Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 21 de enero de 2018

La mujer y sus páginas en blanco


Indignante


Indignante,
no sé por qué la vida
me hizo sufrir en un instante
tan sólo sin esperar el dolor lacerante
de una traición sorpresiva.

Tú, el infame,
actuaste como un ser leal,
franco y sincero
los primeros momentos de nuestro existir.

Indignante,
creí en tí
y por poco tiempo viví
el mundo maravilloso de la ilusión
que el anhelo esperado
había llegado al fin.

Pero, de pronto, sin aviso,
en una forma vil y ultrajante,
cambiaste en un instante,
te transformaste en un ser malévolo,
frustrado,
falso,
que otorgas esperanzas incumplidas,
¿Para qué?
¿Por qué?
Mi vida en un segundo cambió,
mi mente y mi alma brillantes de alegría,
y de arte de amar,
se derrumbaron con estrépito.

Y ahora, a los pies de lo hecho
tan solemne y tan seguro,
ya no sirve,
olvidado está
y yo salvada, virgen,
ímpeta primera de todo y
nunca de nada.

Indignante,
Inútil héroe blanco,
con venas sin estrenar.

Tú arriba,
 ingrávido, leve,
salvado ya de ser vida tú mismo
para vivir en el cielo
monosílabo del puro arranque, en la chispa
que nada prende, vivirás

¡Qué lejos de lo acabado!
Tan solo de estar queriendo vivir sin Amor,
diciendo siempre que no
a las formas y a los tiempos
¡Tonta fui al creer en alguien sin valor,
sin honradez,
sin lealtad,
que se había acercado a mi vida
por instantes de mi existir.

Indignante,
La decepción me colmó,
me desarmó en mil pedazos,
destrozó en espejuelos
agudos y frágiles
mi corazón crédulo e inocente.

Borraré de un plumazo
el poema que escribí pensando en ti,
buscaré en mi mente y en mi alma
el amor por la vida
que siempre existe en mí,
el amor de vivir en mi orbe,
en paz,
felicidad,
esperando siempre con ilusión
al que realmente me colmará
de verdades, de palabras de amor.

No dejaste ya, ninguna huella detrás
vivirás escapado de tu cara
de mi alma que será
hoja fresca del adiós.

Vivir: mirarnos en el adiós.

indignante,
Ya te marchaste,
inútil buscar por donde anduviste,
¿Seguirte?
Imposible.

Cuando andas no te diriges a nada,
tú no sales del existir
centro puro de ti mismo,
son los rumbos confundidos
los que te van al encuentro.

Locura mía de creer en alguien
desconocido y traicionero.

Voy feliz,  ahora,
al sendero recto
con rumbo seguro,
con mis pies desnudos,
pisando firme el césped fresco
que me lleva a la plenitud de mi ser.
´
Voy hacia ti,
el que me está buscando,
plena de esperanzas y dichas sin fin.

Voy rompiendo trabas,
abriendo puertas y ventanas,
volando con mi espíritu
con alas doradas
al cielo azul,
olvidando recuerdos inmerecedores de dolores,
sólo ir despacio al infinito
lugar mágico
donde me espera lo único
que es lo que une al mundo

¡el amor!

Invadiendo mi silencio



Invadiendo mi silencio,
tú el que intentas murmurar,
constantemente,
tus palabras sentidas de amor
no dejando que me encuentre
a solas conmigo misma
para borrar de mi mundo interior,
antiguas desolaciones.

Quiero mi silencio mudo
 incluso hasta en el viento que toca mi oído,
o el eco que se asoma a burlar mi voz.
Hoy necesito soledad,
el cielo está oscuro,
la luna se ha ido,
 las flores no tienen la esencia de ayer.

Las aves volaron dejando su nido,
me siento sola,
pero sé que tú vendrás
al grito desesperado de
¡vuelve a mí, no me abandones,
necesito tu amor!

Invadiendo mi silencio,
estoy en penumbras con todo mi hastío
 y en cada suspiro lloro una oración
que clamo en silencio
porque sé que todo fue pasado
y que tú vendrás a mí,
dejando en tinieblas, dolores ya idos.

Invade el silencio todos mis espacios,
mi vida marchita navega sin ti,
en un triste andar
 se mueren mis pasos,
 te buscan sin tregua
para que me traigas al hoy
donde tú me esperas.

Invadiendo mi silencio,
sin ningún encuentro, sé mi amor,
 vigía de esta silenciosa
que quiere regresar
de su viaje interminable
en el desierto de su alma
y que su corazón,
de la mano dulce de la brisa,
llegue hasta ti.

En la caricia de tu voz,
yo era el umbral de tu presencia,
yo estaba en la sombra de tu nombre,
yo habitaba en ti,
 pero en mi mundo de silencio,
no te encuentro
y un profundo dolor invade mi corazón.

No me dejes estar en el completo olvido,
hazme llegar sólo una caricia leve,
el recuerdo de una sonrisa,
 la mano dulce de la brisa
y acércate con ternura
a mi mundo de silencio.

Invadiendo mi silencio,
 tú, sin prisa, despacio, lentamente,
te vas adentrando en mi mundo
 para hacerme beber
la fuente de la vida,
aquella que dejé
sin casi darme cuenta.

¡Ven! ¡Entra en mi alma y hazla renacer!
Que poco a poco
tu magia invada mi ser
despertando sus deseos
 de gozar y amar
y así lograrás detener el tiempo
entrando al silencio de mi alma
para vivir contigo
suspiros leves y caricias cercanas.

No quiero que seas
en mi mundo de silencio
un simple reflejo
en mi imaginación
y que al despertar mis ojos no te lloren.

Invadiendo mi silencio
con tu presencia en mi cuerpo
para darme la flor del amor de la vida
que hoy desvela mis pensamientos
con silencio de olvido.


Desde el fondo de mi alma



Desde el fondo de mi alma
escribo para ti,
 mi amado amante,
siento fluir mis versos,
mis frases, mis estrofas
al pensar en ti,
es un canto que perfuma
y ese perfume canta
 todo el amor de mis sueños.

Cada estrofa es una nube
y para flotar en ella
hay que tener luz de estrellas
y corazón de querube.

Desde el fondo de mi alma
tu sensualidad que me llega sin tocarme
 me despierta
 como gotas de rocío al amanecer.
La inspiración más pura,
fluye para escribir ideas,
 frases, palabras,
dando vuelo a mi todo.

Algunas estrofas
que aparecen en esas hojas en blanco
hacen que mi corazón se asombre,
las quiero por audaces
porque sé que en mis anhelos
hay horizontes
para los mundos y los cielos.

Desde el fondo de mi alma
surgen los versos fugaces,
cubiertos de diseños
en las puntas de las olas
alumbrando mis intentos
entre curvas, más curvas,
se inician dibujando mis anhelantes ideas.

Desde el fondo de mi alma,
 los monosílabos van diciendo
en la arena sin huella,
 más, más, más, más
y el propósito se dibuja
en prosas poéticas.

Los deseos
de hacerte llegar mis versos
convocan desde las honduras,
 descienden del firmamento,
 luces, sombras, brisas, vientos, cristales
que son espumas
surtidoras de amores y de palabras.

Como fugitivas centellas
rebotando en sus reflejos,
van cayendo de a poco
en hojas sin estrenar,
hojas de la orilla
que se acercan
con el seno de las olas, tiernas,
llegan tibias al papel
al gran taller del gozo, feliz,
de hacértelos llegar a ti,
mi amado amante.

Desde el fondo de mi alma,
tan blanco como la espuma
trabaja mi pensamiento,
 bosquejando entre haces de luces,
entre resplandecientes afanes,
los versos de amor
que velando están en puro juego
en un ardoroso buscar
la plenitud del acierto.

Desde el fondo de mi alma,
 te busco a ti,
mi inspiración.
¿Dónde vives, solitaria misteriosa?
Por hallarte mi alma no reposa,
vuela y vuela bajo el cielo
y sobre el mar.
Y tan solo como un sueño
que se esfuma,
 ve un revuelo de tu clámide
en la espuma,
ve en los astros
tu dulcísimo mirar.

Pálidamente y en secreto
los versos responden y aparecen
desde lejanías o de frondas
 donde se habían guarecido
y en las estrofas
van los sones brotando
 como pasos de visiones
que conmigo
 los estuvieron buscando.