Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


sábado, 28 de octubre de 2017

Cenizas de pasión


Entre dos luces


Entre dos luces
nos reflejamos tú y yo
en espejos de azogue y de cristal,
nuestras imágenes fulguran
cual estrellas
en la cima de los cielos con la tierra.

Quisiera estar tendida en tu corazón,
 envuelta en tus brazos,
mi rostro bañado por tu mirada.
¡Cuánta felicidad nos baña
uniendo nuestros cuerpos y espíritus
entre dos luces
que nos bañan
con sus fulgor de amor!

Antes nos encontrábamos torpes,
 a oscuras, tanteándonos entre tinieblas,
ahora entre dos luces,
la tuya y la mía,
la dicha nos escoge,
nos declara capaces
de creación alegre
y nuestras dos vidas
viviendo abrazadas
 labran el gran proyecto
de la pasión del alma.

Entre dos luces,
diferentes las dos, bellísimas,
visibles tan sólo por nosotros,
nos iluminan nuestras imágenes
misteriosas de tibiezas.

¡Qué alegría saber
que en cada hora
algo que esta viviendo nos espera!
Cuando la Tierra se inunda
con la aurora,
 la felicidad se nutre en cada rayo,
la luz que llega a estrenarle
a la vida nueva un sinfín de esperanzas.

Entre dos luces,
nuestras almas se acarician
y la del sumo mediodía
nos da claridad, toda hueca,
de tan clara nos enseña
a ceñirnos entre abrazos dulces
que no son ya más misterios.

¡Qué sensación tan profunda
arrancas de mi espíritu
cuando estás en mí,
con tu luz que me permite
saborear la paz de tu amor!
Al desnudar tu luz en mis pupilas
se congrega la sangre en los sentidos
y una tibia memoria sin contornos
se apacienta en tus valles y entre lirios.

Entre dos luces,
la tuya y la mía,
 tu nombre y mi nombre
recogidos en nuestras bocas sin color
en la música del viento,
tal leve en extensión
que sufren nuestros labios
al amparar su son
 tan breve tiempo.

Mantendremos con aguas encendidas
 por las fieles veredas de nuestros pechos
 el medido esplendor de nuestras luces
 y así desgarraremos sobre la playa
 la cifra exacta de nuestros nombres
y el cuenco sellado
con gracia
de nuestro amor eterno.

Entre dos luces,
sofocados, hambrientos
 de querer vernos más,
de estar más cerca,
como firme hiedra de amor
 plantada en el suelo
regada por mil estrellas.

Nos amamos como somos,
 nos ofrecemos amor incondicional,
sin apremios,
nos brindamos esperanzas de vida,
somos como la brisa del mar
reflejada en el cielo rojizo.

Entre dos luces,
 como espejos de agua
estaremos juntos,
siempre juntos
corriendo la vida sin apremio.

Me entrego a ti mi amor


Me entrego a ti mi amor,
te busco y anhelo tu presencia a mi lado.
Mi piel tiene el sabor de miel de tus besos
y mi cuerpo clama excitante
que vengas a mí y me amas.

Me entro a ti,
con mi alma deseosa de amor,
ahora,
en este instante,
ya,
sin esperar en vano al vacío absoluto
sin el encuentro de nuestros cuerpos unidos
como uno solo,
entre besos,
caricias,
ternuras,
mimos de ansiedad compartida
de llegar juntos a culminar
como si estuviéramos en nuestro Paraíso terrenal.

Me entrego a ti,
mi amor,
con toda mi pasión,
mi ardor otoñal,
con mi cuerpo aún deseoso
de ser poseído por ti.

Cuando estamos juntos
volamos hacia la inmensidad del horizonte
bajo la luz de las estrellas
que iluminan cada momento del amor que nos une,
nos estruja,
nos hace explotar con dulzuras,
con besos profundos,
casi sin ruido algunos,
otros melodiosos que piden más,
mucho más.

Me entrego a ti,
mi amor,
avivas mis deseos de ser tuya,
enteramente tuya y mi virginidad
te entrego en cuerpo y alma.

En nuestro lecho de amor,
entre azahares,
rosas,
amapolas,
verdes lotos recién nacidos
hicimos el amor con pujeza,
entre impulsos tanto esperados,
con vaivenes de entrelazos,
como con abrazos y suspiros
levemente respirados
entre besos
que nos llevan a nuestro mundo,
sólo nuestro.

Me entrego a ti,
somos dos en un cuerpo y dos almas,
entregados al amor con intensidad,
plenitud,
alborozo,
alegrías y risas sin fin.

Bailo entre tus brazos,
mis caderas sin quererlo se mueven solas,
bailando como si estuvieran en las mil y una noches.

¡Qué felicidad!
¡Soy toda tuya!,
sólo tuya,
bajo el arco iridiscente de la bóveda
celeste que nos acoge secretamente
en nuestra íntima soledad.

Me entrego a ti con regocijo,
sin pudores,
ni tabúes,
con toda mi ternura,
mi amor,
mi dulzura,
enamorada de ti como de la vida.

¡Te amo!
Te esperé durante mucho tiempo
pero por fin me encontraste
con todo el arte de tu seducción,
tus palabras fueron sin saber la caricia
al interior de mi mundo
haciendo remover en mi cuerpo lo dormido,
lo que se había detenido en un lapso de la nada.

Vivamos tan sólo el Hoy,
es el que no unirá por siempre.

Crónicas de amores vividos


Crónicas de amores vividos,
dormidos en el dulce rincón
de los recuerdos guardados.
¿Por qué volvéis aquellos,
tristes y olvidados
a la memoria de placeres perdidos?

Amores vividos en ayeres de ayeres,
en el hoy,
en el ahora,
los quiero porque sus alas sobre mi sien,
flotaron, yo sé lo que me hicieron sentir,
yo sé lo que me hicieron soñar,
todas las vibraciones
y latires que sentí en cada segundo
en mi laúd con sus cantares.
Crónicas de amores vividos,
historias inolvidables,
imborrables de mi existir.

Mi mente se abre
para que los relatos me salven
de una soledad infinita
que se despliega en un abanico romántico.
Las prosas poéticas de amor
que me inspiraron en mi vida esos amores,
las que dejaron huella,
las que me marcaron
con sólo nombrarme en mis labios,
se hundieron entre las ruinas
de algún idioma inmerso en la Tierra.

Crónicas de amores vividos
que me hacen cantar ebria de dicha
y de emoción cuando pronuncio nombres,
fechas, lugares,
minutos, segundos,
vividos cada uno con total intensidad.

Mi espíritu todo se envuelve de luz
como una aurora y su resplandor rosado,
mis amores vividos,
se hacen realidad,
plenos de místicos aromas
acallando toda pena,
mitigando todo afán.

Crónicas de amores vividos
que por haber vivido
encienden el sol
como lámparas de cegador rubí
y en mi paraíso de cristal
y agua mil besos me buscan,
acarician mi piel,
descubriéndome toda,
lentamente,
sin temores ni dudas porque mi cuerpo impar,
tenso y desnudo
ya no se hará visible más
que para el único amor verdadero.

Y creo que me aman,
alguien ya sabe que existo,
que puede estrecharme entre sus brazos
y que por eso lo amo.
Crónicas de amores vividos,
así la vida pasa feliz entre las flores,
los cantos y fulgores de intensos amaneceres
sin que se enturbien los sentimientos
en su diáfana transparencia,
el no tener mañana
como no se tuvo ayer.

De las fugaces dichas las palabras,
las ideas,
las prosas como emblemas
van a las hojas de cada flor,
se van a su perfume,
se dispersan en cantos,
buscándote a ti,
el que hizo palpitar y vibrar
mi corazón con todo su ardor.

Y entre un gran humo de pájaros cantantes,
el relato de mis amores,
entre las brisas se alza y asalta
su magnífica vastedad.
Siguen el reflejo del agua en playas virginales,
sin reposo,
porque el mar se resiste,
ola tras ola a que se escondan
las huellas de los cuerpos.

Crónicas de amores vividos,
quien va a dudar de las historias que dejaron signos,
deslizándose entre las leyes más antiguas
que los dioses abrieron en la tierra,
los gozos,
las dichas,
los placeres.

¿Quién va a dudar de esa verdad tan clara
en las antologías en todos los idiomas
que el amor tejido
entre coronas en noches invernales
es lo más perfecto y deseado del mundo?