Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


domingo, 27 de mayo de 2018

¿Como soy?


Daga hiriente


Daga hiriente,
atravesó mi corazón
y traspasó los límites de mi cuerpo
en mi mundo frágil,
me hirió muy dentro,
lastimando mi Yo íntimo.

Hemos vivido juntos,
 el tiempo se contaba
apenas por minutos,
un minuto era un siglo,
 una vida, un instante de amor.

Nos cobijaban techos,
 menos que techos, nubes,
 menos que nubes, cielos,
aún menos, aire, nada.
Daga de dolor,
 inmenso océano de lágrimas
inundó mares y ríos.

Galerías enormes de congojas,
pesares, tristezas,
sin pisadas de dos, ni estelas recordadas.
Daga hiriente
como punzantes flechas afiladas
cursaron el aire y traspasaron mi pecho
dejando heridas punzantes en el alma
y las manos vacías y yertas de amor.

Mi lecho de nubes,
el nido de amor quedó vacío,
sangrante, frío, solo.
¿Será este minuto próximo
 o mañana o en el borde mismo
ya del jamás donde tu carne y la mía,
mi nombre y el tuyo
no se encontrarán?

Daga hiriente,
de pesar, de un latiente sufrir
que hace brotar lluvia de llanto
entre mantos de niebla,
 húmeda de cristales,
de hielos lacerantes
que se hunden en mi espíritu,
sin fecha y sin nombre.

Hoy, nuestros besos
están solos en el nido vacío y sangrante.
No queda nada,
absolutamente nada del ayer
vivido entre cantos, poemas, músicas,
sólo queda este dolor agudo,
 lacerante, tétrico
que reboza y agita mi espíritu
sintiendo la vida
como un sueño trémulo, no vivido.

Daga hiriente,
estoy al otro lado de los sueños
que soñaba a ese lado
que se llama la vida que se cumplió.
Y ahora
 de tanto haber realizado nuestro soñar,
nuestro cuerpo está en dos cuerpos.

El mío herido,
cuajado de orlas negras.
Mi espíritu desdichado, acongojado,
 no puede volar alto,
las tinieblas lo rodean,
le impiden ascender a lo alto
buscando la paz imprescindible
para nuestro existir.

Daga hiriente
que por milagro me escapa
de tantas agonías
soslayando en laberintos del alma fugitiva,
 lugares secretos
donde me lastiman y hieren.

Me refugio en cuevas oscurísimas
para no sufrir sin sentir mi cuerpo
en el que el dolor pueda dolerle
buscando lugares sin espinas
entre tinieblas con luces esquivas.

Mi mundo interior
 lleno de esperanzas marchitas,
 sufre entre ilusiones perdidas
y sin tocarme apenas
rozan mi frente alas de profecías.
Me siento herida de muerte sin heridas,
me abandonaste,
ya soy parte del tiempo de tu olvido.

Necesito que mis dudas se disipen,
ver la aurora en fiestas nacarinas,
en rosas, en albores,
el tiempo que perdí sufriendo.

¡Desaparezcan palabras vividas!
¡Encuéntrenme mañanas sin neblinas!
¡Que se acerquen dichosas
tardes otoñales entre frondas verdicientas!
¡El amor me espera,
con nuevas pasiones
 y ardores sin fin!

Desde el fondo de mi alma

 

Desde el fondo de mi alma
escribo para ti,
 mi amado amante,
siento fluir mis versos,
mis frases, mis estrofas
al pensar en ti,
es un canto que perfuma
y ese perfume canta
 todo el amor de mis sueños.

Cada estrofa es una nube
y para flotar en ella
hay que tener luz de estrellas
y corazón de querube.

Desde el fondo de mi alma
tu sensualidad que me llega sin tocarme
 me despierta
 como gotas de rocío al amanecer.
La inspiración más pura,
fluye para escribir ideas,
 frases, palabras,
dando vuelo a mi todo.

Algunas estrofas
que aparecen en esas hojas en blanco
hacen que mi corazón se asombre,
las quiero por audaces
porque sé que en mis anhelos
hay horizontes
para los mundos y los cielos.

Desde el fondo de mi alma
surgen los versos fugaces,
cubiertos de diseños
en las puntas de las olas
alumbrando mis intentos
entre curvas, más curvas,
se inician dibujando mis anhelantes ideas.

Desde el fondo de mi alma,
 los monosílabos van diciendo
en la arena sin huella,
 más, más, más, más
y el propósito se dibuja
en prosas poéticas.

Los deseos
de hacerte llegar mis versos
convocan desde las honduras,
 descienden del firmamento,
 luces, sombras, brisas, vientos, cristales
que son espumas
surtidoras de amores y de palabras.

Como fugitivas centellas
rebotando en sus reflejos,
van cayendo de a poco
en hojas sin estrenar,
hojas de la orilla
que se acercan
con el seno de las olas, tiernas,
llegan tibias al papel
al gran taller del gozo, feliz,
de hacértelos llegar a ti,
mi amado amante.

Desde el fondo de mi alma,
tan blanco como la espuma
trabaja mi pensamiento,
 bosquejando entre haces de luces,
entre resplandecientes afanes,
los versos de amor
que velando están en puro juego
en un ardoroso buscar
la plenitud del acierto.

Desde el fondo de mi alma,
 te busco a ti,
mi inspiración.
¿Dónde vives, solitaria misteriosa?
Por hallarte mi alma no reposa,
vuela y vuela bajo el cielo
y sobre el mar.
Y tan solo como un sueño
que se esfuma,
 ve un revuelo de tu clámide
en la espuma,
ve en los astros
tu dulcísimo mirar.

Pálidamente y en secreto
los versos responden y aparecen
desde lejanías o de frondas
 donde se habían guarecido
y en las estrofas
van los sones brotando
 como pasos de visiones
que conmigo
 los estuvieron buscando.

Un Nuevo Amanecer


Un nuevo amanecer 
para el amor. 
Quererte 
como las amapolas al viento, 
quererte 
en un compás de espera incierto, 
como letras de poesías
 nacidas desde mi alma.

Existe un nuevo amanecer 
donde no hay lugar 
para el dolor ni la mentira, 
donde la armonía 
se estremece con mi sentir, 
donde cada momento 
es una caricia.

Acércate 
en este nuevo amanecer 
y sentirás la paz en mi alma, 
se ha iluminado mi día 
con una nueva ilusión, 
con mi corazón dispuesto 
y libre 
de temores 
para volver a amar.

Mi vida 
con una agitación creciente, 
un festivo clamoreo de relumbres, 
de fulgores, 
proclama 
que está queriendo otra vez, 
no era aquella paz
 la última 
y estoy alegremente vibrando 
ante una nueva pasión,
 más perfecta, 
más verdadera, 
más plena.

Un nuevo amanecer 
está inundando mi vida, 
con colores sin fin, 
con claridades repiqueteantes, 
arrebatadoras, 
encendidas.

El amor 
es el amanecer 
en la libertad del ser.
Cuando los ojos del amor 
atraviesan la luna,
 los ojos de los sueños
 alcanzan el horizonte 
en un nuevo amanecer 
y en mi regazo algo nuevo, 
más pensado, 
más hermoso, 
se proyecta
 hasta lo hondo de mi alma.

Un nuevo amanecer,
 ¡qué delicia tocar la hierba fresca
 en un bello amanecer otoñal! 
y hasta detrás de la luz, 
veladamente 
secretos aguardan 
por si los quiero 
escuadrones de luceros.

La luz del amanecer 
abre la ventana de mis sueños 
y mi poesía canta alegre,
 baila con frenesí
 y con sus ágiles 
y armoniosos pasos 
que adentran dentro de mí 
para despacito, 
sin apuro, 
legar a las hojas vírgenes
 que las esperaban ansiosas 
para dibujarlas 
con arabescos
como centellas.

La luz del amanecer nuevo
 espera al amor verdadero, 
al sentido 
desde lo hondo 
¡qué bella sensación 
riendo las dos luces unidas!.

Abro los ojos 
en este nuevo amanecer 
y contemplo junto a ti, 
tiernamente abrazados 
y unidos 
el nuevo Sol 
de un nuevo nacer.

Te miro, 
te pienso, 
te amo 
y al abrir los ojos 
sonrío
 a mi despertar,
 cual rocío 
despierta con la sutil mirada del sol.

¡Qué gozo intenso 
y resplandeciente 
es este nuevo amanecer
 a tu lado!.
El amor, 
igual, 
igual,
de tanto ardor 
se va en sosiego.