Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 6 de junio de 2016

Entonces


Isla lejana


Isla lejana,
inaccesible,
en medio del mar,
entre arrecifes.

Allí llegamos tú y yo,
a solas,
en la inmensidad del mar.

Sus murmullos nos acunan
y la arena tibia y pura,
sin huellas,
es nuestro lecho de amor.

Entre su verde follaje
y el trinar de sus pájaros
que quiebra la paz callada
nuestros besos dejan su vibrar sonoro
pleno de caricias y embelesos.

Isla lejana,
nuestro lar de amor,
sus aguas nos esconden desnudos
en sus profundas cavernas.

¡Qué felicidad entre música de arpegios
y clavicordio el amor florece!

Las olas rompen en el arrecife
con ritmos continuos,
como hechizos mágicos
y tú y yo adormecidos abrazados
flotamos en el agua como seres únicos
en todo nuestro mundo.

El amor es único,
todo ser lo guarda en su interior
sin saber que existe
y lo tiene para dar a todos
y en especial al ser amado.

Isla lejana,
perdida, misteriosa,
solitaria,
su entorno rezuma sólo amor,
tú si no amas no la encontrarás jamás.

Nosotros estamos en el paraíso
donde las almas y los cuerpos se unen.

Isla lejana,
entre palmeras que se mueven
al son del viento,
tú y yo en silencio
nos acunamos bajo su techo
de hojas verdes y frondosas.

Se hunde el sol,
rápidamente en la arboleda velada
y desde el horizonte nubes oscuras
y saetas de rayos iluminan el cielo
pero nosotros muy juntos estamos protegidos
por hilos tejidos por nuestro amor por siempre.

Isla lejana,
que es para dos seres que se aman el edén,
aún tan sólo soñando que estamos juntos.

Caminos olvidados


Caminos olvidados,
senderos transitados en el ayer,
no están entre los recuerdos
que dieron calor a mi corazón.

La vida,
vivida a pleno,
nos lleva por lugares y momentos sorpresivos,
penosos, pesarosos,
inquietos y de amores falsos
y verdaderos.

Caminos olvidados,
sin cercas ni trancas,
sin puertas con llaves ni candados,
abiertos a la vida para sentir,
amar y sufrir en momentos que se proyectan
al hoy y al mañana
si no los dejamos en el olvido.

Caminos olvidados,
trillados,
con huellas hondas y barrancos profundos
que dejaron marcas en nuestro corazón
pero que sensibilizaron nuestra alma
para que en el hoy sea transparente y diáfana
y dé todo su amor por todos los rincones
de este cercano mundo en el que vivimos
con fe y esperanza.

Caminos olvidados,
los vislumbro lejanos,
distantes,
entre curvas y vueltas perdiéndose en la nada,
me han dejado experiencia
y ganas de vivir a pleno.

Desde estos caminos olvidados nacieron
de a poco mis primeros poemas de amor,
senderos con palabras etéreas,
frases dulces,
letras que comenzaron a inundar mi mente
para enlazarse y caer,
sin darme cuenta,
en papeles traídos por el tiempo.

Caminos olvidados,
espejos del recuerdo,
mis pasos resonaron
en las aceras solitarias de la vida
y se perdieron en la cinta del eco enredados
entre el follaje entretejido de dolores,
alegrías, amores,
apurando la vida en la breve llama
de la inmensidad del tiempo.

Caminos olvidados,
me llevan en instantes a recuperar
la azucena jubilosa de la infancia,
a sentir el goce del primer beso de amor.

El ayer no fue sólo momentos de tristeza
ni de cansancio de los días,
ni de miedos con temores,
también fue un dichoso sendero
de música y de formas, de cantos y risas,
de amores vividos sin sombras ni pesares.

Mírate en mis ojos


Mírate en mis ojos, tú,
el único,
el amante que promete los siempre,
con alma colmada de besos
que rodando como el mar
se vive de ola en ola
sin miedo a repetirse.

Mírate en mis ojos,
quiero una de tus miradas,
para enmarcarlas con mis recuerdos,
quiero todas las miradas
para saber que me amas,
para vibrar al son de tus ojos
y no dejar de amarte.

Mírate en mis ojos,
desde lejos
y que tu mirada sea como un largo puente
uniendo dos orillas,
tú y yo
entrelazados por el milagro del amor.

Nuestro anhelo es no tardar el encuentro
y en altas quietudes de altas noches,
nos vamos acercando,
trágicamente quietos,
vibrando tan sólo a través de nuestras miradas.

Mírate en mis ojos
y verás reflejado en ellos,
como un lago azul y claro
todo el amor que mi alma siente por ti.

Mírate en mis ojos,
lee en ellos el amor que te pertenece,
hallarás la huella de esa grieta
por donde entrarás a mi alma.

Mírate en mis ojos
y encontrarás el muro de mi ser,
abierto para ti
y mi alma allí te luce
como estrella pura.

Mírate en mis ojos
y llegarás al gran laberinto de mi mundo
que es todo tuyo
y la felicidad te inundará como caída del cielo,
como un gran tul traslúcido y pálido.

Mírate en mis ojos
y ellos te llevarán a la luz,
de sol,
de júbilo seguro del alba
hasta el crepúsculo,
a claridades esperadas
de gozos y de placeres,
a paraísos claros,
a edenes mágicos de nosotros dos.

Mírate en mis ojos
¿no sientes el temblor de mi mirada?
Iremos juntos a los encantos de la noche,
envueltos en los hechizos del amar
que moviliza brisas tiernas
con vergeles dibujados entre celestes luceros.

Mírate en mis ojos
y vive entre nuestras manos unidas
buscando un orbe nuevo
donde haremos temblar el mundo.

Voces primeras,
ecos de mares lejanos,
ya la felicidad está cerca,
hollando nubes,
cruzando hondos abismos,
no tan remotísima,
se acerca a una velocidad de luz de estrella
y nosotros dos seremos por ella,
tocados en esa dicha que plena de luz
nos une desde el más allá.