Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 26 de febrero de 2013

Revelaciones


Embrujamiento de amor


Embrujamiento de amor, hechizo encantado que encendiendo velas donde el viento sacude mi negra soledad, me lleva a evocar el pétalo de tu sombra que vive en la eternidad.
El silencio me sigue, pienso en tu sonrisa y tu sonrisa está conmigo y sigue clavada por siempre en mis ojos detrás de tu perfume que se negó a partir.
Embrujamiento de amor, la lluvia desgrana el gris de tu mirada, mi angustia se prende de cada gota pordiosera que me regala el recuerdo de tus ojos plomizos y aleteante.
Me fascina lo que tú eres para mí, el fino aliento de la aurora y el abrazo de sentimientos mansos.
Eres el conjuro que en mis días de tormentas la claridad ladina que perfora nubes, la placidez del agua que en mi piel revolotea.
Me seduces, me encantas, me hechizas y toda esa cosquilla que se mueve por mi sangre, te llama y te siente mío para siempre.
Embrujamiento de amor, cabalgando en vientos de perfumes y oro, consumí tus besos de mariposas y miel, tus caricias me ataron a la sombra de tu fuego y en tus palabras enredé mi alma para siempre aunque mi cuerpo te siguió febrilmente por caudales de tiempos perdidos.
Soy tu niña, de la piel de nácar, aún en este otoño mío y acaricio el silencio de tu ausencia, porque desde tu lejanía siento tus caricias venir a mí, febriles y con desatada prisa que en galopes de metal y plata llegan a mi cuerpo nostalgioso y anheloso de tenerte entre mis brazos, donde bulle mi amor pleno.
Embrujamiento de amor, con la fuerza vital de la Tierra, me interno en mí misma, salvaje y primitiva para lamer mis heridas y renacer bajo la lluvia, soy quien soy y sé que soy un alma tejiendo amor.
¿Quién me ama más que tú?
Con un hechizo de callado empuje se te sintió venir desde soterrados soñadores, lindes de tierra por los cuatro lados, bajar y subir desde tinieblas seculares a luces que como miraderos de amor se ofrecen a nuestras almas de antes.
Embrujamiento de amor, toda canción está impregnada de él, esperando que tú sepas como sentirlo, amanece en el papel, dejado por el viento y en una blancura indecisa, va directo hacia tu trémula espera y acercándose va como goces que llaman, suenan, como no estrenadas.

Candidez amorosa


Candidez amorosa, mis pasos de alondra, pisaron el otoño húmedo y te sentí volar entre la fronda indiferente de viejos pergaminos, te fuiste lejos, a lugares inciertos.
Quise seguir tu vuelo solitario, quise amarrar mis ojos a tus amadas alas, quise rehacer mis dedos con tus plumas, quise volar cerca de ti, entretejiéndome entre tus cálidas caricias.
Candidez amorosa, inocente, crédula, creía fácil seguirte y tenerte cerca, más tú volabas, volabas…
Autómata, juguete de papel y cielo y te tragaba el viento y te mordía la distancia luminosa.
Y yo, soñaba… soñaba… que hoy… tal vez mañana… quizás un día yo sería la rama de tu nido.
Candidez amorosa, entre trinos y cantos, versos y metáforas, tejiendo nuestro hogar para ser tuya en nuestra rama y donde allí posarás tu piel con el ahogo de tu aliento.
Pero el tiempo pasó, lento, muy lento, no hubo nido, tú volaste…
Fuiste un cuento, mi sueño, mi leyenda de otoño en serenata.
Candidez amorosa, cuando mis ojos gritan tu nombre en la soledad de la distancia imperdible, el recordar el abrazo de tu piel, de nave humedecida, me sacude y me hiere, me desdobla y me eleva, buscándote en esa distancia lejana donde tú te resguardaste, te escondiste.
Mi vida es ahora un cielo trivial de sueños locos que llenas con tu aliento de viajero errante y taciturno.
Aprieta mis deseos, caliéntame las carnes con tu pasión de viento.
El sol será mañana un plato de lujurias y tú serás mi boca y mis manos desgajadas.
Candidez amorosa, ¿adónde me conduces? ¿Por sendas de ingenuidad, candor, inocencia?
Creo en todo lo que me rodea  y a veces agobiada, debilitada, por creer en imposibles, me tiendo en el manto oscuro y plácido del campo abierto a la noche y entre las estrellas rutilantes me voy en tu búsqueda con tus sueños y pensando imposibles, que nuestro amor como pájaro sin alas, se acurruca desarmado en nuestros cuerpos, en nuestras bocas, en nuestros corazones.
Candidez amorosa, canta el río mojado de tipas y empedrados en la sed del silencio y en el anhelo como lenguas de fuego se consumen nuestras formas fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres y gozos, caricias que desgarra, besos que dibujan nuestros rostros temblorosos.
Es nuestro amor que muere cada noche para nacer… y volver a morir a cada instante.
Amor mío, desboca los temores indefensos, mi aliento con tu boca, haz mi piel con tus ojos de humo y del mundo sin final la comunión de una eterna entrega.

Palabras al viento


Palabras al viento, se fueron tras la cálida brisa, dejando en su eco, susurros en mi alma.
Palabras al viento, se llevan mis monosílabos, mis frases, mis palabras quedas, mis versos de amor, ¿a dónde llegan? ¿qué buscan?
Se maduran los mundos a su llegada, nada se puede ver ni tocar, sólo están arremolinadas, sueltas, desmadejadas, deshilachadas, destejidas, pero aún frente a todo, son Amor, Amor único que recorre el orbe, dejando estelas y perdurando en corazones puros y embelesados.
¡Santas palabras! Bajan por los tiempos milenarios, necesitadas por almas como tenues alas viniendo del ayer hasta el hoy y yendo al mañana.
¿De qué lejos, misterioso su vuelo arranca, nortes y sures, orientes, horizontes sin fin?.
Palabras al viento, como innúmeras sombras calladas llegan a ti, mi amor, cada día más sentidas, cada día trasmitiéndote más mi todo entero, nunca desaparecen ni se escapan.
Y entre temblores de risas, como voz de vigía gritando ¡Tierra! llegan una a una a acariciar tus labios, tu rostro, tu cuerpo que siento ya mío.
Palabras al viento, todas en un sol tras otro se vuelven claras, soñando, cantan delante, detrás de ti, ofreciéndose sin guardarse nada, onda tras onda, rompiéndose en mil, cien sílabas en tus brazos.
Palabras al viento, se esfumaron de mi vida como la niebla al amanecer, para llegar a ti, mi amado amante, así es su destino y ¡qué confusión, sin ellas me siento perdida, mis sentidos se bloquean y mi cuerpo empieza a temblar!
Pero… sueño o realidad, las palabras no se han perdido, fueron hacia ti, en secreto, en suaves movimientos, llegando a tu mundo interior, bloqueando tus sentidos y haciendo que tu cuerpo temblara tan sólo de escuchar sus susurros.
Palabras al viento, libres, airosas, juguetonas, necesitadas, atraviesan cielos y cantos, mares y horizontes, ecos y silencios, fronteras y murallas, van a encontrarse, a inquietar o a asombrar al revelar lo sentido y expresado en todas las emociones que ellas conllevan pudiendo fundir tu corazón en un profundo acto de amor.
Palabras al viento, en volandas te envían belleza, alegría, paz que trasmiten en su canto la verdad de nuestro existir.
Palabras al viento, vírgenes, radiantes, van como fulgores en monosílabas, trisílabas, frases en busca de la aventura de estar en ti entregadas una a una en tu corazón apasionado.

Daga hiriente


Amor fugaz


Amor fugaz, breve pero intenso, profundo pero adolorido y yo a tu lado pronto sin ti.
Yo sola con la verdad de sentir la angustia, el tormento, el cielo negro de lo que pudo ser y se perdió en la oscura inmensidad.
Duró un efímero momento, pleno, vibrante y como pluma leve que se lleva el viento cambió mi vida al no estar en tus brazos, llevándome a un gran mundo a oscuras.
Amor fugaz, como un latido acompasado, todo trémulo de besarme o no, está la certidumbre: tu ausencia sin labios.
Fue un susurro sin luz, un suspiro silente que como gasa de amor pasó a mi lado dejándome sola con la verdad de no tenerte más.
Amor fugaz, duró tan solo un instante, ahora es tan solo un recuerdo de haberte sentido, casi en secreto, pasar los labios sin tus besos.
Salvación, fría, dura en la tierra, del gran contacto ardiente que esta noche está ausente, mi cuerpo te busca y mi frente quiere tocar tu frente, necesito ser amada aún en la distancia.
Amor fugaz, fue tan solo un instante cuando el destino nos cruzó a los dos, como transcurre el tiempo de un momento, cuando lo que dura es un tan solo adiós.
Llegó el amor de pronto y se marchó de prisa pero punzó mi corazón con una espina pero lo que dejó en mi alma no termina.
Amor fugaz, no pude retenerlo, sólo me dejó unas cuantas caricias apuradas y ninguna promesa de regreso.
Nuestras tardes, nuestras noches fueron sólo breves horas de dichas compartidas, las manos no eran tocar lo que hacían en nosotros, era descubrir; los tactos nuestros cuerpos inventaban, nuestras miradas no se detenían entre nosotros, pasaban a través de nuestros anhelos.
Amor fugaz, ¿cómo sabré de tu boca si tus susurros ya mi alma no tocan?
Las palabras brotan de mis dedos a las hojas que las esperan, alegrando mis tristes pensamientos que visten la nostalgia de lágrimas por éste, mi fugaz enamoramiento.
¿Es que fue fugaz o existe hasta este hoy en el que te añoro?, sí, te añoro, mi eterno amor fugaz, aunque tus susurros ya mi alma no toquen, mi deseo por ti se apaga y mis ojos que iluminaban tu rostro con mi deseo, éste se extingue, lánguido, derretido.
De a poco en breves períodos de mi vida sin ti, convertí el olvido en poesía, convertí el dolor en poesía, quedando una herida que sangra a veces y a veces se me olvida.
Pido amar de nuevo, sin dolor, sin heridas, sin olvidos y así, así, convierto mi ruego en poesía, viviendo un esperar con rumbo cierto. Lejanía sin distancia, ansiedad de amar sin ansia, sin tormentas en mi alma, sólo gozos de saber que existes y que me estás buscando entre horas del vivir que vuelan alto, esperando que me beses y me ciñas entre tus brazos por siempre.

Ardientes ensueños


Ardientes ensueños, entre deseos y ternuras, juntos en el alma y el cuerpo, nosotros nos amamos bajo la tormenta oscura de palabras no dichas, en el misterio de la mirada, hasta la ira o la melancolía, nos unimos en  un nocturno abandono.
Ardientes ensueños, como dos relámpagos entre el sueño amanecemos atravesando auroras, llegando al horizonte azul donde todo se olvida.
Vivimos tú y yo una secreta existencia donde el deseo nunca se extingue.
Ardientes ensueños, donde el amor impera, rumorea una bandera de rosas, suspendiendo mi voz entre suspiros entrecortados, dulces, leves y profundos.
La transparencia de tus sueños, galopa en mi camino de sombras y me haces prisionera de tus sonrisas y besos.
Tu nombre llueve en mi piel como una cadena de flores y en tu suave tiempo imaginario soy tuya hasta la muerte.
Ardientes ensueños, palpitares únicos, sin límites, iluminados por el Amor, salvándonos de la mediocridad y del tedio.
Nos amamos en nuestros ensueños, sin prejuicios ni condiciones, sin esperas ni reservas, sin egoísmos ni sombras, sin cadenas ni sumisiones.
Ardientes ensueños que nos conducen a la profundidad del océano con la claridad del Sol en las montañas, con la fuerza suprema de vientos huracanados.
Ardientes ensueños que nos llevan a amarnos con la blanca llama de nuestras almas despiertas, con la alegría de cielos infinitos, peregrinando juntos hacia la dicha divina e inmortal.
Te siento cerca de mí, tu canto me atrae hacia ti, más no sé de donde, eres algo que vive más allá de sí mismo, mis ardientes ensueños te envuelven, te acarician y aunque siempre eres nube y horizonte lejano, sientes mis besos sobre tu alma.
Mi camino está sembrado con tu nombre, mi espíritu solitario te sueña en todas las cosas, mi espíritu te busca tras toda emoción.
Ardientes ensueños que abren las puertas de mi vida, que me hacen escribir imaginando libre de confusiones y miedos estrofas, versos que vienen hacia mí sintiendo renacer en mi mente y alma amores ya vividos o por vivir.
Con lazos eternos nos hemos unidos, me arrojo en tus brazos, en tu alma me imprimo, te infundo en mi ser.
¡Las almas que se aman no tienen olvido, no tienen ausencia, no tienen adiós!
Ardientes ensueños, palpitan sus aromas, tiemblan las brisas, los besos cantan como chispas que lanzan astros y flores en vagas notas que el arpa lanza como un gran himno de esperanzas y ansias.

Perdida en caminos oscuros



Perdida en caminos oscuros, misteriosos, secretísimos, plenos de honduras, sin luces, me encuentro en estos instantes como profeta de mis fines, no dudando del mundo que pintó mi fantasía en los grandes desiertos invisibles.
Perdida estoy, reconcentrada y penetrante, sola, muda, predestinada, esclarecida, en un aislamiento profundo.
Mi hondo centro, mi sueño errante y soledad hundida se dilatan por lo no inexistente hasta que vacilo cuando la duda oscurece por dentro mi ceguera.
Perdida en caminos oscuros, un tacto sombrío entre mi ser y el mundo, entre las dos tinieblas define una ignorada juventud ardiente.
Estoy buscándote, quiero encontrarte en la noche, estoy perdida sin ti.
Allí, en la lejanía, más allá de las palabras, de los sentidos y las ideas, en el territorio oculto de tiempos escurridizos, perdida grito tu nombre, te imploro con una voz tierna y apasionada. ¡Búscame! ¡Atrápame! Y agitando melodías de fuegos en las manos del arco iris correré libre hacia la luz dejando de habitar las sombras.
Perdida en caminos oscuros, quiero encontrar el resquicio para llegar al terreno donde el amor sueña libre en su soledad y las cruces desnudas diluyen su lenguaje de espumas recibiendo la sencilla vibración de los corazones puros.
Me alejo cruzando mil huellas oscuras, pasando el horizonte envejecido, mirando en el fondo de los sueños la estrella que palpita.
Me alejo, sí, buscando el camino iluminado, dejando atrás los caminos oscuros, llevando en mis manos aquel cielo nativo con un sol gastado.
Quiero llegar al lugar donde el amor cae en cataratas silentes, día a día por las curvas sencillas del viento desplazando su caudal de perfumes en el tiempo sin más ilusiones que el buscar el acento claro de la paz.
Perdida en caminos oscuros, huyo presuroso para hallar mis palabras que se las llevó el viento, leves y vaporosas, como las huellas de las gaviotas en las playas.
Todo en mi vida es un presentimiento, soy como hoja media desprendida que ya la agita sin llegar el viento, una hoja perdida, temblorosa y conmovida.
Clara imagen pura de mi búsqueda sin fin de encontrarte para amarnos y entregarnos para siempre en el éxtasis de una unión secreta, nuestra, sólo nuestra.
Perdida en caminos oscuros, voy labrando sin tregua ni senderos a la luz, hacia ti, para abrazar con mi cuerpo de luna el templo de oro de tu alma tranquila.
Vayamos juntos a la luz del día, ésta, no es aquella de ayer ni la que alumbrará mañana.
Búscame en mis caminos oscuros y en volandas, únete conmigo en el horizonte sin fin.