Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 15 de julio de 2017

Revelación


La Luz Prestada


La luz prestada,
esa que yo te di,
que iluminó tus pasos,
que te dio brillo
y resplandor,
esa que no supiste valorar,
la que alimentó
tu espíritu
y calmó tu sed.

La luz prestada,
que bebiste
como el sol en la tarde,
que encendió fuego
en leña seca,
esa luz
que se llevó el viento del crepúsculo
que entorno a tí da vueltas,
el sol será mañana
un plato de lujuria.

La luz que tuviste
no vino de tí,
es que vino de los soles,
de los ríos,
de la oliva
y te inundó la oscuridad.

La luz prestada
se abrió como ventana
sorprendida
derramando
su fulgor de luciérnagas.

¿Ya no sientes
la falta del destello
que te llevó hacia mí?
¡Qué dolor
que no hayas comprendido
la entrega de mi todo
que te di!
¿No te das cuenta
de que te has sumergido
en mares de tristeza
y en vano
buscas un camino
para salir de tu noche?

Todo en tí
ya es silencio,
el eco no te responde,
las chicharras
no las escuchan tus oídos
y en tus sueños
ya no hay más luz,
estás en la ausencia
del no retorno,
tu ceguera
no te deja ver mi luz.

¡Estás en un cielo monosílabo
donde nadie siente tus pasos!
Eres un inútil gentil-hombre
desnudo y blanco
con venas sin estrenar,
ya la sangre no corre,
está seca,
sin chispas
que en nada prenden.

Vivirás sin la belleza,
la alegría,
la risa,
el canto,
el amor.
La luz prestada intangible,
leve y veloz
se fue de tu lado
y no la alcanzarás
nunca más.
¡Qué lejos estamos
y qué cerca estuvimos!

Lentamente en mí
un nuevo amanecer se acerca
que hace que la tristeza
se fuera al pasado del ayer,
oscureciste mis días
pero ahora
renace en mi alma
la luz brillante
que otra vez inunda mi existir.

El tiempo contigo ya no existe,
saliste de un tiempo
que no dejó huellas ni señales.
¡Qué milagro
ya puedo decir
pasó y partió!

La luz prestada,
partiste a rumbos confundidos
los que te llevarán
a lugares misteriosos,
secretos,
sin retorno.

Tu silencio ya no duele,
mi alma se ilumina
y los poemas de amor,
frases erráticas,
cortan el aire
como flechas afiebradas,
buscando ilusiones nuevas.

Ya desperté
de la sombra
en que me dejaste,
atónita y absorta
en que te fuiste a otro tiempo,
buscando otros amores,
otras miradas,
otros besos.

Despierto
en un rítmico volar de dulces sueños
que me llevan al ideal de amar
y ser amada,
suspiro con el máximo esplendor
de que existe el amor anhelado
que me abre
con su encanto de quimeras
a un existir nuevo.


Mi corazón te llama


Mi corazón te llama,
escúchalo palpitar sólo en pensar en ti.
Tristeza es que mi corazón
te llama a gritos y tú no estás aquí
para compartir su soledad.

No te escribo poesías,
te entrego poemas de amor,
no te oculto que te amo,
te lo digo en silencio con mi corazón
clamando por tu presencia a mi lado.

En el remanso de agua mansa
estoy contigo bajo la verde cabellera
de un sauce que se mueve a ratos.

Al río la imagen del cielo
viste su hermoso terciopelo,
en el centro fulgura
el agua con cristales de fraguas.

Mi corazón te llama,
respiran gozos mis anhelos,
cantos en la lira y en el alma vuelos,
sólo en pensar que estarás a mi lado
susurrándome palabras de amor.

¿Qué bien a tu bien se puede igualar?
Clamo por ti,
vibro tan sólo en pensar en ti.
En la amable brisa que besa mi frente,
oigo tu sonrisa fugaz y clemente.

Mi corazón te llama,
porque en ti todo es suave,
la luz del rocío,
el cantar del ave,
el reír del río.

El cielo tan azul que amas tú
en nuestro fragante edén
nos espera siempre.

Mi corazón te llama
al despertar la aurora
su mirada de alegre claridad,
de los campos brota un perfume de paz
y mi cuerpo ansía estar entre tus brazos,
sintiendo tus dulces caricias
sobre mi piel ansiosa
y deseosa de ellas.

Un alegre cantar de frescas notas
van despertando el campo
en la mañana de mi alma,
surgen palabras de amor
con inocente ritmo.
Mi corazón te llama,
clama por ti con desesperación,
late con cadencia inspirada
es un millar de notas que me subyugan
y un millón de arpegios que me elevan hacia ti
cuando al brillar la aurora
todo el paisaje canta.

En fantásticos pentagramas,
plenos de dicha y luz te espero
en nuestro lecho de amor.

Mi corazón te llama
y como ardiente orquesta palpita,
late,
en un alado idioma sin palabras
surgiendo estrofas en torrentes
que en sones se precipitan.

Redoblan los vibrantes tambores
en mi pecho con tan sólo pensar en ti,
son orquestas con música de mares
y como estruendosas cataratas
de alegres notas van a la lira
que los espera ansiosa.
Mi corazón te llama,
con amoroso sentimiento,
como cuando los pájaros cantan en coro
y el río ajusta a la sonata
las liras de cristal sonoro
que tañen las ondas de plata.

Contigo a mi lado amado amante,
vuelan los ritmos
entre aromas de amor y los poemas,
las prosas,
interpretan raudos y veloces
todo lo que por ti siente y arde mi alma
de poeta todo el trémulo esplendor
de estar junto a ti.

Un poema sin final







Un poema sin final,
sí un comienzo pleno,
augusto,
soberano,
un himno total al amor.

Surgen mágicos alfabetos
en hojas sin tacha,
vírgenes,
puras,
esperaban los monosílabos brillantes,
rasgos de cristal, puntas de agua.
Un poema sin final,
que dejó frases de verdades nobles,
cláusulas marmóreas,
casi totalmente blancas
que lentas pasan al papel.

Sin una gran retórica,
humildes, con pausas,
sin notas especiales,
el vapor del amor
hace componer odas lejanas
como las frases dulces
de celestes temas del eterno amor.

Un poema sin final,
con una escritura extraña,
la que llega y ya se fue,
la indescifrable,
la rápida,
la que con plumas veloces
sobre otras precipitadas
borran apenas las escribo.

Parecen escritas por otras alas,
las invisibles,
las misteriosas,
esbozadas a la ligera
pero con deseos e ímpetus
de ser leídas.

Pluma tras pluma
el poema se vislumbra
dando paz y calma al alma,
gozos al corazón
y cantos maravillosos al espíritu.

Pero cuando quiero que se vuelque
en el papel se rompe de pronto el encanto,
suelta la flor su perfume
mas si una frase lo aspira
entonces se evapora o se consume
en las cuerdas de la lira.

Un poema sin final,
sus estrofas son altas nubes
que llegan a horizontes lejanos,
no podemos escribir desde tan lejos
sus versos casi invisibles,
porque para poder hacerlos
hay que tener luz de estrellas.

¡Versos!
¡Poemas!
Con ímpetu alado al ideal,
ascended y en las estrofas
verted el tesoro conquistado.

Un poema sin final,
entre risas y lloros
en flor se congrega al rumor
de las alas de mis sueños.

Nunca pude saber
cual estrofa fue la última,
la que anunció el amor esperado,
la que en un fulgor de alborada
comenzó en mi duermevela matinal
pero que no llegó a escribir el final,
todo lo que habita en mi interior
lo guardo en un secretísimo lugar
donde habitan los ideales de mi prosa.

Un poema sin final,
en el que se rompió al punto de terminar
su encanto escondiéndose
la flor de la inspiración en un intangible ensueño.

Y busco en mi interior
ese final esperado que es imposible,
no está en mis estrofas
los sones que desde mi laúd van brotando,
son los pasos de las visiones
que conmigo lo andan buscando.

SI algún día descubriera ese final olvidado,
todos mis cantos aromarían mis versos
y pediría al viento noticias de su llegada,
al ave,
a la flor,
a la nube y a los astros del firmamento.