Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 26 de abril de 2015

Te amo en silencio


Destello Azul


Destello azul,
fulgor del alma,
nace de una fuerza extraña
de asustar al miedo,
un agua no pausada, sí cantada,
se allega por tus manos a mi pecho.
Los signos de tu voz que me reclaman,
despiertan mis ternuras y mis requiebros.

Destello azul,
 luz que centellea en mi pecho,
te siento y descubro
tu resplandor en mis pupilas,
subiendo a energizar nuestros deseos.
Pasa un color alzado de laureles
 desde tu mano ungida hasta mis dedos.

Destello azul,
 tus ojos que se abren en cielo infinitos
anegan de esperanza mis deseos
 mientras recorre un sol enamorado
 las largas avenidas de tu cuerpo.
Me enriqueces con tus estrellas
que me guían por caminos de esplendor,
difundiendo tu figura alta y enhiesta.

Destello azul,
trasiego la ternura de tus campos
por acequias de celo a mi esperanza,
 rocío amedrentado y puerta firma,
 prados de libertad, hondos silencios.
Te reflejas fiel con brillo propio,
dulce boca que me transporta
a las cumbres rojas del lucero
y a la inmensidad verde y azul
de las aguas mansas y tibias
que nos guían por sueños nuevos.

Destello azul,
que vislumbra la sonrisa del amor
 siempre sincero,
 en las tardes pausadas
donde las lluvias guían la barca de los cuentos.
Tú iluminas mi claridad,
el llamear de mis anhelos
y percibo el perfume de tu ágil cuerpo.

Destello azul,
esperan procelosas las auroras,
 las lumbres cenitales,
los crepúsculos,
todo ese mundo que se llama amor.
Crece libre en las ramas perfumadas
y en mi pecho
reflejan mi pulso y mi deseo.

Destello azul,
chispazos de colores
que me desnudan por dentro
 llevándome a la inmensidad
de un cosmos perfecto
donde tú y yo vivimos los días, las horas,
 en un hábitat escondido y sólo nuestro
donde los astros con su luz fosforescente
marcan el contorno de nuestros cuerpos.
Vivo en el milagro del querernos
que vigoriza con gracia,
con corazón de magia, la dicha nuestra.

Destello azul,
dame tu luz,
para seguir la travesía en la nave de mi sueño
y llevarnos por las aguas sin cadenas,
cara al viento
y que la coraza de la inseguridad y del miedo
 se rompa en mil cristales iridiscentes
y se tornen radiantes los encuentros entre besos.

Te necesito


Te necesito,
abro mis ventanas con flores
de múltiples colores
para darte una señal,
un signo
por donde puedas encontrarme.

En mi jardín envuelta
en un manto de esperanza
mi cálida voz te llama
para encontrar tu sonrisa
 cálida y sonora
detrás de un heliotropo,
de un alelí,
de una rosa.

Te necesito,
hablaré con las mariposas,
les mencionaré mis deseos
alumbrando mis movimientos,
 buscándote con el pulso agitado
de la sangre
sobre el plato frío de mi silencio,
poblado de ecos y de sombras
como un ave de marfil en primer vuelo.

Te necesito,
recorre mis sentidos sin orillas,
un viento adolescente en primavera,
la estirpe de mis cantos se levanta
y mi sangre convoca tu presencia
y ahora que te nombro y te reclamo
floto con movimientos lentos
en el aire,
en un rítmico volar de dulces sueños.

Te necesito, amor,
te necesito más aún
cuando los astros encienden sus lumbreras,
mientras hallan trasluces en las tinieblas,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.

Te necesito,
ven a mis brazos que ansiosos te esperan,
que cuidan su misión de fuego puro,
un caliente perfume de cipreses
tienden un arco de paz sobre el camino,
 las nubes que sustentaban a los cielos,
sueltan al aire pájaros al vuelo.

Te necesito,
eres mi ancla de oro
y cadena de mi anhelo,
piel que adivina el pulso de mis ojos,
cruz que aprieta las nubes contra el cielo.
Quiero que bajen sombras de amor
a nuestro cielos,
circundando nuestro mundo,
sólo nuestro.

Te necesito,
estoy en tus islas encallada,
hambrienta de amor,
soy una llama que tu cuerpo reclama.
Es el capricho que risueño rompe
 la cerradura del secreto
que padece mi corazón.

Ese miedo tibio que revuela
entre alegrías e ilusiones hacia tí,
como alas batientes en el aire,
que sigue y canta.

Te necesito,
los signos de tu voz me reclaman,
despiertan mi ternura,
desparraman mi alma enternecida
toda por tus dulces palabras.

¡Te necesito!
 ¡Búscame!
¡Atrápame!
¡Conquístame!
Y dame algo que sea nuevo.

El tiempo ya no existe,
aunque exista la templanza
y la experiencia de nuestras vidas,
pues nuestro amor nos llevará
 a nuestra auténtica realidad y destino.

Traición Inesperada


Traición inesperada,
que raya el silencio del espacio,
confié y amé
con alegría y felicidad
pero un viento huracanado,
violento,
azotó mi alma,
era la mentira,
el engaño
de tus palabras.

Como en una inmensa alfombra
de esmeralda,
el mar se ensanchó del espeso espacio
que cubría mi cuerpo
rodeando con caricias falsas
 las que creí verdaderas.

Inútil te busqué
y te perseguí
debajo de la piel
de mis sentidos,
te entregué mi espíritu
abierto a esperanzas
que tú hipócritamente
despertaste en mí.

Traición inesperada,
 te fuiste sin decir palabra,
moviendo la distancia
como las alas
batiendo por detrás de mis oídos,
fatigando mi corazón
y mi respiro
entre tus cantos de notas aterciopeladas
y poemas de amor
que me entregaste
con mentiras
ciertas y dolorosas.

Traición inesperada,
parecías un guerrero
de indomable valentía
pero al falso golpe
de tu lanza
al polvo rodaste
detrás de mi camino.

Fuiste para mí,
 en un primer momento
un bizarro caballero
pero atacaste de frente,
a la perfidia a la traición.

¿Dónde,
dónde se han escondido,
 en que lugares secretísimos
la sinceridad,
la bondad,
 la solidaridad,
 la ayuda mutua,
 el frescor de las almas?

Busco
y vuelvo a buscar
y sólo se asoman
entre ramas oscuras
las mentiras,
las falsedades,
los malos
que acosan
a los seres buenos.

Traición inesperada,
lentamente
me sumerge en la nostalgia
de tu ausencia,
me ahogo en tu silencio,
 respiro esa presencia
 esquiva
que me niegan
tus manos
y tus ojos.

Extraño tus palabras,
tus canciones
y veo en el recuerdo
 tu imagen juguetona
 recorriendo mis cabellos
con tus dedos
 y haciéndome promesas
 vanas de ilusiones
que no ocurrirán nunca.

Traición inesperada,
 traición al fin,
desapareciste
ocultándote en la nada,
ya no eres nadie,
ya no eres nada.

El verso ahora
me hace resurgir
de las heridas
que tú causaste
 y mis pensamientos puros
afloran y bullen
como hirvientes imágenes
con esperanzas nuevas
y continúo
luchando en este mundo frío
que tú dejaste.

Renazco del orbe
donde me sumergió
la nostalgia de tu ausencia,
respiro en un nuevo aire
perfumado
seduciéndome en un arco iris
de sueños ocultos,
renovados,
donde hay mil caminos
para recorrer con pasos firmes
y agigantados,
sacudiéndome
con el aliento de su brisa azul
 y ágil,
naciendo amaneceres
con canto de besos
en brazos,
danzando un ritmo anhelado,
sin culpas ni desasosiegos,
sin rutinas,
sin miedo a amar
y ser amada.