Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 28 de febrero de 2013

Soledad de a dos


El camino del silencio

Desilusión desgarradora


Desilusión desgarradora, mi corazón sangra en una corriente continua de dolor y pena. He sido lastimada, herida sin culpas ni reclamos, sólo por el hecho de encarar la verdad frente a frente.
Desilusión desgarradora, los sentimientos se enredan, se mezclan en un torbellino de dudas y temores.
La vida nos depara, sin darnos cuenta, pisando a hurtadillas con situaciones penosas y adoloridas.
¿Cuál es la razón de esta maraña de iras ajenas en las que estoy sumergida?
Es un ahogo en el alma, la maldad, la mezquindad, buscan la inocencia, la credulidad, la ingenuidad, para anidarse energías puras y positivas y así se sostienen en soledades interminables de las oscuras noches.
Desilusión desgarradora, ¡qué de pesos inmensos, orbitales, celestiales se apoyan en la nada de hondos abismos, buscando por doquier la luz que los ilumine y les de fuerzas para continuar su labor de socavar el bien y el amor.
Me engañan con ficciones, falsos paraísos flotantes sobre el agua que me ahogan de pesares infinitos.
Busco lo verdadero, el amor único y total y no lo puedo hallar, sólo encuentro signos y simulacros trazados en papeles blancos, verdes, azules que vuelan con el viento lejos de mí.
Desilusión desgarradora, me persiguen esas almas atormentadas que vuelven del osario inmenso de los que no se han muerto porque ya no tienen nada que  morirse en la vida.
El dolor me acompaña como símbolo irrefutable de que existías tú en ese lapso de instantes de creíble amor pero mientras yo te sienta, tú eras la prueba de dolor de otros momentos en que no me dolías.
Desilusión desgarradora, has dejado tan sólo polvo, vagos rastros fugaces, recuerdos ínfimos en mi alma, rasgada por hendiduras sin sostenes algunos.
Mi alma, como alas, sosteniéndose sola a fuerza de aleteos desesperados, pesarosos, a fuerza de no posarse nunca, de tratar de volar llevando  por doquier la esperanza de que existe el amor, ése, el verdadero, el creíble, no en leves mundos frágiles, sí en únicos y donde se albergan las verdades más profundas.
Desilusión desgarradora, no quiero pedir apoyo para superarla, ni a los barcos ni al tiempo.
Quiero internarme sola en galerías enormes, abriendo en los granos de arena las minas de llamas o azahares, para hilvanar entretejiendo ese amor dulce que no desgarra ni hiere.
Y en ese desliz, en estelas, pisando nubes sin huellas, no mirar más el recuerdo de esas sombras mezquinas y oscuras que ya no existen más. Mis manos están vacías de ellas igual que mi corazón y mi alma.

Sólo tú


Sólo tú, mi amor ausente, me instas a que mi cuerpo y mi alma se abran como un gran abanico de sentimientos, risas, deseos, gozos, alegrías sin fin.
Quiero estar contigo donde estuve. Contigo, volver ¡Qué novedad tan inmensa ésa, volver otra vez y repetir lo nunca igual de aquel asombro infinito!
Sólo tú, en cualquier instante, segundos, años, puedes golpear mi corazón porque sé que donde estuve sólo se va contigo, por ti.
Tus besos los beso yo por ti, saben, tienen sabor a los zumos del mundo.
¡Qué gusto negro y denso a tierra, a sol, a mar!
Se quedan un momento en mis labios, indecisos, imprevistos y sin percatarme no se si son para mi, por ser algo irreal y mágico, ¡Son estelas, son signos, son condenas o auroras!
Sólo tú, creas en mi rostro un velo de lágrimas. Si tú supieras que ese gran sollozo que estrechas en tus brazos, que esas lágrimas que tú secas besándolas, vienen de ti, son tú dolor hecho lágrimas más sollozos míos.
Sólo tú, el único, traído por el viento crepuscular y el silencio boreal, hizo latir aprisa, acompasado mi corazón enamorado.
Dime el  porqué de nuestro encuentro en la sintonía del existir en este Universo que nos rodea y nos envuelve en redes invisibles, diáfanas, entrelazadas con hilos de mil hojas verdes y capullos sin abrir de flores multicolores.
Sólo tú, es al que espero, a nadie más esperaré nunca, como Penélope tejiendo mil telares frente al mar mirando casi sin ver el horizonte fruncido por la pena de la distancia.
Cuando tú me elegiste, el amor eligió, salí del gran anónimo de todos, de la nada y mi tristeza se trocó en alegría más alta que las estrellas o nubes, me elevaste.
Y mi gozo se echó a rodar, prendido a tu ser, en tu pulso. Posesión tú me dabas de mí, al dárteme tú.
Viví, vivo, ¿hasta cuando? Sé que volverás atrás, cuando te vayas retornaré a ese sordo mundo sin diferencias de la gota en el agua, del gramo en el peso. Una más seré yo al tenerte de menos y perderé hasta mi nombre.  

Amor en vuelo


El tercer beso


El tercer beso, el que se desliza sin saber a dónde, suavemente, como una leve caricia tibia y cálida, lleva entre sus labios el mensaje secreto, único, de tu amor por mí.
Entre tu verdad más honda y yo, me entregas siempre tus besos.
La presiento cerca, ya, la deseo, no la alcanzo, cuando estoy más cerca de ella, me cierras el paso, tú, te me ofreces en los labios y ya no voy más allá.
Tú triunfas, olvidas, besando tu secreto encastillado.
Y me truecas el afán de seguir más hacia ti, en deseo de que no me dejes ir y me besas.
El tercer beso en la frente, es más seguro, los labios ceden, rinden en forma al otro labio que lo viene a besar.
Mientras me mirabas y yo te miraba, se detuvo el tiempo en medio instante, el amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas y yo te amaba se alzaron los sentimientos, mandó tu voz, el cielo se hizo visible en tus ojos y yo renuncié el querer en tus labios.
El tercer beso, preámbulo de una mirada, para llegar como lluvia a un frenesí de besos, una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin, sin tiempo para soñar.
El tercer beso, es el que trémulo y ansioso, vacilante es el que quiere besarme en tu ausencia sin labios.
Besos me entregas, sin ruido, esquivos a veces, dulces otras, como un gran fruto redondo aquí en mis labios.
En el paraíso de tus ojos me pierdo porque estoy perdida, en la paz de tus labios, me encuentro porque estoy contigo, en el universo de tu alma vivo con mil sentidos, en ti, vivo, amándote.
El tercer beso, el que sabe a silencio y a sueños, con melodías de ternuras y tacto de deseo, sabes a mi mundo, a todo lo que anhelo, sabes a amor, a mi amor.
Ten presente que un día el beso tuyo de tan lejos, de tan hondo, te va a nacer de lo que estás escondiendo detrás de él y te salte todo a los labios.
Y lo que tú me negabas, me lo entregas, me lo das sin querer, donde querías negármelo.
El tercer beso, despacito, sonrosa la piel, disfraza levemente la defensa absoluta del ser último.
Besas mi rostro, mi frente y me siento la más amada, la más distante, la más última, ésa que ha de durar, secreta, cuando pasen mis labios, tus besos.
Quiero el amor, libre, suelto, sin sombras, sin puertas con trabas ni cerrojos para vivir en ti sin temor a lo que yo más deseo, a tu beso, a tus abrazos, a tu solo cuerpo posible, a tu dulce cuerpo pensado.
Dime, ¿por qué tarda tanto en llegar ese tercer beso, el anhelado, el sólo mío, el que mi corazón espera porque sabe que hay algo en él que es saber que tú quieres dármelo?

Temor fugaz


Temor fugaz, breve, vacilante, me enfrenté a él reconcentrada y penetrante, sola, muda, predestinada, esclarecida, en mi aislamiento profundo, en mi hondo centro.
Mi sueño errante y mi soledad hundida se dilataban por lo no existente, hasta que vacilé cuando la duda oscureció por dentro mi alma.
Temor fugaz, que entre dos tinieblas me perdió y me cobijó entre turbas alas, sin riesgos ni desafíos en una lejanía sin memoria de encantamiento, sin una presencia de deseo alejándome por un instante de ti.
Temor fugaz, como un aterciopelado telón se entreabre y deja pasar una sombra oscura, de duda, de inquietud.
¿Por qué aparece de esta manera misteriosa y solapada?
No quiero sentirlo, trato de no sentirlo, tengo la leve sospecha de que me avisa que en mi vida el amor se alejó despacio, dejando tan sólo un rastro de recuerdos, un indicio de imposibles que me fustigan la piel con una impaciencia dominante, con un hervor que calcina mi corazón desenfrenado a encender nuevas fogatas de amores renacidos como las estrellas cuando brillan con intensidad en el azul cielo.
Temor fugaz, me hace perder en el medio de palabras diferentes, el sueño por sí solo no es suficiente, no deseo dentro de mí la ilusión de la incertidumbre, la inconsistencia.
Deseo una nueva estación en mi vida, el viento del amor golpea a mi puerta pero la pasividad me impide abrir.
La prevención de un torbellino de emociones como una tormenta puede lavar las heridas más profundas.
Temor fugaz, pasó y no dejó huellas, ahora revivo, canto, creo en el amor que me espera renaciendo en mi vida la alegría de vivir con emoción, desorden, ligereza.
Necesito todos esos sentimientos que vienen con sabor, con una cierta mezcla de un pedazo de soledad sediento de amor.
Temor fugaz,  se que nunca será demasiado tarde el dolor y el miedo, nunca son mortales, hasta la herida más profunda se cura en el mismo lugar que una nueva piel se forma.
El amor puede tocar en cualquier momento. ¡Estoy aquí! ¡Siempre voy a estar aquí para siempre, esperándote, amor, sin dudas ni sombras titubeantes!
Surgió la luz y me elevó al cenital esplendor donde todo está claro, no hay dudas ni temores.
Ya no estoy dentro de la niebla, el tiempo eleva las anclas, el silencio pleno de amor echa al vuelo enmudecidas campanas y cumplen su juramento los horizontes del alba, la vida toda de día, pura, flota en el agua, en el aire, en la nada. 

Fuiste tú


Fuiste tú, me dejaste en el mundo irreal de la poesía, mundo mágico donde estoy sola, en otra dimensión, viviendo momentos únicos conmigo misma.
Mis prosas poéticas de amor, son paradisíacas, tiernas, dulces, a veces severas, duras, despiadadas, adoloridas y ¿cuál es la razón que me insta a estar jugando con las palabras, saboreándolas, deleitándome con ellas? ¿Es que existe una razón verdadera? No, es irreal, es del otro mundo, de otros cielos, de otros horizontes y vienen despacio, sin apuro, sin prisas a buscarme y a llevarme a lugares lejanos y secretos.
Fuiste tú… mi inspiración, mi númen, mi amor consagrado hasta el último anhelo de mi alma.
Me haces vivir en nostálgicos y melancólicos suspiros que desde mi mundo interior surgen aún más allá de la nada, del no existir en esta realidad sin amor verdadero.
Fuiste tú… me transformaste, soy y seré un ser diferente desde el instante en que apareciste en mi vida, me enamoré del AMOR, me diste el todo que siento que soy hoy.
Entre metáforas, sílabas, letras, frases, sinónimos, mi mente se va sola con ellas a danzar, a disfrutar de la música, a amar la vida con total intensidad y sin saber por qué con prisas, prioridades inusitadas quieren ir a las páginas en blanco, corren, se entrecruzan, se vuelcan perdidas sin saber qué expresar, si es el amor el intenso o el tranquilo dulzor de caricias no sentidas.
Se van enhebradas en letras tejidas con encajes de fulgores brillantes, opacos, refulgentes a recorrer el orbe en mantos de amor para envolver en redes las almas necesitadas de sentimientos puros, inocentes y vírgenes.
Fuiste tú… cambiaste mi entorno, mi sensibilidad más honda, más sentida me elevó a bordes abismales de remotos tiempos, de ayeres y de presentes inesperados con profundos deseos de amar y ser amado.
Fuiste tú… la que despertaste mis ansias, mis angustias, mis puros deseos de volar sin alas, lejos, muy lejos, a cielos azules entre nubes áureas como campos de algodón, buscando el don de la esperanza, el deseo de vivir volcando mi sentir en trozos minúsculos de papel o en hojas apergaminadas o en caminos de arena donde se borran con la espuma del amor.
Fuiste tú… me diste la vida, esta vida mía que me hace amar por sendas sin fin, derramando como pétalos de jazmines sentimientos hondos, sinceros, únicos, transferibles de un alma a otra, tendiendo mis anhelados puentes donde la vida renace y el ser humano se une entrelazando dedos, manos, brazos, mentes para limpiar nuestro planeta de oscuros y misteriosos sentimientos malvados y mezquinos.