Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 10 de enero de 2016

Herida en el alma


Claroscuro


Claroscuro,
mi vida se desliza lentamente por un fuego helado
que deja mi corazón apesadumbrado
y entre quejas y penas
mi alma en un grito de silencio ensordecedor
clama por paz sin lágrimas dulces.

Claroscuro,
entre mares de letras,
monosílabos,
frases como en una marejada con oleaje alto
me interno en mí misma.

Se me vuelan los ojos
entre colinas y llanos
en este mediodía cielo de raso
y me tiendo  en el verde prado
entre el roquedal y el bosque.

Claroscuro,
amarillos y verdes,
amariverdes,
escuadras implacables y sutiles
pinceles duendes fríos y cálidos.
Fuiste y serás
el amor de mi calma
y excitación ya y nunca.

Mis poemas se irán al mar o al rio
entre las sombras de los sauces
y llegarán a ti para aceptarlos
o rechazarlos.

Me los devolverá
la tarde en un claroscuro
entre puñados de agua cristalina y turbia
entre ristras de voces
bajo los árboles frondosos y raros
Claroscuro,
mi corazón late en una acertada
y confundida alquimia
secular de los jardines
trocando la sigilosa confidencia
en alto aire cercano y lejano,
tallado,
esclarecido.

Claroscuro,
de mi sombra ingrávida y caduca
entre promesas huidizas
y venideras del amor en las manos.
Te veo llegar con tus dos ojos
sin mirada
y tu silueta apenas sobrevive
difusa y estival.

Claroscuro,
se me ha perdido tu nombre
y tu rostro y tu figura,
los ha filtrado el tiempo,
en anexar y desunir,
entre sordinas atronadoras.

Claroscuro,
el recuerdo es olvido,
de tu silueta apenas sobrevive
entre alegrías y hastío
una imagen cercana y lejana a la vez.

Eres de un país de hechicería
donde la brasa ignora la ceniza
y el mirar es un modo azul
que atiza la brasa
y arremansa la alegría.

Claroscuro,
amor impetuoso y calmo
que llevó a una pasión desbordante,
avasalladora y tierna.

Sueño crecido,
impulso que descarta la unidad.
¡Oh milagro realizado!
¿Es esto un diálogo inventado?
¿O es que mi sangre harta de pájaros y de sueños
busca enhebrar la perfecta compañía
de tu amor imposible y verdadero?

Crónicas de amores vividos


Crónicas de amores vividos,
dormidos en el dulce rincón
de los recuerdos guardados.
¿Por qué volvéis aquellos,
tristes y olvidados
a la memoria de placeres perdidos?

Amores vividos en ayeres de ayeres,
en el hoy,
en el ahora,
los quiero porque sus alas sobre mi sien,
flotaron, yo sé lo que me hicieron sentir,
yo sé lo que me hicieron soñar,
todas las vibraciones
y latires que sentí en cada segundo
en mi laúd con sus cantares.
Crónicas de amores vividos,
historias inolvidables,
imborrables de mi existir.

Mi mente se abre
para que los relatos me salven
de una soledad infinita
que se despliega en un abanico romántico.
Las prosas poéticas de amor
que me inspiraron en mi vida esos amores,
las que dejaron huella,
las que me marcaron
con sólo nombrarme en mis labios,
se hundieron entre las ruinas
de algún idioma inmerso en la Tierra.

Crónicas de amores vividos
que me hacen cantar ebria de dicha
y de emoción cuando pronuncio nombres,
fechas, lugares,
minutos, segundos,
vividos cada uno con total intensidad.

Mi espíritu todo se envuelve de luz
como una aurora y su resplandor rosado,
mis amores vividos,
se hacen realidad,
plenos de místicos aromas
acallando toda pena,
mitigando todo afán.

Crónicas de amores vividos
que por haber vivido
encienden el sol
como lámparas de cegador rubí
y en mi paraíso de cristal
y agua mil besos me buscan,
acarician mi piel,
descubriéndome toda,
lentamente,
sin temores ni dudas porque mi cuerpo impar,
tenso y desnudo
ya no se hará visible más
que para el único amor verdadero.

Y creo que me aman,
alguien ya sabe que existo,
que puede estrecharme entre sus brazos
y que por eso lo amo.
Crónicas de amores vividos,
así la vida pasa feliz entre las flores,
los cantos y fulgores de intensos amaneceres
sin que se enturbien los sentimientos
en su diáfana transparencia,
el no tener mañana
como no se tuvo ayer.

De las fugaces dichas las palabras,
las ideas,
las prosas como emblemas
van a las hojas de cada flor,
se van a su perfume,
se dispersan en cantos,
buscándote a ti,
el que hizo palpitar y vibrar
mi corazón con todo su ardor.

Y entre un gran humo de pájaros cantantes,
el relato de mis amores,
entre las brisas se alza y asalta
su magnífica vastedad.
Siguen el reflejo del agua en playas virginales,
sin reposo,
porque el mar se resiste,
ola tras ola a que se escondan
las huellas de los cuerpos.

Crónicas de amores vividos,
quien va a dudar de las historias que dejaron signos,
deslizándose entre las leyes más antiguas
que los dioses abrieron en la tierra,
los gozos,
las dichas,
los placeres.

¿Quién va a dudar de esa verdad tan clara
en las antologías en todos los idiomas
que el amor tejido
entre coronas en noches invernales
es lo más perfecto y deseado del mundo?

Instante de amor


Instante de amor,
breve,
brevísimo pero intenso,
apasionado,
haciéndome vibrar
todas las cuerdas de mi cuerpo.

¡Qué olor de azahares y madreselvas
a mi pecho se derrama
al sentirte en mi alma!

Eres la luz que ilumina mi alma encendida,
me enseñas la orilla de ese mar que descansa
y al rayar el alba puedo tocar tu silencio,
instante supremo,
despierto el tormento de un amor sin fronteras,
sólo instantes,
pequeños espacios de presentes eternos.

Instante de amor y dulces miradas
con cálido encuentro a puertas cerradas
con un mar de palabras no pronunciadas
y caricias aisladas con un verbo inspirado
en un mar liberado.

Al llegar el ocaso de una línea de mi vida,
recordaré ese instante,
único,
reflejándose siempre
en el espejo de mis pensamientos
y besaré en silencio
que dio vida al placer de sentir en mi alma,
tu ser.

Lo que sentimos es un camino sin un principio…
ni un final.
Fiel a mis instintos y al deseo de vivir
una experiencia mágica,
única,
distante,
sobrenatural,
te escogí a ti en un breve instante y tú a mí,
con la única protección de mi secreto…
tú secreto,
corriendo juntos los momentos breves
como los más vibrantes del amor.
Instante de amor,
suspiros entrecortados
como cantos de aves en enero al abrirse
las amapolas bajo nieve,
invisibles.

Se escucha el canto del gran hallazgo
que al amor se le oye,
su soliloquio,
claro,
sin esperar que llegue ese día preciso.

Sólo cuando el amor despierta,
me roza por instantes aún en una noche fría
ya que el impulso del amor brota
con música de liras el don de alegrarse,
seguir su ímpetu y conquistar
su forma por el aire diáfano.
Instante de amor,
breve pero lento,
pleno de placer y alegrías,
deja lágrimas de emociones llenas de ti
y de mí en surcos de pasión aclarando
tristezas y llenando melancolías.

Lágrimas por quererte,
secarlas con sentimientos
que perdurarán por siempre.

Y de noche te sueño,
te contemplo a mi lado
y te miro sin saber que existes,
en poder pensarte y te siento con amor,
aún sin saber si estarás junto a mí algún día.

Instante de amor,
sueños que ilusionaron,
sonidos que se soñaron,
miradas que pretendieron poseerte.
Suaves llegaron tus palabras
¡todo ilusión,
pretender que existes,
que me amas!

Déjame amarte aún sin tu saberlo,
amarte es mi presente,
es mi futuro,
sólo sueño amarte porque amarte es mi ser,
es mi vida,
es mi anhelo,
mi deseo más profundo.

Instante de amor,
te hago llegar en él mis palabras,
mis sentimientos,
¡siéntelos!
y búscame más allá del final del mundo.