Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


martes, 9 de abril de 2013

Lo que soy y lo que fui


Soñadora


Soñadora, me envuelven los sueños de amor como suave manto levísimo, buscándote, amado, sin saber donde encontrarte con miles de palabras invisibles, gritando tu nombre en el espacio infinito.
Soñadora peregrina, sobre el balcón de mi vida, veo obnubilarse la aurora por cenizas de estrellas apagadas y necesito tenerte a mi lado.
Como soñadora fiel, bañé con luz de luna mis poemas de amor, esculpidos para ti en papel por ríos de sueño, por siempre.
Soñadora, que escribe en el terciopelo de mis versos, mi amor, que la musa inspira cuando me encuentra y se irá al alba entre perladas brumas del recuerdo.
Soñadora, busco la raíz de los quebrantos para hacerlos desaparecer, para siempre y poder encontrar el amor cálido, el que me espera y entregarme al goce perfecto.
Soñadora, voy a los ayeres sin angustias desoladas, con el anhelo de evadirme por fin, de frustraciones y vivir soñando en el aire llenos de memorias, plenos de luces, de felicidades e ilusiones de afanes de amar y de ser amada.
Soñadora de tibios presagios sin rumbo, que corren tras ardores de amores, sin soledades en sus labios, en búsqueda de tu cercanía, presentida ya muy cerca.
Soñadora que vive buscando con los ojos, penetrantes, avisores, en las altas madrugadas tus vagos rasgos imprecisos, tu cuerpo fuerte, tu inventada figura, imaginando donde tú estarás. Allí en la oscura noche donde el silencio lo puebla todo.
Soñadora que muy despacio, con suspiros en eco, en lentas claridades, encuentra tu cuerpo y vamos corriendo juntos entre orillas que se llaman los días más felices.

Caminos olvidados


Caminos olvidados, senderos transitados en el ayer, no están entre los recuerdos que dieron calor a mi corazón.
La vida, vivida a pleno, nos lleva por lugares y momentos sorpresivos, penosos, pesarosos, inquietos y de amores falsos y verdaderos.
Caminos olvidados, sin cercas ni trancas, sin puertas con llaves ni candados, abiertos a la vida para sentir, amar y sufrir en momentos que se proyectan al hoy y al mañana si no los dejamos en el olvido.
Caminos olvidados, trillados, con huellas hondas y barrancos profundos que dejaron marcas en nuestro corazón pero que sensibilizaron nuestra alma para que en el Hoy sea transparente y diáfana y dé todo su amor por todos los rincones de este cercano mundo en el que vivimos con fe y esperanza.
Caminos olvidados, los vislumbro lejanos, distantes, entre curvas y vueltas perdiéndose en la nada, me han dejado experiencia y ganas de vivir a pleno.
Desde estos caminos olvidados nacieron de a poco mis primeros poemas de amor, senderos con palabras etéreas, frases dulces, letras que comenzaron a inundar mi mente para enlazarse y caer, sin darme cuenta, en papeles traídos por el tiempo.
Caminos olvidados, espejos del recuerdo, mis pasos resonaron en las aceras solitarias de la vida y se perdieron en la cinta del eco enredados entre el follaje entretejido de dolores, alegrías, amores, apurando la vida en la breve llama de la inmensidad del tiempo.
Caminos olvidados, me llevan en instantes a recuperar la azucena jubilosa de la infancia, a sentir el goce del primer beso de amor.
El ayer no fue sólo momentos de tristeza ni de cansancio de los días, ni de miedos con temores, también fue un dichoso sendero de música y de formas, de cantos y risas, de amores vividos sin sombras ni pesares.

Mi vida renace


Mi vida renace, el numen de mis poemas de amor se rompió en mil pedazos de cristales punzantes y afilados.
Su imagen destrozada y esquiva no inspirará más ni una frase ni una palabra de amor sentido y verdadero,
Iluminé con mil soles brillantes su no existente amor, sólo era un mero seductor, sin luces ni destellos.
El príncipe azul idealizado cayó lentamente al abismo del olvido, ya ni su voz, ni sus arrullos llegan en ráfagas sin tiempos de la nada.
Mi vida renace, tú el que seducías ya no existes, caíste en la profunda hondonada del pasado, con olvido.
No merecías mi amor ni mis poemas, mis palabras enternecidas por sentimientos puros y únicos, sólo te has convertido en un fantoche de marioneta, rota por el paso del tiempo.
Mi vida renace, ya no eres parte de mi vida.
¡Quiero amar al que sea verdadero y único! y que me conduzca a vivir a su lado por siempre y me acompañe a seguir la travesía de las nubes con esperanza y fe en el mañana.
Mi vida renace, es como un gran naufragio en el callar donde se termina lo que no era nosotros en nosotros y como un gran milagro me escapé de los lazos que a ti me unían.
Mi alma gritó: ¡Basta! ¡Termina el largo suplicio de pensar en ti!, defendiendo inmóvil, trágicamente quieta el derecho de buscar otro amor que no me niegue la luz del afán de vivir amándonos.
Mi memoria te borra de mis recuerdos, se van tus falsas palabras de amor, déjame volar ingrávida en esta nueva vida, sin sombras ni dudas de existencia.
Y así contemplaré, asombradamente, que mis poemas de amor, mis frases sentidas, vuelan rápido a las hojas sin que tú, el numen, aparezcas en ella.
Mi vida renace, suelta, inocente, desnuda, feliz como en un mar inmenso y ya la luz de lo gozado y lo sufrido se me revela atrás, transparente y pura ya que el vivir hasta ahora ha sido sólo trémulo presentirse jubiloso.