Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 30 de marzo de 2015

Soy mujer


El arte de amar


El arte de amar
consiste en vivir
y el arte de vivir
consiste en amar.

Cuando la palabra brota
refulgente del corazón
 trae suspiros hondos cuando florece,
 es cuando en los ojos
nace la estación
en que las pupilas se iluminan de amor.

Nacen de mi alma versos y estrofas,
 formando caricias en mis manos
y enamorada, fascinada totalmente
hago del amor un sublime placer.

Siento que mi corazón
me exhorta a actuar
 como su emisario
y mi voz te susurra dulcemente
 mis sentimientos cándidos
en la luna frágil
 de la tarde nuestra.

Sin hablar, en un silencio distante,
nuestros labios temblorosos de tentación
sentían los latidos en ansias
verdes, azules,
en ondas para rendirse
en las mieles de la pasión.

El arte de amar nos eleva
 a la cima más alta del más allá,
al momento tan perfecto, tan sin par,
imposible en lo mejor del placer
de estar tú y yo juntos.

La esencia del amor
está en los ideales de la paciencia
entrelazando mieles, pasiones intactas
 como tejidos de hilos.

Es un don, un diseño ideal,
 meditando juntos
aprendemos a amarnos más.

El arte de amar
es saber proteger y cuidar
esa ilusión nacida sin saber
por qué, frágil y perfumada
sin atrevernos a tocarla
por miedo a que desaparezca en la nada.

Amar es una mirada que se enciende,
una voz que penetra,
una necesidad de caricias,
un mundo de dulzura,
una sed de ternura, es cantar y bailar,
 respirar y sentir, abrazar y mecer.

Mirar juntos esa puesta de sol,
escuchar el murmullo de las olas,
volar alto en el cielo
mecidos por el suave viento.

El arte de amar
es proteger la vida,
vivir momentos únicos e inolvidables,
compartir alegrías y tristezas,
luchar juntos siempre.

Quiero llevarte en mis pensamientos
y sentir tus brazos rodeándome
cuando cierro los ojos,
diferenciar tu aroma
y saber que eres tú
quien está aquí a mi lado,
demostrándome que amar
es un arte
que llevamos siempre con nosotros
 pero que tan solo desarrollamos
cuando hallamos a ese ser mágico
que nos arrebata una ilusión
 para convertirla en realidad.

El arte de amar
es poder volar sin alas
y sentir en el pecho perfumado
con rosas y calas,
es abrir un fino abanico
y desplegar sensaciones
y perderle el miedo a las emociones
cuando los suspiros se vuelven canciones.

El arte de amar es saber besar,
 acariciar y encender la pasión,
es la gloria a alcanzar
y eso ¡amado mío!...
eso… eso es celestial,
en el cielo monosílabo
de ser dos queriendo vivir.

Pasiones Encontradas


Pasiones encontradas,
ocultas
en secretísimos rincones
de mi alma,
confundiéndolas
con palabras de amor no dichas,
con anhelos de ilusiones
 y sueños
remontándose a las nubes altas
sin soledades ni llantos.

Tú,
mi nuevo amor,
desde la colina del nardo,
irradias el fulgor
que seca la fuente de la tristeza
y de las lágrimas.

Pasiones encontradas
que como nardos juveniles
guardan en mi entraña
 los bálsamos
y la secreta lumbre
que de mi pecho
palpitante
 lleva las blancuras de un astro.

Pasiones encontradas,
 vienen hacia mí
y me aturden
por un momento
con su interno bullicio
y sus ideas locas,
dejándome ilusiones
fulgurantes
que embellecen
 todo lo que tocan.

Me llevas a carismas divinos
 de auroras y cantos,
de nubes nacaradas
y gentiles,
de arrullos de calandrias,
 de ternuras suaves
y níveas
donde el gozo
se hace puro y eterno.

Los ángeles
 dueños de la flor del alba
nos guían
y protegen
en nuestro mundo irreal
 y mágico,
donde juega la brisa
 y hay rumores de música de alas
y goces en nuestras miradas.

Pasiones encontradas,
nuestras sombras
se rompen
y se aclaran,
sonríen
y tiemblan de risa
las lágrimas que enjugaste
con tu labios,
son como un hálito
que reflejan nuestras almas.
¡Ven hacia mí
y atúrdeme un momento!
¡Déjame estar en tus bazos!

La ilusión
que en tus juegos te acompaño
es un cuento
de hermosura extraña.
Pasiones encontradas,
 que nos llevan
 a caminar al azar
sin rumbo cierto.

Mi corazón descansa
ahora
en la rama suave de tu pecho
 y aunque muera
 sé que vivo
en los claveles futuros
de tu cuerpo.

Pasiones encontradas,
que esta noche descansan,
como centinelas eternos
que guardan mis secretos
en una túnica
de lentos deseos
contando las glorias
de este amor sincero,
pleno
de grandes momentos,
de verdades dichas.

Y río y canto
 con tu cuerpo
donde la luz tímidamente
se asoma
 bajando la luna en tus brazos
 y acunándome
con sentimientos nobles.
¡Cuánto perfumes de árboles
se derraman por tus brazos!

Amor perdido
entre bambúes incipientes,
 ¿cómo encontrarlo cantando?,
con galas de volcán
al sol radiante en el aire
y en los sones
en que arden las cañas,
asomando a tus ojos
el amor
que por mi sientes.

Pasiones encontradas,
sublimes y majestuosas,
con libertades mudas
y silencios virtuosos
que nos unen
en un apretado abrazo
que nos funde
en cuerpo y alma.

Mis huellas en tu mar


Mis huellas en tu mar,
 mis marcas en tu piel,
entre estrías de luces,
entre maravillosos perfiles
que rutilan por el agua
entre festejos y júbilos
al velar el ardoroso buscarte
 en la plenitud del acierto
de este amor por ti.

Dejé mis huellas
en tu cuerpo de mar,
 entre un oleaje
 resplandeciente de ardores
que te recorren
como finas plumas del aire,
cubriéndote de besos, caricias,
en las puntas de las olas
 intentando cubrirte
con mis ansias locas.

Mis huellas en tu mar,
iluminan mis intentos
de que no me olvides nunca,
entre clamoreos festivos,
jubilosos, inocentes,
plenos de relumbres, de fulgores,
proclamando cómo te estoy queriendo
 y dejándote ante tu orilla
 mi cuerpo virgen y puro
que alegremente se te entrega.

Las olas van formando
con monosílabos
palabras de amor
que te susurran entrecortadas
 para que las descubras,
 sirviéndote a tus deseos
de que tú y yo formemos
un doble espejo
donde nos refugiaremos
para amarnos.

Mis huellas en tu mar
casi desaparecen,
se desdibujan,
 las olas en la arena
 las van llevando
entre la espuma hacia la espesura del mar,
donde tú me esperas,
ansioso y desesperado
por tenerme entre tus brazos.

Mis huellas en tu mar
se adentran entre las aguas
en una actividad a veces frenética
y a veces pausada,
fluyendo hacia ti, mi amante,
porque eres amado.

Muestra en tu hacer,
¡que eres un afluente
del gran fluido que es la vida!
Mis huellas en tu mar,
 como magia de amores,
viviéndolos, sintiéndolos
en grandiosos momentos de belleza
y gozo sin par,
entre imágenes de desbordantes fantasías
 y percepciones en torno a lo Divino.

El mar nos ciñe, más y más,
como un cerco de alegría,
colmándonos de asombro
al mirarnos entre espumas
que desfallecen en la orilla.

Mis huellas en tu mar
se hunden de a una,
de a cien, de a mil,
 las incontables pisadas cristalinas,
que como figuras de blanco mármol
quieren estrecharte entre sus senos,
de una  en otra,
evadiéndose ligeras
y permaneciendo siendo ninfas.

Son juego de raudo amor,
entre tú y esta ninfa rápida
que apenas erguida cae
entre tu espuma desfalleciendo en tu orilla
 entre verdes curvas,
con luces vagas
en un gran hervor
de cuerpos en proyecto.

Se enlazan en las ondas
en altas quejas estremecidas
de gozos y placeres,
entre deseos que se alzan
 en ligeras crestas de ondinas,
entre ansias
que se mueren
en blancuras de amores nuevos.