Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 25 de noviembre de 2012

Regálame tus secretos


Cálidos crepúsculos


Cálidos crepúsculos, junto a tu lado, frente al mar, el horizonte cuajado de mil colores polifacéticos nos envuelve en su magia de espejismo, de visiones que nos transportan a nuestro mundo de dos, hundiéndonos lentamente en la inmensidad del cielo.
Cálidos crepúsculos, admirable naturaleza, siempre la misma y diferente, maravillosa de belleza, renovada constantemente que nos sumerge en oleadas de pasión frente al sol anunciando su poniente bajo la celeste amplitud.
Estos momentos imborrables son fuente de inspiración de poemas de amor y manantial de ritmos y cantos y los versos como tesoros escondidos surgen en estas tardes de escarlata.
Cálidos crepúsculos, denme a beber la poesía en el raudal de meditaciones sin fin como salmos que desbordan cielos y tierras.
El himno al amor todo lo ennoblece, todo se agranda a sus clamores, el firmamento resplandece, la tierra se cuaja de flores.
Cálidos crepúsculos, hay en su grandeza, ternura que fulgura, armonía que se potencia en segundos apenas y los versos vuelan con las aves, los rumores de los ríos.
Es la hora del amor, retornan a los nidos, las leves golondrinas, sus alas son dos mimos flotantes en el viento, los bosques se adormecen y velan las colinas, es el momento del recogimiento y del silencio profundo surcado por suspiros apasionados.
Poco a poco, puéblense de sombras el ambiente y levántanse del fondo de nuestras almas los sagrados sones de nuestro amor descendiendo por diáfanas escalas a nuestros cuerpos temblorosos de pasión.
Cálidos crepúsculos, como música con ritmos sin fin, son instantes que la ilusión guía, la tarde apaga sus colores y los astros encienden sus lumbreras, nuestros corazones palpitan y vibran al unísono en un total arrobamiento de confidencias y secretos íntimos.
Parece que flotamos en una suave cadencia entre el cielo y el mar, nuestros pies no son pies, son alas de aves, bajo el fanal errante de la luna que despacio asciende con su áurea luz, espectral y hermosa, dilatando el paisaje que nos protege, nos cobija como un temblor de encaje.
Luna que comienza a alumbrar nuestro camino, vago y blanquecino hacia nuestro nido cálido y embriagador de dichas supremas.
Cálidos crepúsculos, luces que el cielo envía como poesía ardiente en el atardecer nostálgico, conduciéndonos entre bellezas de luces al encuentro de nuestros cuerpos que se buscan con ardor y entrelazan entre hilos de ternura, contemplando absortos la imagen del cielo unida a la forma de la Tierra.

Soledad de a dos


Soledad de a dos, aislamiento de dos almas que estuvieron unidas en el ayer lejano, ahora en un desamparo triste y melancólico, lloran llantos de tempestades.
En noches solitarias, en el pasado, unidos formaban un solo ser, de a dos, unidos por lazos que parecían indisolubles pero el tiempo los fue diluyendo en la nada, quedando los espíritus en un total desamparo y de sombras se anegaron, de tristezas y penas.
Soledad de a dos, el tedio pesa y el silencio flota, despertándose dolores y hondas congojas que parecen eternas como la flor desprovista de perfumes, ya que es la que más prolonga su existencia.
Soledad de a dos, sólo subsiste proyectos, proyectos arrumbados y corazones envejecidos y mustios.
Lenguaje de congojas que en las heridas de los pechos mora, escondido en lugares secretísimos que descienden a lo hondo de las almas.
Y entre las sombras voces se escuchan, leves, tenues, que dicen: ¿seguir?, ¡si no se llega!
Ya que seguir es luchar, ¡qué inútil lucha!
Ya nunca más existirán los besos, aquellos dulces y tiernos en las frentes, en las manos, en los cuerpos, aún sin ser tocados, se dormirá profundamente ese mago azul de la mentira.
Soledad de a dos, ¿qué persiste de todos los lirismos cultivados en esta hoy claridad abrumadora, sólo frialdad de sentimientos, aislamiento extraño entre dos seres que siguen juntos, entrelazados en la red de inercia del vencido y acabado amor.
Soledad de a dos, el ensueño y la melancolía, encienden los sueños donde la lucha diaria y ardua agrandan la existencia para sobrevivir juntos en un temblor de anhelos no cumplidos y esperanzas truncas.
Entre ambos se alza la copa de la amargura, una antorcha incierta de una luna yerta, errabunda y muerta, sólo existe una luz exangüe que devana como en un telar de encuentros y desencuentros la tristeza humana.
Soledad de a dos, que en una perenne inquietud encierra el deseo total de ser soledad de a uno para llegar al interior consigo mismo donde mora la felicidad del alma.
Soledad de a dos, luz agonizante, que busca sin poder encontrar el sentido del existir en esta vida del ahora, llegando a contemplar como en un espejo sin luz la tragedia de ser tan sólo uno sin estar frente al otro.
Y es de esperar en vano empeño en un intangible ensueño viviendo sólo en la bruma que en una falsa ilusión se crea para continuar en un mañana sin futuro.

Todo está escrito


Todo está escrito entre los dos, con palabras de luz en nuestro destino.
No podemos desoír su voz ni su llamada pues el amor es suave lluvia de oro cayendo en la floresta de las almas.
Aún la melancolía en el amor nos convierte a los seres en poetas, surgiendo las más hermosas y sentidas melodías que se derraman por nuestros cuerpos como el río desborda sus almas en el mar, dejándonos arrastrar por la corriente de la pasión.
Todo está escrito, en los cielos abiertos van trazando los pájaros códigos de vuelos, las estrellas se leen con largas lentes claras que descifran el misterio de la vida, de enigmas alejados.
Las tierras más remotas con colores azules, verdes, rosas, entregan sus secretos en los mapas.
Y el pasado se ve tenuemente tan escrito en los ojos, en tus ojos, que son elegía o cántico que brotan desde un arco iris en el cielo.
Todo está escrito, tu nombre no se lee donde se lee, está en mi corazón enamorado y contigo la Tierra es el cielo del cielo y entre tus brazos no se sabe de qué profundidad viene el amor, lejana, sí de honduras de cielos o entrañas de la Tierra.
Todo está escrito, porque hemos pasado por la senda estrecha en los grandes zarzales de la vida, sin hacernos ni una herida ni sentir dolor ni pena.
Todo está escrito y cuánto más te acercas te siento despacito recorrer mi alma y entre árboles llenos de nidos va un raudal lleno de rumores dormidos en lechos de algas y de flores.
Y sobre la sombra nocturna del éter en la inmensidad la Luna, triste y taciturna, vaga en plena soledad, mientras nosotros nos acunamos entre abrazos tiernos y dulces besos.
Todo está escrito, los dos nos comunicamos en un abrazo sutil cuando los cristales duplican el blanco disco de marfil.
Todo está escrito, el tiempo río que huye y puede acontecer que cuando queramos proseguir, perdidos nos hallemos en las sombras de un remoto ayer.
Todo está escrito y un tropel de versos nos envuelven, son los versos que se agitan y rápidos se dispersan como musicales flechas, van en busca de las hojas, van para no volver a lugares misteriosos, sí  para volcarse en ellas.
Todo está escrito, seguimos un ideal que no se alcanza pero al fin, con toral esperanza, creemos que en un flotar suave, surgen, plenas de amor nuestras quimeras.

Reencuentro con mi vida