,
cercando mi sosiego,
 calmo y sereno.

Pequeñas promesas,
 te escucho, te nombro y te reclamo
y mi deseo reverdece hacia adentro,
 puliendo artesonados tu ausencia.

 e convoca y te necesita a mi lado,
 entre suspiros entrecortados y hondos.

Pequeñas promesas,
 el indicio de ti, es como un signo
d  
Renuevas mis anhelos y esperanzas
y siento crecer en mis solares,
olivos, laureles y mirtos blandos
y  
Pequeñas promesas,
tan sentidas y anheladas
que temo despertar en tus pupilas
por no apoyar mis ojos en los tuyos
y por un breve resquicio de mi frente
se asoman a mi pecho  tus sentidos
y tiemblan las barandas de mi cuerpo
al sentir apoyar tus leves
y deseados brazos
 en mi cuerpo estremecido.

Pequeñas promesas,
siento promisiones que de tu piel sin nubes
se levanta un sol joven de rosas circuido