Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 24 de diciembre de 2017

Mi Júbilo


Esperando tu llegada


Esperando tu llegada,
aquí estoy,
expectante y emocionada,
ansiosa,
entreluces del hoy y del mañana.

Solo espero tu llegada,
cada día,
cada tarde solo tú
enciendes la flama
que no quema pero arde.

Esperando tu llegada,
para gozar sin prisa
de tu presencia añorada
para que veles mis noches de sueños.

Quiero que en mis auroras
tu aroma me envuelva
y sentirte cerca mío,
muy cerca.

Esperando tu llegada,
en un tiempo cercano,
intimo y nuestro,
sin afanes indecisos,
sí con esperanzas nuevas
sin nunca más perdernos ya de vista,
de volver a ser uno,
de juntarnos fatalmente perdidos
en la vorágine de nuestros besos.

Esperando tu llegada,
anhelada,
deseosa de sentir tú aliento
fresco y cálido.

Te espero aquí,
tras la paz de intactos cristales
en nuestro manantial de dicha
que suave mana,
en nuestros sueños
remontándonos a nubes altas.

Esperando tu llegada
busco tu sonrisa flotando en el éter,
buscando tus labios
los míos para cubrirme de besos,
disipando para siempre
las neblinas que me envolvían tristemente.

Esperando tu llegada
mi corazón espera descansar ahora,
en la breve rama de tu pecho
y aunque muera sé que vivo
en los claveles futuros de tu cuerpo.

Esperando tu llegada
en el grave concierto del otoño,
escuchando como los violines
agitan un mar de hojas amarillas,
rojizas,
elevadas por el viento.

Te espero desde los campos de amapolas
y solo tú irradiando tu fulgor
secas las fuentes de mi llanto.

Como el nardo juvenil
guardas en tus entrañas los bálsamos
y secretos de lumbres
que hacia el tristísimo corazón cansado,
lo colmas de las blancuras del astro.

No importa que te aleje,
que aún no estés a mi lado
por mares o el tiempo te aparten
porque por sobre la verde muralla del agua
agitada llegas,
al fin a ver los carismas
divinos de la luz y del canto.

Esperando tu llegada
mi corazón late en este rojo silencio
de mis ríos interiores
y bien oculta duerme la esencia del ser
que no logra vivir sin ti.

El amor ha de estallar mañana,
retenido en pimpollo,
donde mi alma,
cercada de tinieblas
al infinito descansa.

Te quiero junto a mí


Te quiero junto a mí,
recorriendo
el largo y serpenteante
camino de la vida.

Aunque el cantar de los grillos,
el murmullo suave del viento
y destellantes astros del cielo
me acompañen en estos momentos,
te quiero junto a mí.

Te quiero junto a mí,
alegre y apasionada
nunca podré ser
si tus besos en mis labios
no puedo poseer.

Te quiso y no puedo dejar de quererte,
no puedo olvidar tus besos ardientes.

Te quiero junto a mí,
los crepúsculos danzan en el cielo,
busco tu voz en todas partes
y no la encuentro,
pido ayuda al viento,
lanzo un grito al cielo
¡te quiero!...
¡mi amor,
te anhelo!

Te quiero junto a mí,
te necesito,
quiero que sepas
que eres todo para mí,
si estamos juntos,
aceleradamente la noche
moviliza brisas tiernas,
se cubren las enredaderas de jazmines
con vergeles súbitos y se dibujan,
diestramente,
arabescos celestes
con luceros en nuestro cielo.

Te quiero junto a mí,
lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentirla venir
y estar muy unidos,
tú y yo
sintiendo el temblor
de la dicha anhelante
de verse conquistada.

Quédate junto a mí,
ninguna distancia podrá borrarte,
no hay imposibles para los dos,
toma mi mano,
no te voy a soltar
porque sería como romper una promesa,
lazos invisibles que nos unen
desde el más allá.

¡Qué sencillo el gran milagro
de estar juntos,
muy juntos,
tú y yo!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

Te quiero junto a mí,
gran escenario,
horizontal silencio
que va a llenarse todo,
porque unos labios
se abren suavemente
y nuestras voces desnudas
se dicen a sí mismas,
inolvidables.

Te quiero junto a mí
y así surgirán de la nada,
del espacio vacío las letras
de nuestro cántico,
autores lentos
somos de alegrías de la vida
que el suave viento alza
y las entrega al mundo
que las espera
en las altas madrugadas del día.

Te quiero junto a mí,
consumación feliz de tanta ruta,
último paso,
amantes,
pies en el aire que lleva amor
a donde amor espera.

¡Somos imágenes
que inclina su hermosura
sobre espejos que nunca las reflejan!
Me dices que mis ojos brillan
como la luna
y que mi belleza es como el mar,
eres la mujer que quiero amar,
por esto te quiero junto a mí.

Para ti no escribiré


Para tí no escribiré,
mis versos no serán más para tí,
algún día escribiré
un poema que no mencione
el aire ni la noche,
un poema que omita
los nombres de las flores,
que no tenga jazmines o magnolias.

Quédate en un rincón
de mis recuerdos
y algún día te escribiré
un poema sin pájaros,
sin fuentes,
un poema que eluda el mar
y que no mire a las estrellas.

Algún día te escribiré para tí
un poema que se limite
a pasar mis dedos por tu piel
y que convierta
en palabras de amor verdadero,
tu mirada.

Sabrás que ya no te amo
y sin comparaciones,
sin metáforas,
algún día escribiré
cuando ya por completo
te hayas ido de mi vida,
un poema que huela a tí
en un canto que fue mi dicha.

Atolondrada y confusa,
demasiada llena de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectada del otro lado de la piel,
atormentada por el interminable crujido
de este corazón, tierra cuarteada,
ceniza gris en mi pecho,
así pasan estas noches
de calor y duermevela,
estas noches
en que no estoy contigo.

Para tí no escribiré más
y haciendo un hueco
en la inminente llegada de la luz,
soy voz al fin,
hermosa y afinada,
pura y descansada
pudiendo confundir mi mirada
con mil estrellas fugaces,
tocando una eterna melodía inolvidable,
salvándome del olvido.

Para tí no escribiré,
en el silencio de la quietud de mi vida,
mi mente navega
como un náufrago sin sentido
recorriendo cada rincón de tu vida
y sin darme cuenta me pierdo.

Mis labios no van a pronunciar
palabras de amor hacia tí,
de mis manos no brotaran
más caricias leves,
volátiles ni tiernas.

Para tí no escribiré más,
no más poemas de amor
que iban hacia tí,
no quiero escuchar mas tu voz
que le daba sentido a mi vida,
que era la música de mi alma,
tu voz,
sonido del agua,
conjuro,
encantamiento,
¡ya no más!.

Déjame vivir conmigo
misma escribir mis versos
sin pensar en tí,
déjame al fin sola sin tu amor frío
y silencioso que como
húmedo río subterráneo
recalaba en los tejidos de mi ser.

¡Márchate de mi vida,
bramando en torbellino ciego,
llévate tu tempestad
volteando tu raudo mundo,
déjame que mis palabras de amor
no sean más para tí!