Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 15 de julio de 2015

Discordia


Embrujamiento de amor


Embrujamiento de amor,
hechizo encantado
que encendiendo velas
donde el viento sacude mi negra soledad,
me lleva a evocar el pétalo de tu sombra
que vive en la eternidad.

El silencio me sigue,
pienso en tu sonrisa
y tu sonrisa está conmigo
 y sigue clavada por siempre
en mis ojos
detrás de tu perfume que se negó a partir.

Embrujamiento de amor,
la lluvia desgrana el gris de tu mirada,
 mi angustia se prende
de cada gota pordiosera
que me regala el recuerdo
de tus ojos plomizos y aleteantes.

Me fascina lo que tú eres para mí,
el fino aliento de la aurora
y el abrazo de sentimientos mansos.
Eres el conjuro
de mis días de tormentas,
la claridad ladina que perfora nubes,
 la placidez del agua
que en mi piel revolotea.

Me seduces, me encantas, me hechizas
y toda esa cosquilla
que se mueve por mi sangre,
 te llama y te siente mío
 para siempre.

Embrujamiento de amor,
cabalgando en vientos de perfumes y oro,
consumí tus besos de mariposas y miel,
 tus caricias me ataron
a la sombra de tu fuego
y en tus palabras
 enredé mi alma para siempre
aunque mi cuerpo
 te siguió febrilmente
 por caudales de tiempos perdidos.

Soy tu niña,
la de la piel de nácar,
aún en este otoño mío
y acaricio el silencio de tu ausencia,
porque desde tu lejanía
siento tus caricias venir a mí,
febriles y con desatada prisa
que en galopes de metal y plata
 llegan a mi cuerpo
nostalgioso y anheloso
de tenerte entre mis brazos,
 donde bulle mi amor pleno.

Embrujamiento de amor,
 con la fuerza vital de la Tierra,
me interno en mí misma,
salvaje y primitiva
para lamer mis heridas
y renacer bajo la lluvia,
soy quien soy y sé que soy
un alma tejiendo amor.

¿Quién me ama más que tú?
Con un hechizo de callado empuje
se te sintió venir,
desde soterrados abismos,
lindes de tierra por los cuatro lados,
bajar y subir desde tinieblas seculares
a luces que como miraderos de amor
 se ofrecen a nuestras almas de antes.

Embrujamiento de amor,
toda canción está impregnada de él,
esperando que tú sepas como sentirlo.
Amanece en el papel,
dejado por el viento
y en una blancura indecisa,
va directo hacia tu trémula espera
y acercándose va
como goces que llaman,
despacio y en silencio.

Todo está escrito


Todo está escrito entre los dos,
con palabras de luz en nuestro destino.
No podemos desoír su voz ni su llamada
pues el amor es suave lluvia de oro
cayendo en la floresta de las almas.

Aún la melancolía en el amor
nos convierte a los seres en poetas,
surgiendo las más hermosas
y sentidas melodías
que se derraman por nuestros cuerpos
como el río desborda sus almas en el mar,
dejándonos arrastrar
por la corriente de la pasión.

Todo está escrito,
en los cielos abiertos van trazando
 los pájaros códigos de vuelos,
 las estrellas se leen
con largas lentes claras
que descifran el misterio de la vida,
de enigmas alejados.
Las tierras más remotas
con colores azules, verdes, rosas,
 entregan sus secretos en los mapas.

Y el pasado se ve tenuemente
tan escrito en los ojos,
en tus ojos,
que son elegía o cántico
que brotan desde un arco iris en el cielo.
Todo está escrito,
tu nombre no se lee donde se lee,
está en mi corazón enamorado
y contigo la Tierra es el cielo del cielo
y entre tus brazos no se sabe
de qué profundidad viene el amor,
lejano, sí de honduras de cielos
o entrañas de la Tierra.

Todo está escrito,
porque hemos pasado
por la senda estrecha
en los grandes zarzales de la vida,
sin hacernos ni una herida
ni sentir dolor ni pena.

Todo está escrito
y cuánto más te acercas
te siento despacito recorrer mi alma
y entre árboles llenos de nidos
va un raudal lleno de rumores dormidos
en lechos de algas y de flores.

Y sobre la sombra nocturna del éter
en la inmensidad,
 la Luna, triste y taciturna,
vaga en plena soledad,
mientras nosotros nos acunamos
entre abrazos tiernos y dulces besos.

Todo está escrito,
 los dos nos comunicamos
en un abrazo sutil
cuando los cristales duplican
el blanco disco de marfil.
Todo está escrito,
 el tiempo río que huye
y puede acontecer
que cuando queramos proseguir,
perdidos,
 nos hallemos en las sombras
 de un remoto ayer.

Todo está escrito
y un tropel de versos nos envuelven,
son los versos que se agitan
y rápidos se dispersan
como musicales flechas,
van en busca de las hojas,
van para no volver a lugares misteriosos,
sí  para volcarse en ellas.

Todo está escrito,
seguimos un ideal
que no se alcanza pero al fin,
con toral esperanza,
creemos que en un flotar suave,
surgen,
plenas de amor nuestras quimeras.

Prefiero la noche


Prefiero la noche,
son las horas en las que amustian
las nubes vespertinas,
sobre la azul altura
del vasto firmamento.

Asómanse los astros,
cuyas luces divinas como miradas
pesan sobre mi pensamiento.
Y es mi hora,
en las que entre la voz lejana
de la campana
que con lentitud las notas
del Ángelus desgrana,
a mis hojas en blanco
 los versos de amor anidados
 en mi corazón
 se vuelcan sin cesar, con prisa
para que no sean olvidados.

Prefiero la noche,
porque mi fantasía con audacia inquieta
sin cesar te busca.
¡Oh, poesía!,
 en la nocturna soledad secreta.

Muchas veces,
misteriosa poesía,
 frases de amor dolido,
manchan mis páginas albas
en el tedio de las noches acíbaras
y vuelan por todas mis visiones de armonía
 que se ocultan cuando el cielo aclara.

Prefiero la noche,
en ella te busca mi cansada fantasía
y mis sueños se tienden como aves raras
cuyas alas exploran
hasta horizontes lejanos y oscuros
tanteando tu imagen,
la única imborrable,
 para mí por siempre.

Como solitaria misteriosa,
vago volando bajo el cielo
y sobre el mar
en la noche profunda y estrellada,
tratando de percibir tu figura
que añoro
y tu dulcísimo firmamento
y en instantes como un sueño
que se esfuma,
 creo entreverla en un revuelo de la espuma
o en los astros del Universo.

Prefiero la noche,
porque la Luna me acompaña
con su fulgor, blanco y brillante.
Mi corazón puede correr
a regiones ignotas
apareciendo en el pentagrama
vacío de mi alma
 las notas que buscaba
y no encontraba y que inútilmente
yo clamaba para inundarla de amor
como en un agitado río
entre tupido follaje.

Prefiero la noche,
con la Luna como nota errante
que parece que extravió su cantar
 pero aún así con su luz agonizante sigo,
en mi perenne búsqueda
de aquel a quien no puedo hallar,
mi ideal no encontrado.

Prefiero la noche,
 porque mis versos me aroman el alma
y los busco en los sones de liras
que van brotando
entre pasos de visiones
que conmigo los van buscando.

En algunos momentos
no responden,
no aparecen en ningún lugar
de mi mundo interno
y entonces me inquieto.

¿En qué lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo qué estrella se guarece?
Vuelve a mí, en esta noche mía,
nuestra,
ven con el viento,
las brisas,
los astros del firmamento.

Prefiero la noche,
 quedarme un instante suspendida en lo Eterno
e ir como el viento,
nómade del existir
 transitando por la expansión del Universo.