Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 27 de agosto de 2017

Da lo mejor de ti


Penas por tú pérdida


Penas por tú pérdida,
¿Por qué siguen lastimando,
las que ya sucedieron hace mucho tiempo?
¡afuera, afuera ya, lo soñado, flotante,
marchando sobre mí,
sin poderlo pisar porque no tiene sitio,
¡desesperadamente!
Para quedarme sola, inventaré,
selvas vírgenes,
con árboles de metal y azabache,
iré hacia ellas
y veré que de sus puntas cuelgan,
papeles apergaminados,
con mis poesías que creía perdidas,
eran para ti, no las leerás
y menos las cartas que te escribo.

Penas por tú pérdida,
cada mañana tu aliento de cigarra,
anuda mis ojos abiertos,
en la penumbra quieta.
Te fuiste, pero aún estás conmigo.
No estás. Y estas en mí como una lluvia,
de suavidades indefensas,
que braman por sacarme de la rutina muerta,
para arrastrar tu sed de verme en el silencio,
de tus miradas grises.
¿Por qué para poder tenerte en mí,
no debo tenerme para mí?
¿Será mi culpa?
¿Toda mía es la culpa de tu ausencia?
¿y tu miedo a amarme y ser amado?
yo soy tu amante.
Esa es mi culpa.
Penas por tú pérdida,
y una vida ¿ Es la vida un hábito de vida,
entretenido en una aventura corporal,
mientras las penas y el dolor entretejen mi destino?
Me fui a tu encuentro por el dolor.
Tú no venias por allí.
Me metí en lo más hondo por ver si,
al fin estabas.
Por la angustia desgarradora, hiriéndome,
tú no surgías nunca de la herida.
y nadie me hizo señas
un jardín o tus labios,
con árboles, con beso,
nadie me dijo,  por eso te perdí-
ya que tú ibas por las ultimas terrazas,
del recuerdo, del gozo, de lo cierto.
A ti solo se llega por ti,
te seguiré esperando.

Locura sería


Locura sería,
si continuara de por vida buscándote,
sin dejar un solo minuto de hacerlo.
¿acompañan las almas?
¿se las siente?
¿o lo que te acompañan son pedales minúsculos de vidrio,
o las puntas de las fugaces rosadas de los dedos?
¿acompañan las ansias?
¿Y las “más”, las “mas, las “más”?
¿no te acompañan?
¿o tienes junto a ti en tú interior la música,
tan mártir destrozada de chocar contra las paredes,
las que tocan desesperadamente sin besar?
¿acompañan las alas o están lejos?
Y te digo:
¿te acompañan ese inmenso querer de estar contigo,
que se llama el amor?
¿o sigo sola, sin otra compañía que mira muy despacio,
con los ojos arrasados de llantos
y sentirse desnuda, sola, con tu desnudo prometido?

Locura sería,
tú desististe el abrazo,
se apartaron tus ojos,
me dejaste de mirar para buscar ese otro mundo,
por tan nuevo y anhelado amor.
Y yo dolida, pensante, en su locura de amor,
no sabe que otra fuerza más que la suya,
allí afuera está jugando con ella.
La pensativa y el viento,
la atormentada y su pelo,
el amor y el aire, nada.
Fluye el río del tiempo,
se empapa una en sus aguas,
se escoge la voz,
mi mirada se amansa porque ahora se ,
que nunca volverás.

Locura sería,
se me achica el corazón,
mis fuerzas se aceleran,
se me entumecen los brazos,
ya no estarás más a mi lado,
amado ausente.
Ayer mis ojos acertaban distancias
y como un remolino mis dos brazos giraban,
destrozando malezas,
o blandiendo ira el no tenerte más en mis brazos.
A veces el jardín,
convidador me llama,
cuando en rosa, jazmines y geranios,
estallan o verdean modosos.
Voy cantando bajito , sin ahondar mis pisadas,
así mis huellas se pierden en la nada,
como con un dejo de lastima y pena ,
por haber sido tuya.
Atónita mi voz halla,
no ha de escalar lo indecible
y cuestionar lo visible,
excede el entendimiento.
fue un paseo por el cuento,
el estar contigo
y ¡fue duro despertar!
¡ya no más!
¡las poesías me esperan a conglomeradas,
para dar paz a mi corazón!

Alas caídas


Alas caídas,
te fuiste volando raudo y veloz de mi lado,
sin una palabra de adiós,
buscando desesperado tu nuevo amor,
que te estaba esperando en el lugar equivocado
y fue tan raudo tu vuelo,
que caíste con tu cuerpo y mente en una mar de escombros,
donde creíste encontrar el amor que esperabas.
¡ pobre hombre desgraciado y tonto!
tus ojos no se dieron cuenta que te ibas de mi lado,
a una cueva profunda y maldita,
donde te iban a dejar en la ruina y destrozado.

Alas caídas,
la vida en sus múltiples facetas,
tú el que decías que me amaba se omnibuló sorpresivamente,
de otra mujer que tus ojos vieron como la belleza máxima,
quien te hirió y te engaño con sus ojos pardos
y maléficos.
¡pobre de ti mi amado ausente!.
Mi lástima te inundó y no te diste cuenta,
nunca más te vi
y ojala nunca te vea más,
pero mi dolor y pena sigue por tu ausencia,
sangrando las heridas de mi corazón,
que aún no han podido cicatrizar.

Alas caídas,
mi vida continuó sin ti
y surgieron mis poemas de amor
y estas cartas que te seguiré escribiendo,
porque el papel blanco me llama
y me pide que vuelque todas mis penas,
mis anhelos, mis pesares ocultos.
Y tú en volandas arremolinadas volaban hacia tu nuevo amor,
ese amor que te dejó en escombros de pobreza total,
te cambió en tu país al que la llevaste,
por otro amor y te dejó en crisis total.
Te lo merecías , tus locuras provocaban en mí,
el más grande dolor, mis manos quedaron vacías,
al quedarme sola.

Alas caídas,
por ti la tristeza me la ha robado la noche.
Era mía, bien mía, pensaba decirla en versos,
darle forma como dan las lágrimas,
forma tibia al dolor de adentro.
Pero estaba clara la noche
y el papel esperó en vano.
Anduve sin ti por las estrellas y el aire
y el olor de las amapolas,
todo era como un corazón tendido a la confidencia.
Y mi tristeza está ahora lejos, lejísimo, en las estrellas altas,
en esa brisa fresca,
que no puedo aprisionar aunque abro y cierro las manos,
está ya fuera de mí.
¡gracias, mil gracias!
soy feliz en mi soledad,
esperando el nuevo amor.