Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 11 de agosto de 2013

Ninfas encantadas


Dime tú


Dime tú…
 ¿Cómo no quererte, si te pienso todo el día?
¿Cómo no añorarte, si te quiero junto a mí?
¿Cómo no buscarte, si sin conocerte bien me haces falta?
¿Cómo no soñarte, si te acaricio hasta en sueños?
¿Cómo no sentirme perdida, si hay veces que me dejas en la nada?
¿Cómo no querer acariciarte, si la brisa siempre lo hace?
¿Cómo no enamorarme, dime cómo si he depositado mi fe en ti?
 Fue tan poco el tiempo para amarte que parece no hubiera sucedido. Pero está aquí, mi corazón herido, sufriendo sólo al recordarte.
 ¡Qué triste, cruel condena! buscaré refugio en el olvido.
 El olvido tarda, lentamente, pero llega y el corazón parece conformarse, en el fondo del alma una voz clama, más no hay corazón donde abrigarse.
 Dime tú que puedo hacer si quiero quererte y sólo puedo amarte, quiero olvidarte pero vives en mi mente, quiero no oírte pero gritas en mi corazón, quiero alejarme pero estás en mí.
Dime tú cómo hago para vivir si te necesito, a ti, como el día necesita la noche para descansar.
Dime tú… te escucho y suspiro con todos mis sentidos, ¡te amo! ven y ¡búscame ya!
Cuando estoy triste pienso en ti porque recuerdo todos los momentos que pasé contigo.
Cuando quiero que alguien me escuche, pienso en ti porque recuerdo todo lo que me escuchaste decir.
Cuando quiero abrazar, pienso porque recuerdo todos nuestros abrazos.
Pero ahora que tú no estás conmigo pienso mucho en ti, sólo me pregunto algo: dime tú, ¿qué piensas de mí?
El día menos pensado te llevaré al cielo, dormirás en una cometa, bailarás en una nube y cubriré todo tu cuerpo con sonido de trompeta.
Una noche pensando en ti, mis ojos se humedecieron y entonces comprendí lo mucho que te quiero.
El día menos pensado te raptaré un instante y te llevaré muy lejos donde nadie te encuentre, donde nadie te descubra, donde nadie lo sepa.
Dime tú amor, un día no sabrás como ni cuando te besaré profundamente, soñarás con ese día, esperarás que en la mañana te ame eternamente.
Tengo miedo de verte, necesidad de verte, esperanza de verte, desazones de verte. Tengo ganas de hallarte, preocupación de hallarte, certidumbre de hallarte, pobres dudas de hallarte. 
Tengo ganas de oírte, alegrías de oírte y temores de oírte.
Dime tú, ¿piensas en mí?

Por siempre en mí

Por siempre en mí,
instantes mágicos que aletean,
melancólicos por no estar a tu lado

Me nubla la vista
se me anuda la garganta
siento que si no estoy contigo
muero poco a poco.

Añoro tu presencia,
el cielo llora
y en este día gris,
mis ojos son un mar de lágrimas.

Mi alma palidece
por siempre en mí
cada día que transita
cada día que fallece,
me niego a perderte
mi corazón se agrieta
se hace cenizas,
se desangra por tu pasión.

Por siempre en mí
estará acurrucada tu imagen
entre mis pálidas manos
acunándolas en mi desdichada mente
y así llevo conmigo mi amor
hasta mi último suspiro.

Por siempre en mí,
me causaste al irte dolor y sufrimiento
y sólo durmiendo eternamente
no volveré a soñarte,
sólo asi estarás conmigo
para siempre
y seré feliz al tenerte.

Por siempre en mí
a la noche se empiezan
a encender mis preguntas
las hay distantes
quietas,
inmensas como astros
preguntan desde allí
siempre lo mismo
¿Por qué me dejaste?

Otras, fugaces y menudas
querrían saber nuestras intimidades
leves de ti y exactas de mí.

Por siempre en mí,
tú no lo sabes,
lo ignoras,
yo estoy soñando contigo
cada día
sin respuestas de azar
o de milagro
a preguntas que ignoras,
que no vez,
que no sabes,
porque no sabes nada

Y cuando te despiertas
ellas se esconden,
ya invisibles se apagan
y seguirán viviendo
alegres,
sin saber que media vida tuya
está siempre cercada
de amor,
de afanes,
de anhelos,
sin saber,
preguntándote
eso que tú no vez,
que no puedes contestar,
¿me amas aún?
¿piensas en mí?

Me extrañas


Me extrañas sin conocerme, sólo nuestras palabras nos unen, palabras viejas como el mundo que se llenan de alas y campanas y suenan nuevas, nuevas por completo porque han sido pulidas y lustradas por la ternura, la dicha de habernos encontrado en un instante especial y único que nos cubre, que nos rebasa, que nos estremece.
Me extrañas, dulces palabras que se vuelven únicas como por milagro y nos dejan suspendidos en un momento de felicidad.
Tú y yo, desde la distancia somos pobladores de la maravilla de extrañarnos sin habernos visto nunca, ¿te das cuenta?.
Somos una canción, dos aves en vuelo, dos estrellas de una constelación de amor.
Ya nunca seremos dos extraños, porque tanto tú como yo tenemos en nuestras almas nuestros nombres unidos por una invisible cadena ¡qué milagro!.
Tú no sabes, solitario sacramento del nombrar que cuando te nombro, te pienso y el todo que nos separa nos acerca.
Me extrañas porque somos un amanecer, la llegada del sol y del verano en una lluviosa tarde.
Me extrañas y más me extrañarás cuando tus manos se posen en las mías y tu beso encienda esta cabeza mía que caerá como un fruto dorado sobre tu pecho.
Porque eso es vivir… ¡vivir es renovarse cada día!, es extrañar sin saber por qué a alguien que se cruzó raudamente por tu vida sin remotamente esperarlo, dejándose caer en tu camino, iluminando creo otras luces, generando expectativas nuevas y curiosas como una gracia un poco endeble pero arrobadora como una flor nueva.
Me extrañas, ser que entiende, comprende, siente, en mis prosas de amor lo que éstas guardan: temblores, ansiedades, emociones, ese perfecto deseo de amar y ser amada, de esa realidad de amor que nos hace inmensamente felices y volátiles, levitando ambos en ese otro espacio donde sólo tú y yo lo recorremos.
Me extrañas, hablamos y nuestras voces se unen, se suspenden en el aire como para volar.
Que extraño lo nuestro… cada vez que hablamos parece que algo profundo nos acerca, algo con magia, duendes, hadas que nos entrelazan con hilos intangibles que no se desatarán nunca más.
Me extrañas, te extraño y la espera de encontrarnos se hace larga, quiero compartir contigo sueños, penas, alegrías, canciones, música.
Ser los dos la savia de un árbol, las alas del alma, el color del agua, las estrellas en el fondo de los ojos, la locura en el pensamiento, el calor de la piel.
Dejar que el amor nos inunde sin miedos y sin temores.