Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 29 de junio de 2014

No se donde estas


Mientras te espero…


Mientras te espero…
mi cuerpo tiende a caer,
mi mente no quiere reaccionar,
mis palabras mudas estarán.

Te esperé…
ansiosa de tu regreso,
pero siento la trágica fatalidad
de no ser más
que una marca en un cuerpo
que huyó de mi lado.

Mis labios se han secado,
sedientos de tus besos,
sin ellos
es austero el firmamento.

Mientras te espero…
has dejado tu marca
en el fuego de mi pecho.

Florilegio de mi pulso enamorado,
que dirige cada hueso de mis dedos
que rasgan las cuerdas del violín
 mientras te espero.

Sabes ya que no eres,
hoy, aquí, más que el recuerdo de tu planta,
que un día arrastró
la arena que llamamos tiempo.

Tú, ahora, en mí
eres hoy, sólo huella de tu huella,
de aquella
 que marcaste entre mis brazos.

¡Sensación de retorno!
Pero, ¿De dónde?
¿Dónde?

Allí estuvimos, sí, juntos
para encontrarnos y amarnos,
pero las presencias de siempre no bastaban.

Los besos se quedaban a medio vivir
de nuestros labios,
no sabían volar en una plenitud total.

Mientras te espero…
escribiré versos,
versos que desgarren el alma.

En su primer intento,
versos que simulen estrofas,
pero tú,
eres la poesía que pierdo.

Mientras te espero…
 recuerdo mi mirada mirándote,
sentía paraísos,
virginales jardines de ti,
donde ahora, sin luz, ya no se puede entrar.

Por eso, nos marchamos,
se deshizo el abrazo,
se apartaron los ojos,
dejaron de mirarse,
para buscar el mundo donde nos encontráramos.

Y, de pronto, nos encontramos,
Sí, allí.
¿Cómo fue el encuentro?
¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos con las manos,
buscándonos a tientas,
con los gritos clamando,
con los besos que el vacío besaban?

¿Con choque de materia y materia,
combate de alma contra alma,
que a fuerza de contacto se convirtió
en victoria gozosa de los dos,
en un prodigioso pacto de amor
de tu ser con mi ser, enteros?

Mientras te espero…
 sucedió el milagro,
tan sencillo,
como una luz que se encuentra con otra luz,
y queda así iluminando el mundo.

Y aquí, dentro de nuestras almas,
pervive el prodigioso saber que nos hallamos
y que mi dónde está
no sufre memoria.

Presagios tormentosos


Presagios tormentosos,
¿es que acaso la tormenta,
furiosa y creciente
en el cielo oscuro y misterioso
abruma nuestro amor
o a la inversa lo acrecienta
entre los truenos y los relámpagos?

Palpita un viento ardiente
como el que sopla de un gigantesco incendio
y una tromba guerrera brama truenos
que prestos estallan
en aullidos de airadas tempestades.

Presagios tormentosos,
el cielo, impenetrable y duro
nos hace unirnos en un abrazo total y apretado
como queriendo alejar
el escudo de granito
que se nos acerca queriendo hundir
el mundo con su enorme paso.

Parecen descender del infinito
invisibles espíritus
blandiendo espadas de relámpagos
y nosotros corremos, manos entrelazadas,
pies desnudos buscando una cueva secreta
para encontrar el refugio
ante esta majestad abrumadora
que nos hace desfallecer
ante la belleza y el miedo.

Nuestro amor se agiganta
ante tanta inmensidad
que hace retemblar el firmamento.
Presagios tormentosos,
el perfume de la tierra mojada
nos inunda al peso de sí misma,
después irá veloz
como un meteoro al fondo del abismo.

Con galas de volcán, el sol radiante
en niebla roja de fulgor metálico
traspuso lentamente el horizonte
y nos asombramos ante la llegada
de una noche sin astros,
entre las sombras, la tormenta avanza
rodeada de grises nubarrones.

De pronto, el viento silba más agudo
y la tierra se puebla de visiones,
buscando en vano
nuestras miradas un salvador escudo.
Ya los truenos errantes retumban
con salvajes estampidos.
En tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo la tierra,
loca de pavor, se humilla.

Presagios tormentosos,
la tormenta está aquí, entre nosotros,
chocan los truenos entre sí y estallan.
La tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del rayo,
mundos hechos campanas
que repican por todo el firmamento conmovido.

Cuando se apaga la lumbre de un relámpago,
se puebla la noche de una sombra,
tan oscura que nos oculta a los dos
como dos figuras misteriosas e inexistentes.

Se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles, diluvia
y nosotros bajo el agua
como fantasmas aturdidos,
corremos y danzamos entre truenos y viento.

¡Por fin, desde la altura
de un cielo azul profundo,
las estrellas de cándida hermosura,
llenas de compasión y de ternura
dejan caer sus luces sobre nuestro mundo!
Presagios tormentosos
que nos lleva a unirnos más
en un revuelo de besos
bajo un manto tembloroso
a la tibieza de nuestro nido
dejando lejos la fiera luz
de las voces de huracanes lejanos.

Mi corazón te llama


Mi corazón te llama,
escúchalo palpitar sólo en pensar en ti.
Tristeza es que mi corazón te llama a gritos
y tú no estás aquí para compartir su soledad.
No te escribo poesías,
te entrego poemas de amor,
no te oculto que te amo,
 te lo digo en silencio
con mi corazón clamando
por tu presencia a mi lado.

En el remanso de agua mansa
estoy contigo
bajo la verde cabellera de un sauce
que se mueve a ratos.

Al río la imagen del cielo
 viste su hermoso terciopelo,
en el centro fulgura el agua
con cristales de fraguas.

Mi corazón te llama,
respiran gozos mis anhelos,
cantos en la lira y en el alma vuelos,
 sólo en pensar que estarás a mi lado
 susurrándome palabras de amor.

¿Qué bien a tu bien se puede igualar?
Clamo por ti, vibro tan sólo en pensar en ti.
En la amable brisa que besa mi frente,
oigo tu sonrisa fugaz y clemente.

Mi corazón te llama,
porque en ti todo es suave,
 la luz del rocío, el cantar del ave, el reír del río.
El cielo tan azul que amas tú
en nuestro fragante edén nos espera siempre.

Mi corazón te llama
al despertar la aurora su mirada de alegre claridad,
de los campos brota un perfume de paz
y mi cuerpo ansía estar entre tus brazos,
sintiendo tus dulces caricias
sobre mi piel ansiosa y deseosa de ellas.

Un alegre cantar de frescas notas
van despertando el campo
en la mañana de mi alma,
surgen palabras de amor con inocente ritmo.

Mi corazón te llama,
clama por ti con desesperación,
late con cadencia inspirada,
 es un millar de notas que me subyugan
 y un millón de arpegios
que me elevan hacia ti
cuando al brillar
la aurora todo el paisaje canta.

En fantásticos pentagramas,
plenos de dicha y luz
te espero en nuestro lecho de amor.
Mi corazón te llama
y como ardiente orquesta palpita, late,
en un alado idioma sin palabras
surgiendo estrofas en torrentes
que en sones se precipitan.

Redoblan los vibrantes tambores
 en mi pecho con tan sólo pensar en ti,
son orquestas con música de mares
y como estruendosas cataratas de alegres notas
van a la lira que los espera ansiosa.

Mi corazón te llama,
con amoroso sentimiento,
como cuando los pájaros cantan en coro
y el río ajusta a la sonata
las liras de cristal sonoro
que tañen las ondas de plata.

Contigo a mi lado amado amante,
vuelan los ritmos entre aromas de amor
y los poemas, las prosas,
interpretan raudos y veloces
todo lo que por ti siente y arde
 mi alma de poeta
todo el trémulo esplendor de estar junto a ti.