Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 4 de noviembre de 2019

Manantial de amor


Sendas hacia ti


Sendas hacia tí,
travesías inconmensurablemente largas,
soñando con verte frente a mí
 en una sed de tenerte a mi lado.

Desde un tiempo lejano,
 como una querencia,
 un ansia de volver a ver, a verte,
a seguir contemplando
aunque sea tu sombra.

Sendas hacia tí,
caminos entrecruzados,
paralelos, anchos, angostos,
los necesito para llegar
hasta tu presencia
y acurrucarme entre tus brazos.

Si no encuentro el camino,
mía es la falla,
 toda canción está en él,
isla ignorada,
esperando a que sepa cómo cantarla.

Sendas hacia tí,
 misteriosas, impenetrables,
obstruyen mi visión
y tu presencia se diluye
a lo largo de mi vida.

Estoy detenida
en el grave concierto del otoño,
escuchando cómo los violines agitan
un mar de hojas,
en la trocha exacta
donde nuestros caminos del existir
se encuentran.

Tú llegaste
con una breve sonrisa de alegría,
disipando por instantes las neblinas
que envolvían tristemente
mis huellas transitadas hacía ti.

Sendas hacia tí,
 polvorosas en todos sus costados
 por mi pasar de prisa
 llamándote angustiada a mi lado.

¿A dónde alargar mis pasos?,
no quiero sentirme extraviada
en estos silencios
del páramo de mi camino,
quiero recibir la señal,
el signo que me conduzca
aún por un instante
a estar entre tus brazos.

Sendas hacia tí,
son espejos del recuerdo
con aromas de tomillo y madreselva
que de sus piedras, tierras, roquedales,
a mi pecho se derraman.

Mis pasos resuenan
 en el sendero silencioso, solitario
y se pierden en la cinta del eco
enredada entre los árboles.

El camino sin ruido
revela su gris monotonía
si no me conduce a dónde tú te escondes
y continúo con mis pasos cansinos
 buscando la raíz de los quebrantos
por estar lejos de ti.

Sendas hacia tí,
perdida estoy para siempre
si no te encuentro,
sin sentir el cercado de tus brazos
y sigo tras tus huellas
en el ramal entrelazado
de senderos umbríos y misteriosos.

No quiero
que seas en mi presente
el recuerdo de un día
ni dejes en mí,
 huellas que marcaste en mi cuerpo y espíritu.

Sendas hacia tí,
sensación de retorno!,
pero, ¿de dónde, dónde?
¿En cuál de las travesías de nuestras vidas
 nos encontraremos?
¿Cómo, el encuentro?
 ¿con besos o llantos?
Nos hallaremos a tientas,
con las manos, con los gritos,
con los besos tibios y dulces
en el camino
por el cual te buscaba.

Tropiezos


Tropiezos oscilantes,
ondulados,
deslizantes
que me llevan a un mundo nuevo
cada día,
exhausta de ir
tras aventuras nuevas
en mi diario vivir.

Caigo,
me levanto,
vuelvo a caer
y a empezar otra vez
la ininterrumpida danza
tras lo inesperado,
lo imprevisto
que se presenta tantas veces
sin ser buscado
e interrumpe con suavidad,
con ternura,
instantes plenos de amor.

Tropiezos que siempre me conducen
a lugares misteriosos
entre hadas mágicas
y gnomos y duendes furtivos
que me guían
para poder volverme a levantar,
bien alta mi frente
y no inclinarme ni resbalar
de a poco hacia el suelo arenoso
y oscuro
donde yace la soledad sufriente.

Tropiezos, sin tregua,
los tiré en el aire diáfano
para que vayan
en volandas por el cielo
haciéndolos agua
para que llenen los cauces del mundo
con espuma desatada y áurea.

Tropiezos,
deslices que me llevan a abandonar
mis esperanzas
pero no mis prosas poéticas de amor,
las que dejaré que llenen
miles de páginas vírgenes
como bandadas de pájaros al vuelo.

Tropiezos tambaleantes,
callados
pero sentidos,
guardados en el fondo
de lo que mis manos palpan
y mis ojos tocan.
Tropiezos vacilantes,
vulnerables,
aparecen súbitamente
en cualquier instante,
en el menos esperado
y los dejo pasar
sin resistencias ni resquemores.

Suspendidos quedan,
ingrávidos,
buscando un pequeño resquicio
para hacerme vacilar
y sentir esa opresión en el pecho
que sólo el amor puro puede hacer
que los deje atrás,
en el ayer pasado.

Tropiezos,
resbalares sin culpa,
dificultades que afloran
como cactus en el desierto
o como racimos de púrpura salvaje
que cuelgan en el ceibal.

Poco a poco
los pimpollos van apareciendo
como el amor en mi alma
y el canto suave
y sonoro
que abre el sendero
a la esperanza
sin vacilaciones turbias,
sólo con certeras creencias
de que todo, ya pasó.

Querer vivir anhelando amores
en infatigable sed de calmas sin tropiezos,
con ilusiones de vida,
sin cansancios,
tan solo con un poco de felicidad
en instantes inolvidables
plenos de ilusión,
ideas, fe,
imaginación,
creando siempre
sueños de amor.

Renacer cada día


Renacer cada día,
en un amor de éxtasis en noches encantadas
sintiendo el mágico sentir de la vida
donde el tiempo se escurre entre mis dedos.

Quiero sentir contigo las tormentas triunfales
incorporándonos hasta los truenos
y columpiándonos en sus hilos dorados.

Renacer cada día, ofreciendo mis más íntimos madrigales de amor
 a ti, mi amado,  llevándote
por los misteriosos laberintos de mis sentimientos.
Mi tiempo de canto versado ha de seguir,
entre mis prosas he guarnecido de auroras mi soledad,
levantando mi voz con cuerdas de resonancia en mis manos.

Renacer cada día, evocando odas
y caminando por líneas de pasión entre mayúsculas de libertad.
Amo la naturaleza junto a ti,
cuando busca su calor la solitaria gota de rocío
en el pétalo de una perfumada flor.

Al fondo de los profundos océanos astrales
buscaré en pos de la potente luz
que exigen nuestros espíritus,
abrigando ilusiones en las noches de euforia,
plasmando los sueños en hojas sueltas,
flotantes, que el viento agita llevándolas a tus manos.

Renacer cada día
 en poemas que envueltos en su crisálida aspirante al vuelo,
en su gozoso existir nos unen entre frases de amor
que van brotando florecidas.
Renacer cada día contigo a mi lado,
tú estás en cada espacio de mi esencia.
Si respiro tus sueños despierto en tus pensamientos.

Soy la que ya no vive si no estás a su lado.
El amor surge en cada amanecer,
esperando renacer cada día,  llenando mi alma de amor.
En cada palabra, en cada frase de amor,
expreso lo que siento en mis horas solitarias
en las que no dejo de pensarte.
Clamo por ti mi amado amante, tú eres la luz de mi esperanza
y tú mirar me enciende y me arrebata.

Renacer cada día, donde evoco tu presencia
y mi alma ansiosa en melodías te envía como mensajes,
 letras de amor,  por todo lo que por ti siento,
brotan entre suspiros nostálgicos
donde se esconden las prosas que tú inspiraste,
mi numen, el único y verdadero en mi vida.

Renacer cada día, sin rendirnos jamás.
En volandas, en un equilibrio estremecido,
me alzo hacia el azul cielo
en un puro silencio de nuestro existir,
en una gran pausa entre vida y muerte
porque así se crea el escenario de un gran amor.

¡Qué mágico milagro de nuestro destino
que nos estremece en este vivir gozoso!