Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 31 de diciembre de 2018

El tiempo y la luz

Momentos precisos


Momentos precisos,
sorpresivos, no esperados, únicos.
Nos encontramos sin buscarnos,
nos miramos hasta el fin
de nuestros días.

Momentos precisos,
plenos de amor, gozo,
placer de estrecharnos
en nuestros cuerpos
ávidos de ser amados.

¿Por qué ahora, cuando ni lo intuimos,
ni lo percibimos, nos encontramos
en un instante vacío de amor
en nuestras almas?.

Eres la frescura del aire que respiro,
el aroma del bosque umbrío,
la espuma del mar en calma,
el aire diáfano del día azul.

Momentos precisos,
surgidos de la nada,
de lo profundo de nuestras vidas,
cual mágicos momentos irreales y misteriosos.

Momentos precisos,
plenos de dichas, de emociones intensas
que hacen que la sangre corra por mi cuerpo más aprisa,
entre arpegios y bemoles,
música sincopada de cuentos inventados.

Momentos precisos,
necesarios, anhelados, con todo el amor
que se puede esperar en tan sólo un beso apasionado
entre suspiros de gozos y placer.

Te quiero junto a mí, quiero sentir tu latir,
tus emociones, tu calor cerca de mi cuerpo.

Momentos precisos,
el oído pegado sobre el ángel que custodia
el hechizo de tus sueños
mi mano angustiándose en el aire
por el largo alumbrar del movimiento
con el pulso agitado de la sangre
sobre el somnoliento silencio
se quema las llamas del placer y el gozo
como un ave de marfil en primer vuelo.

Momentos precisos,
aquellos los preciados, los queridos, los anhelados
con frescura de amapolas y espigas
brotando verdes en la hierba.
Ahoga en desazón al pensamiento,
se detienen las horas de la espera
en el momento inolvidable de este instante
donde yo espero que nazca en tus ojos
el verde que refresque mis sentidos.

Retrato olvidado


Retrato olvidado,
mis pinceles más leales,
se proponían apresar tu verdadero rostro:
Desentrañas las esenciales líneas donde tu fuero,
el aire acata:
Y, en los arrabales del alba espiar el múltiple venero,
donde emerge a raudales, toda la luz que quiero,
para tu piel, tus ojos cenitales,
pero es ardua la empresa,
la recta se espírala,
la curva se endereza,
sin acertar el rumbo ni la escala.
La alta luz tropieza o,
en su ímpetu resbala.

Retrato olvidado,
¡no quiero apresar más la sosegada llama,
que te entibiaba los ojos!
¿O el frenesí que tu mirar proclamaba,
cuando se incendia, pródigo de rojos?
¿Cómo dejar de apresar la tímida manzana,
que en tus mejillas el amor convocaba?
¿La uva de tu piel?
¿o la mañana asomada a tu boca?

Retrato olvidado,
mi afiebrada paleta, se anublaba,
ya no estoy más enamorada de ti.
Me pierdo en la enigmática y secreta,
zona de la alborada,
donde digo carmín, azul,
violeta
y al nombrarlos, se esfuman en aireada,
fantástica pirueta.
La paleta se obstina en alcanzar el tono inaccesible.
El pincel se alucina,
vuela hacia el imposible
y se desploma, herida golondrina.

Retrato olvidado,
cejo, pues, en mi empeño
y entre mis manos, no quiero tomar tu cabeza,
ya no siento ni los contornos del diseño,
sino tu esencia presa.
Victoriosa me bato en retirada,
ya vencida el ansia de mostrarte en el lienzo sin recato.
Si gano tu sustancia,
¡ qué importa haber perdido tu retrato!
urdí un pájaro vivo allá, en mi infancia,
cuyo vivo temblor en ti rescato,
con la sazón del tiempo y la distancia…
retrato olvidado,
ya no quiero recordarte más,
fuiste el amor de mi vida,
ya no más.

Alma cercenada


Carta cercenada,
yo que te quiero y he querido,
como nadie en el mundo puede querer,
ahora que vives en el infinito,
siento hundirse mi indeleble ser.
Te quise en el más alto riesgo,
juntos tu vida y la mía,
te tuve al de ayer,
te conocí,
entré por laberintos fáciles gracias a ti,
a tu mano que ya no la tengo más.

Alma cercenada,
cual estrella, para mi fulgía esperanza,
donde hacia penumbra,
ahora fidedignas,
me rinde pleitesía, en manojos de angustia,
que me nublan, cercenándome un brote de alegría.
Añoranzas  engendradas en remolinos,
Se alojan tenaces en mi alma,
desfilando lamentos entristecidos,
en halos de tú mirada aúrea.

Alma cerceada,
y grito al pronunciar tu nombre.
Rasgando con vigor las tinieblas,
Implorando una voz que me diga,
donde tú te encuentras.
Más… en vano son mis lamentos,
en vano mi sangrante duelo herido,
en vano mis insistentes desvelos,
por vislumbrar tu cuerpo querido.
Y halarte del inesperado adviento.
No consiento en mi mente tu ausencia,
ni recuerdos en tiempo consumido,
no permito a mi alma aunque duela,
anuencias para borrarte de mi camino.

Alma cercenada,
pero tú eres tu propio más allá,
como la luz y el mudo:
fatalmente te vas sin dejar de ser tú en la constate fidelidad,
de no cambiar, sólo irte sin más,
dejándome triste y adolorida en constante camino,
de búsqueda sin parar.
Camino floreado en filial amor,
abrevados en repiques de alegrías,
adobados de incertezas, de dolor,
cual flor es de su tallo unidos losados,
Íbamos en nuestro vero amor,
pese a todo, esto se terminó.

Alma cercenada,
ni el viento huracanado,
bramando enloquecido, ni en el relente,
abrevado, llevará tu estela al olvido,
el tiempo en ambos transcurrido ,
cómplices de amor y ternura,
van ahora e mi ser adheridos,
llorándote por siempre con amargura.
Recordándote en mi primavera,
sinfonía a mis sagaces penurias,
impoluto cofre a impías penas,
aurora a mi alicaída pena.

Alma cercenada,
y un día te fuiste, no me me fui contigo,
a amarnos, a vivir temblando de futuro,
todo se acabó.
¡ay!, ¡cuántas cosas perdidas que no debieron perderse nunca!
menudos granos de tiempo,
que un día se llevó el aire.
alfabetos de la espuma,
que un día se llevó el mar.
Ya todo está en el pasado
y en este Hoy estoy conmigo recordándote por siempre.