Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 15 de septiembre de 2015

Alma desgarrada


Tiempo perdido


Tiempo perdido,
ya ido, no volverá,
mi alma no sufrirá por tu ausencia
y mi vida cambiará.
Siento cantos que cruzan mi alma,
en medio del tupido bosque de las sombras heladas,
traen el secreto del gozo
y la felicidad que creí perdida.
El miedo a sufrir ahuyentó de mis ojos ,
las palomas del sueño,
ya no siento la soledad helada,
ni en la frente, ni en los huesos,
ahora me llegan los clarines de la risa,
y la paz apurando,
en la breve llama la inmensidad del tiempo.

Tiempo perdido,
apago de los espejos,
los mezquinos recuerdos de mi blanda frente,
sostenida gozosamente sobre los lotos del olvido.
Ahora todo cabe entre fuertes muros,
que levanté sin darme cuenta para que la maldad no entrara más,
en mi vida
y contra vientos y lluvias,
levantadas las espadas del miedo y la duda,
en la paz del umbral se han quebrado.
¡Todo el cielo azul me acaricia!
Y espera entre dispersas nubes el amor,
que me busca desesperadamente,
para cubrirme con sus brazos, buscar mi cuerpo,
acariciarme toda.

Tiempo perdido,
con pámpanos de luz vivo ahora feliz
y mi boca los cantos y las risas se oyen por doquier.
Doy amor, recibo amor,
me envuelve una nube azul de amor para ser feliz
y la voluntad de hacer el bien me acompaña.
tiempo perdido no existe más,
mi rostro feliz, mis libres brazos
y todo cuanto tengo,
flores, cielo ancho y mis poesías de amor,
que corren presurosas al papel,
no son para tí,
nunca lo serán,
éstas a mi amado que me abandonó,
quedarán selladas en un cofre que no abriré más.
Todo cuanto en la vida gozo me pertenece,
nadie me lo quitará,
lo guardo entre espigas en mis manos.

Tiempo perdido,
miro los largos cercos cubiertos con el cielo,
de las campanillas azules
y el tupido naranjo cuyos pájaros daban cada tarde,
su lección de canto.
Mi corazón oloroso de jazmines,
tiene por cinturón los cardenales del río
y se viste con la verde túnica de los campos.
¡Ahora vivo feliz, sin crueles mentiras a mi alrededor,
ni dolores pesarosos!
¡El amor es único,
debemos darlo a todos nuestro semejantes,
para vivir en un mundo de paz,
solidaridad y no violencia!

¡Adiós, amor ausente!


¡Adiós, amor ausente!
Esta es la última carta que te escribo,
ya volqué mis sentimos que eran del pasado,
en estas páginas en blanco,
que desahogaron, mis penas, mis emociones, mis dolores.
¡Ya no más!
Ahora estás en el pasado absoluto,
donde siempre debías estar,
envuelto en un manto oscuro del olvido,
entre tus mentiras y fracasos.
Ahora soy feliz,
cierro el capítulo doloroso de mi vida,
con estas cartas,
para que no regrese tu recuerdo nunca más.

¡Adiós, amor ausente!
Necesito paz, calma,
estar conmigo misma,
para escribir otra vez mis poesías de amor,
porque sigo enamorada de la vida,
el arte de vivir es amar,
amar a todo nuestros semejantes,
para que en el mundo desaparezcan.
la violencia , la guerra, la devastación.
No miraré más las huellas y el recuerdo,
no miraré al alma las sombras oscuras,
miraré bien la palma de mi mano vacía,
pero esperando otra que llegará pronto a acariciarla con amor.

¡Adiós, amor ausente!
he inventado esté amor sin tierra ni sin fecha,
donde posarse en mi canto feliz,
el gran amor en vilo, con mis labios impacientes,
esperando deseosa ese beso palpitante,
que me dará caricias sin fin.
Espero también esa voz cálida, seductora, densa,
más palpable del cuerpo que se acerca a mí,
para hacerme suya para siempre.
así mi amor esta libre, suelto
y puedo vivir sin  temor,
sólo con deseo de estar en los brazos del amor,
que me está buscando
y estrechar sin fin su dulce cuerpo pensado,
contra el mío.

¡Adiós, amor ausente!
Deseo vivir contigo mi amor invisible,
como signo puro, seña en besos, en presencia,
de lo que creí imposible,
de que tú mi nuevo amor desearas vivir conmigo,
hacerme tuya para siempre.
¡Se acabó el pasado oscuro, maldito,
pleno de mentiras!
 ¡La vida es hermosa de vivir siempre!
¡Viva el amor puro y sensible! 

Maldita cobardía


Maldita cobardía,
sí tú, el que se cree único e invencible,
eres un cobarde mentiroso,
que no puede enfrentar la verdad,
mirando a los ojos,
de una situación quebrada y desquebrajada para ti,
que venía de tiempo atrás y nunca fuiste valiente,
en enfrentarme y decirme ya no te amo más,
me enamoré de otra mujer.
Por eso en el último instante sin verme,
me lo hiciste saber,
eres cruel y la vida te llevará por senderos implacables
y el infierno lo vivirás acá en la Tierra,
la felicidad verdadera no te tocará,
porque no te verá,
ni la dicha tampoco.

Maldita cobardía,
vivirás en un mundo irreal y fantasioso.
Alguna vez debía decírtelo, nunca lo hice,
lo hago a través de estas cartas,
que me llevan a recordar,
momentos felices que yo creí vivíamos juntos.
Vivimos vidas diferentes,
ahora yo libre gozo de estar,
conmigo misma,
dando amor por doquier.
Allá, en el límite sur,
donde mis dominios terminan,
el mar aún dulce me entrega sus orquídeas de sales
y el río del más fino acento te envuelve,
la cintura,
arrojándome al corazón bandadas de cardenales.

Maldita cobardía,
tú, en cambio,
te miro en el río,
sin querer lanzar los barcos,
pues siempre estarán tus ojos,
vigilando tu vida equivocada y errónea.
No tienes alma sana, aunque te cerquen las aguas,
vivirás fiel a tu destino erróneo.
No te quieres ni un poquito,
porque de lo contrario el egoísmo no te hubiera,
envuelto en una red de tela de arañas,
sin dejarte salir.
Yo siento que el río me endulzará,
con los racimos del cielo,
guardando para mi alma los secretos,
de los astros.
Mientras tu boca enmudece,
la guitarra está llorando por tus verdades escondidas,
en el recóndito lugar más secreto de tu duro corazón.

Maldita cobardía,
voy cantando en busca de un nuevo amor,
verdadero y único,
entre arboles en el río.
Mis poesías de amor renacen nuevas, frescas,
plenas de emoción para que el papel en blanco,
que las espera, las reciba con ansias.
Estoy feliz en el verde levantado del árbol,
donde no pierdo mi albedrío
y en el viento cálido del este
y aún en la orilla del mar enamorado.