Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 15 de septiembre de 2017

Desearnos era inevitable


Nadie


Nadie,
no fue nadie ni nada,
la Muerte me llevó
por vericuetos misteriosos
atravesando murallas,
 abismos, cuevas,
llevándose con ella mis amores,
 mis alegrías, mis risas,
 mis poemas, mis danzas.

¿Por qué hizo esto?
¿Cuál es la razón de este secuestro no tan furtivo?
Me llevó lejos de ti,
mi amante, mi amado.

Nadie,
voy en busca de la clave
o algún poema en alguna flor
para descifrar el tiempo que nos queda,
mírame sin los ojos
para fraguar en el confín del infinito
y sobreviviré en la memoria de un beso.

Esto sería posible,
 caer en el abismo sin fondo
a inaugurar la memoria vacía
frente al silencio eterno de la Muerte.

Nadie,
sólo nos queda reptar
en los polvos de los huesos de nadie
 y esperar en ese sitio la luz
que borre mi nombre y mi sombra
de la historia de todos.

Tendré que escribirlo todo para no olvidar,
o morir con una granada de palabras
y miles de preguntas como esquirlas.

Danzan en el viento
las hojas amarillas del otoño
presagiando la arritmia
del pulso de la Muerte.


Cargo mi equipaje de rosas marchitadas,
el herrumbre de la sombra
y un nombre como tantos.

Arde y cruje la madera,
esparciendo las cenizas
de este crematorio de esperanza.

El tiempo acalla voces,
el recuerdo horada surcos de dolor,
todo conspira la herencia de los muertos,
el frio del invierno,
el silencio de los pájaros.

Nadie,
sin ti soy nadie,
te necesito muy junto a mí
en la vida y en la muerte,
acá y más allá,
cerca y lejos.

En el paisaje celestial se posa la mirada
del ojo que no existe,
bajo el pie del caminante,
el hueco interminable del abismo.

La memoria juega el juego del olvido
sin nombre que me nombre,
se agrieta esta montaña de silencio
y hace cumbre la última palabra
¡Adiós!

Daga hiriente


Daga hiriente,
atravesó mi corazón
y traspasó los límites de mi cuerpo
en mi mundo frágil,
me hirió muy dentro,
lastimando mi Yo íntimo.

Hemos vivido juntos,
 el tiempo se contaba
apenas por minutos,
un minuto era un siglo,
 una vida, un instante de amor.

Nos cobijaban techos,
 menos que techos, nubes,
 menos que nubes, cielos,
aún menos, aire, nada.
Daga de dolor,
 inmenso océano de lágrimas
inundó mares y ríos.

Galerías enormes de congojas,
pesares, tristezas,
sin pisadas de dos, ni estelas recordadas.
Daga hiriente
como punzantes flechas afiladas
cursaron el aire y traspasaron mi pecho
dejando heridas punzantes en el alma
y las manos vacías y yertas de amor.

Mi lecho de nubes,
el nido de amor quedó vacío,
sangrante, frío, solo.
¿Será este minuto próximo
 o mañana o en el borde mismo
ya del jamás donde tu carne y la mía,
mi nombre y el tuyo
no se encontrarán?

Daga hiriente,
de pesar, de un latiente sufrir
que hace brotar lluvia de llanto
entre mantos de niebla,
 húmeda de cristales,
de hielos lacerantes
que se hunden en mi espíritu,
sin fecha y sin nombre.

Hoy, nuestros besos
están solos en el nido vacío y sangrante.
No queda nada,
absolutamente nada del ayer
vivido entre cantos, poemas, músicas,
sólo queda este dolor agudo,
 lacerante, tétrico
que reboza y agita mi espíritu
sintiendo la vida
como un sueño trémulo, no vivido.

Daga hiriente,
estoy al otro lado de los sueños
que soñaba a ese lado
que se llama la vida que se cumplió.
Y ahora
 de tanto haber realizado nuestro soñar,
nuestro cuerpo está en dos cuerpos.

El mío herido,
cuajado de orlas negras.
Mi espíritu desdichado, acongojado,
 no puede volar alto,
las tinieblas lo rodean,
le impiden ascender a lo alto
buscando la paz imprescindible
para nuestro existir.

Daga hiriente
que por milagro me escapa
de tantas agonías
soslayando en laberintos del alma fugitiva,
 lugares secretos
donde me lastiman y hieren.

Me refugio en cuevas oscurísimas
para no sufrir sin sentir mi cuerpo
en el que el dolor pueda dolerle
buscando lugares sin espinas
entre tinieblas con luces esquivas.

Mi mundo interior
 lleno de esperanzas marchitas,
 sufre entre ilusiones perdidas
y sin tocarme apenas
rozan mi frente alas de profecías.
Me siento herida de muerte sin heridas,
me abandonaste,
ya soy parte del tiempo de tu olvido.

Necesito que mis dudas se disipen,
ver la aurora en fiestas nacarinas,
en rosas, en albores,
el tiempo que perdí sufriendo.

¡Desaparezcan palabras vividas!
¡Encuéntrenme mañanas sin neblinas!
¡Que se acerquen dichosas
tardes otoñales entre frondas verdicientas!
¡El amor me espera,
con nuevas pasiones
 y ardores sin fin!

Amor en vuelo


Amor en vuelo,
extendiste tus alas emplumadas
de seda áurea
y comenzaste tu búsqueda
desde las altas cimas
tratando de encontrar el amor,
el verdadero, el sentido, el profundo.

Avanza por los cielos,
acortas distancias,
viajas con el viento en total silencio,
a veces cantas canciones de ensueño,
 brotan de tu alma poemas
dejando puertas abiertas
para que yo entre en tu corazón
de almizcles y dulces.

Amor en vuelo,
te busco en el horizonte grave,
oteo distancias para encontrarte
y así abrazados
guarecernos en nuestra cueva de amor.

Prometo no esconder mis alas,
con ellas cubriré tu cuerpo amado
haciendo un nido cálido
y pleno de amor.
Nos encontramos
en las cimas del beso
sin dudas y sin mañanas.

En el vértice puro de la alegría alta,
 multiplicando júbilos por júbilos,
 por risas, por placeres.
Apuntando en el aire las cifras fabulosas,
sin peso de tu dicha.
Amor en vuelo, a ti se llega por ti.

Te espero.
Yo sí que sé donde estoy,
mi lugar, mi lar de por vida,
pero no sé donde estuve contigo,
allí me llevaste tú,
eres de otro mundo
y en tu devenir e ir me buscas
con febril ansiedad
y me depositas sin yo mirar nada
ni aprender el camino,
sólo estar contigo,
mi andar es el tuyo
y cuando tú partas otra vez
¿Qué puedo hacer yo
sin tan sólo verte partir?
¡Qué desterrada, qué ausente,
es estar donde uno está sólo!.

No quiero cielos nuevos,
yo quiero estar donde estuve contigo,
volver a tus brazos.
Amor en vuelo
y mientras no vengas tú
en mi búsqueda
yo me quedaré en la orilla de los vuelos,
de los sueños, de las estelas, inmóvil.

Porque sé que donde estuve,
ni alas ni ruedas ni velas, llevan.
Todavía van extraviadas
porque sé que donde estuve,
sólo se va contigo.

Sola en mis noches
escribiré para ti mis versos,
los compilaré quizás
 en un libro que tú nunca leerás
 porque no llegará a tus manos.
Cuando repaso algunas de mis estrofas,
el corazón se asombra
de tanto amor que ofrece,
las quiero por ingenuas,
piensan que vuelan
solo porque mi frente rozan
sus alas de mirlo.

Las quiero por audaces,
vuelan altos,
yo sé que en sus anhelos hay horizontes
para los mundos y los cielos.

¡Llevan todas mis ilusiones,
volando como insecto de luz 
en sus canciones!
Amor en vuelo,
búscame siempre como alma sonora
de armonía de flotantes alas,
tráeme silencio azul
en tus etéreas alas
que descienden hacia mí
por diáfanas escalas
entre ecos halagadores
y música de ritmo sin fin
entre inspiración única y sagrada.