Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


lunes, 6 de noviembre de 2017

Desearnos era inevitable


Tuya soy


Tuya soy,
tiéndeme tu abrazo,
¡ay!,
¡cómo te necesito,
apóyame,
respírame,
grita que me amas!

Cascarón de hojas,
vahos de campo,
de vida,
de viento,
de lluvia.
Hueles a cuerpo húmedo,
mi pasajero fugaz,
necesito tus besos apasionados
con sentimientos profundos y tiernos.

¿Cómo puedo pensar o decir esto?
¿Casi sin respirar o atontada?
Cada día quiero más de ti.

Tuya soy,
hoy y siempre,
no te pierdas en lo venidero,
a ti me acerco en tu presente.
Ser es estar siendo.

Prisa, apetito de las lejanías,
torpe atropello de las largas dulzuras del minuto,
da tiempo al tiempo.
¿A qué darle palabras de amor
al poema si lo estoy siendo?
Tuya soy,
mi amor es lento.

El caudal de mi dicha eres tú
y como el del agua fluyen parejos,
lo que ellos hablan
y la espuma dice suenan de acuerdo.

Tuya soy,
tan sencillo es quererte
que a veces se me olvida
que vivo de milagro el amor fabuloso
que al cargar sobre ti ingrávido se torna
y como lo redimes de sangre o de tormento,
por fuerza de tu pecho,
con corazón de magia,
siento la ilusión de que estás conmigo,
muy cerca,
a mi lado.

Tuya soy encuentro
la ternura en que se injerta
el color de tu piel que me soborna
y adoro tu palabra que trastorna
y apura mis sentidos buscándote siempre.

Pienso en acariciar tu pecho al descubierto
y todo lo invisible que te rodea,
me complazco en la luz que te contorna,
muerta de amor en lecho enfebrecido,
pasto de celo en huerto clausurado,
corazón por tus flechas percutido.

Tuya soy,
hambrienta de amor
soy una llama que por ti clama.
Un agua no pausada sí cantada,
se allega por tus manos a mi pecho,
¡oh ríos sin espuma,
tan alzado,
que moja las puertas de mi cielo!

Tuya soy,
los signos de tu grave y dulce voz
me reclaman a cada instante
y despiertas mi ternura y mis requiebros.

¡Qué umbría en verde valle,
qué collados!,
¡qué rama sumergida en niebla y cielo!

Tuya soy,
tú eres la música de mi vida
en todo mi tiempo.
¡Te ansío ya!

Una luz encendida


Una luz encendida,
un deseo infinito de encontrar
ese amor verdadero y pleno.

Cuando un rumor ambiguo y exigente
se me estanca en las venas
y mi voz se resquebraja,
se reseca como un erial de cuero,
acudo al largo camino iluminado
y le entrego el impulso circular
que pudo ser un verso,
un poema,
una prosa poética de amor.

Una luz encendida, hacia ti voy,
a encontrarme con mi amado amante
en los jardines en donde nos acogen
y sus duendes nos inventan matices singulares,
dejándonos gotas de sueño
hasta el más allá,
donde el temblor pluvial nos hace falta.

Una luz encendida,
íntima,
nuestra,
que emerge del vegetal periplo
con un guiño punzante
trasmutando en estrella el cielo circundante.

Alquimia secular de los jardines
donde se trueca la sigilos
a confidencia en altos aires tallados,
esclarecidos.

Una luz encendida
entre nuestros cuerpos de mármol y perfume
y el amor se desliza en nuestras manos
acariciando la piel desnuda ungida
hasta nuestros dedos,
en brazos de estatua
esculpidos por la pasión fresca.

Te siento junto a mí,
estás como una mariposa de fuego y de tormenta.
Una luz encendida entre tú y yo,
quiero que aturdas todos mis sentidos,
quiero sentir un cerco
que confunda mi cuerpo con tu carne,
mi aliento con tu boca,
mi piel con tus ojos ardientes acariciándome toda,
casi sin tocarme.

Apaga el viento que delira,
desboca los temores indefensos.
Quiero al fin la comunión total,
la unión que será lo sumo del amor.

El abrazo de tu piel de nave humedecida,
me sacude y me hiere,
me desdobla y me lleva.

Mi vida es un cielo trivial de jovialidades
que llenas con tu aliento
de argonauta errante y taciturno.

Una luz encendida aprieta mis deseos,
caliéntame las carnes con tu pasión de viento.
El sol será mañana una fuente de lujurias
y tú serás mi boca
y mis manos desgajadas de rocío
serán tu placer máximo.

Cual hambrientas sensitivas,
con suavidad de jazmines,
tus manos cuajan mis senos doloridos
de deseo que se entregan
agitándose a la soledad que se beben.

Una luz encendida,
mis formas inanimadas viven,
tiemblan,
se hace carne,
bajo el cincel embebido
de tu pasión noble y pura.

¡Qué sensación tan profunda arranca de mi alma!
¡Qué grito de amor desgarras
de mis poros y mi sangre!
Una luz encendida
nos envuelve como capullo en flor,
otra vez mis ojos
en el fuego de la tarde y todo perdurará…
hasta tu ausencia…

Desdén


Desdén,
 palabra no pronunciada
cuyo significado hace estremecer mi alma,
nunca lo sentí en ningún momento de mi vida hacia nadie,
 pero en este instante surgió en mi mente,
 ¿cuál es la razón?

Desdén,
es lo que conmueve las fibras más íntimas de mi ser,
es el desaire que a veces por instantes inunda
nuestras almas por el dolor que alguien nos provocó.

Si se acerca el desdén muestro desprecio
 poniendo a prueba el ingenio con sagaces aforismos
que me llegan subrayados con significativas miradas de envidia,
celos, menosprecio,
a los que respondo con total
 indiferencia sin inquietarme un ápice,
sin juzgar actos y pensamientos malsanos,
 me inunda una tolerancia objetiva hacia su existencia
 y por segundos me invade un profundo desagrado.

Frío desdén,
mi rostro llevado del desprecio y la diversión esboza
 una expresión de ira y amargura que dura tan sólo un instante
 ya que vuelvo a ser yo,
la pura mujer poeta que es totalmente ajena
 al mundo material que me rodea.

Mantendré con aguas descendidas
 por las fieles veredas de mi pecho
 todo el amor que me inunda cuando el cielo se afila al conjuro
 de un sutil cosquilleo de flautas
 que alejan de mí sentimientos malvados.

La última estrella remisa abandona su puesto de guardia
 desde donde los ángeles me protegen y cuidan
para que mi alma encendida y liviana
 lleve su amor por doquier.

Desdén,
no estás en mí tratando de sacarme de mi vida casta
 para arrástrame con sed de verme
en el silencio del mundo de las sombras miedosas,
 delgadas, oscuras,
para que me interne en el inframundo de lo desconocido.

No lo lograrás,
la luz brillante me envuelve en el gran aire vacío de dudas,
 dolores,
penas y soledades,
entre azares sin respuestas.

¡Qué gran plenitud vivir en paz y armonía
 desoyendo las palabras sin color,
 tan vagas como las sombras!
Entre jazmines,
rosas, azucenas,
alelíes,
están los nombres de los que no mienten
 ni hacen daño ni te hieren,
 mientras haya cantos en la oropéndola,
la vida es felicidad plena.

El futuro es distancia,
 no deseo perderme en lo venidero,
 quiero acercarme a mi presente sin desdenes
 que me acosen en las largas dulzuras del minuto
 de tiempo al tiempo,
sin torpes atropellos,
entre quietudes y calmas,
el alma se enaltece en búsqueda de la verdad.