Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 25 de diciembre de 2015

Soledad desconsolada


Mi mundo eres tú


Mi mundo eres tú,
soy tu amada amante
que sueña despierta.
Amor de otoño
que hace huir el ocaso.

Amor…
¿oísteis?…
Amor
¿Acaso no ven
como arde todo a su paso?
¡Himno de fuego
que el sol levanta
y amor que todas las cosas canta!

Mi mundo eres tú,
quiero estar junto a ti,
la impaciencia me desborda la mirada,
se me parte la distancia buscándote.

Necesito el roce de tus manos
y tiemblo impaciente
por reconocer tu rostro
sólo con tocarlo.

Mi mundo eres tú,
voy haciendo surcos en el aire,
embelesada y llena de mágicas
palabras de amor
que la brisa lleva hacia ti
y se vuelcan después
en el papel mágico
que las esperaba anheloso
y dichoso de plasmarlas en frases,
palabras,
poemas, prosa,
que llegan por el aire
al orbe todo.

Mi mundo eres tú,
te he elegido a ti
con mi mano sobre mi pecho.
Frente a ti desnuda
como ninfa encaprichada,
no me envuelvo en sus gracias
más que ella,
negándome  a las telas,
brocados,
sedas que sólo cubren
tristemente las ajustadas
estrofas del amor.

Mi mundo eres tú,
la dicha contigo está segura,
ahí a tu lado,
la  vida que se para en el HOY
es la inmortal,
la que acepta vivirla a pleno.

Eres el elegido,
como al agua más clara,
más perfecta,
en la mínima esfera de la gota
que no es en infinitudes de océano.

Mi mundo eres tú,
había perdido por siempre
la esperanza de encontrarte,
tú allí lejos,
yo aquí,
esperándote,
pero al sentirte cerca
eres como una flor
de cielo dormida a mi costado.

Tendiendo en el follaje verde del campo,
mi cuerpo descansa,
me quita ligaduras del ayer y del polvo,
me levanto para el limpio canto junto a ti.

Mi cuerpo ha madurado,
como fruto mágico
esperando tus lentas caricias
que como abanico de espuma
me cubren suavemente,
deseando el beso cien veces repetido
que me cubrirán tus labios.

Mi mundo eres tú,
voy abriendo para ti
el tupido follaje de mi misteriosa
selva tras las calandrias
y rosas de primaveras lejanas.

Y me siento casta,
transparente,
serena,
como la inmensidad verde y azul
que me abraza,
mientras te espero convertida
en puente que al infinito
por las olas salta.

Soy ese amor secreto


Soy ese amor secreto,
estás en mi
como una sombra
de mariposa fresca,
como una ciega luz
que me lleva al camino
para saborear la paz serena
de tu amor.

Necesito todo de ti,
soy ese amor secreto,
a oscuras,
soy un fantasma en tu vida
que siempre se desvanece con el día.

Me desarmo como una nube
deshilachada en penas.

Soy ese amor secreto,
me duele el alma,
anida el trueno
cuando tú no estás a mi lado,
cerca,
muy cerca.

Añoro en el silencio
la mojada sonrisa de tus labios
y el retirado bronce de tu cuerpo.

Mi deseo tiembla.

Soy ese amor secreto,
es tu silencio,
silencio vivo,
bullicioso de recuerdos,
de manos de papel
que se deslizaban por mi,
levemente y con ternura.

Tu piel brota entre mis dedos
antes de que la realidad
llegue a mis manos.

Realidad de no tenerte,
en las luces y en las sombras,
la rueda de mi existencia
cotidiana que se pierde
en una nada del aliento de amar.

Soy ese amor secreto
que se ahoga en tu silencio
para escuchar la imagen juguetona
de tu voz que guardo entre mis dedos
como una flor de música y cristal.

Te pido que vengas a mí,
búscame con ansias,
aún avanzando en tinieblas,
casi a ciegas.

En el sendero de mi vida triste
hubo una flor,
cuando empezaba a percibir su aroma,
se esfumó,
así vivía mi alma triste y sola,
así vivía mi amor
hasta descubrir
que todo eso borró al querer.

Soy ese amor secreto,
no eres el sol pero
iluminas mi vida.

Amor no es sentir lo que quieres
sino sentirlo sin querer.

La peor soledad
es cuando se cierra el corazón
al amor y al deseo,
si obscuras nubes invaden tu ánimo
y una lágrima empapa tu mirar
solo llámame,
allí estaré.

Soy ese amor secreto,
estoy sola,
te tengo a ti en mi mente
y te estoy conociendo
aunque me acompañe tu silencio.

Soy ese amor secreto,
aquí estoy con la desgarradora
soledad de tu recuerdo…
te siento,
estás en mi
como una luz de fuego
y tormenta.

Tarde de lluvia


Tarde de lluvia,
la tarde está llorando
y es por ti.

La lluvia
se desliza por el vidrio de mi ventana
y a lo lejos vislumbro tu figura
tierna y apasionada,
imposible acercarme para tocarla.

Tarde de lluvia,
te necesito a mi lado,
sentirte cerca,
abrazarte y estar oyendo el viento
que apenas puede llevar al mar
las nubes con su carga.

Hay silencio,
nada responde y todo mi ayer
se junta en este instante.

Cuando llueve te mezclas con la lluvia,
cuando llueve en la calma de la tarde
te siento conmigo,
te siento en mi sangre,
cuando llueve te tengo,
nada puede sacarte de mi lado y me duele…

¡Cómo duele la quimera del tiempo!
escucho el eco del olvido
pero nada hay que no te recuerdo
mientras en la tarde llueve.

La lluvia cae,
moja mi alma,
¡cómo quisiera que aquí estuvieras!
me dieras calma,
esa calma que el amor sólo sabe dar…
y no mira nada para entregar.

La lluvia golpea
con sus caricias húmedas las aceras quietas,
silenciosas,
tus pasos están en otras veredas,
mis pasos van en sombras a otros destinos…

EL viento doblega los árboles,
sus hojas se sacuden
y mis manos te dibujan en la oscuridad
donde te sueño.

La tarde se colma de lluvia
y cierro mis ojos,
te veo, te palpo,
te siento,
eres parte de las sombras
que me envuelve.

Escuchemos juntos
con la imaginación el ritmo de la lluvia
y así seremos esta tarde,
los dos,
un mundo aislado por el viento y la lluvia
entre la cuenca tibia
de nuestros abrazos.

Lluvia que penetra
en la bruma oscura,
grisácea,
arribas a los campos del alma,
levantas aquel grito de vida y esperanza,
ven a renacer en gotas de agua lo seco,
lo dormido,
yaciente en la calma.

Lluvia,
que en torrentes de cálida agua,
aviva el corazón,
el amor,
la llama,
vuélveme a la vida junto con mi amado,
empápame mi razón,
dale el color que extraña,
trae luces nuevas a esta tarde larga,
ilusiones,
sueños a la espera
del renacer del amor.