Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


domingo, 17 de febrero de 2013

Me pregunto...


Coloquio íntimo


Coloquio íntimo, secreto, misterioso de dos que se aman y mi alma tiembla al sentirlo venir.
Cariñosas memorias que vibran cual sones de violines de amor entre presiones de nuestras manos al son de las palabras que juegan, que palpitan entre calor de besos.
Coloquio íntimo entre caricias y ternuras en un lenguaje mudo, con nuestras trémulas manos asidas con el fervor de los que aman, palpitando en los labios los besos entre ambos, hablamos sin voz ni palabras.
Son momentos de dicha suprema, temblorosa, en los que nuestros espíritus hablan.
Coloquio íntimo, breve pero intenso, necesario para nuestro existir por los tiernos momentos inolvidables que vivimos al son de nuestros gozos que no pasarán al mundo del olvido.
Coloquio íntimo surge entre suspiros cuando la tarde apaga sus colores y los astros encienden sus lumbreras, cuando se duermen las aves y las flores.
Coloquio íntimo, diálogo de dos espíritus que tiemblan bajo la luz de la luna que el paisaje baña.
¡Amor!, un instante detén allí el vuelo, murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas.
Conciliábulo de íntimos secretos, lucero de mis mañanas, quiero seguir tus pasos y darte todo mi amor, dame tus manos, iremos juntos a gritar fuertemente un te quiero, mientras la luna muestra su blanca hermosura.
Coloquio íntimo, nuestro, enamorados de vivir, amándonos en paraíso claro donde se cruzan luces y sombras entre besos, goces y pasiones que movilizan brisas tiernas y cubren con verdes esperanzas los vergeles que súbitamente dibujan diestramente arabescos celestes con luceros.
Coloquio íntimo que nos hace vibrar como notas, cantos y músicas de campanas vibrantes de plata y el verso como pensamiento puro surge con imágenes resplandecientes como burbujas de oro en campos de flores y recuerdos deliciosos que vuelven y nos dejan entre nardos empapados de rocío.
Coloquio íntimo, juntos estamos perdidos en las vagas visiones que cruzan en hora felices los cielos del alma.
Con las trémulas manos asidas, con el mudo fervor de los que aman, palpitando en los labios los besos, las caricias tenues, entre silencios que crecen y nos envuelven en tibias brumas de pasión.
Coloquio íntimo, quiero ahora, en esta hora inocente sentarme en el umbral de tu mirada y despertar cada día entre tus brazos, susurrándonos palabras de amor, respirando como flor que se abre al viento.

Préstame tu luz


Préstame tu luz, la tuya, la que ilumina con fulgores mi cercado todo, dándome las rojas alegrías que burbujean intensas en el sol que redondea las armonías equidistantes en el humo danzante del amor.
Préstame tu luz, es el color del tiempo donde aun me atrevo a amar, ilumina mi mirada que creí perdida en una lejanía distante.
Te llamo hasta quebrar mi voz, por aso me derramo en llantos y sangra mi corazón.
¡Préstame tu luz, la necesito!, mis manos se angustian en el aire por el largo alumbrar del movimiento.
Quiero sentirla como se siente el agua del puerto, pensativa, calmada.
La gozaré en un temblor de hojas en que se paran gotas del cielo al suelo.
La quiero para soltarla al viento al son de mis deseos, eres la luz de mis mañanas que aguardo entre mis cantos, risas y sones de poemas que tú me inspiras, que caen sobre el papel como manchas florecida del azar.
Dame tu luz, no me dejes en las sombras entre las angustias, los deseos no cumplidos y el dolor de no tener la luz que no se tiene y el gozo de esperar la que vendrá.
Quiero colmarme con la claridad que tú tienes.
Vamos hacia ella los dos, nunca más solos.
Mundo de dos, verdad de dos, verdad paradisíaca iluminada por tu luz prístina y pura ya no mas días y noches solos.
Préstame tu luz la que abre mis caminos, y pone en sus finales embarcaderos con alas, en un nido nuestro donde nos encontramos con el alma y las manos, en suaves y aterciopeladas caricias y alegrías en un final cierto en nuestro existir.
Préstame tu luz, mi cuerpo tiembla, es la felicidad que esta ya cerca en su gran marcha subceleste, hollando nubes, quebradas, roquedales, a una velocidad de luz de estrella desde las lejanas constelaciones y mis ojos bien abiertos la esperan con frenesí y anhelos.
Es tu luz, la que buscaba, no luces soñadas, sólo la tuya, la que ilumina mi vida toda y se expande luciendo en mi alma su forma decisiva.
Me estremezco sólo de pensar que mi alba iluminada en desatada prisa me transporta a tu mundo, amado mío en alas leves hacia la felicidad del gran gozo de amar y ser amada.  

Revelaciones


Revelaciones, manifestaciones de sentimientos compartidos, en noches astilladas de estrellas en arcanos sueños verdaderos.
Nos hemos encontrado, descubrimiento pleno, choque de materia convertida en victoria, gozosa de los dos en prodigioso pacto.
En la noche, a tu lado, las palabras son claves, son llaves, nos confesamos nuestro amor entre palabras secreteadas y susurradas.
Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelaciones, te enviaré mensajes que tremolarán en tus manos y así volverás a mi lado, tú, el amado tan amado.
Revelaciones, remedo tus antiguas alabanzas y beso tu rostro desde lejos, sin tocarte siquiera, tú, tallado en marfil y amaneciendo yo en esperanzas heridas, renovada.
Te nombro siempre entre lirios y rosas en primavera para cercar tu aroma con mis manos, eres un ruiseñor que perdido en alta ramas, le doy caza de amor con mis venablos.
Revelaciones, descubrimiento profundo del amor que por ti siento.
El aire se serena y se torna el río calmo y transparente como aljófar de la mar a los collados.
Espero que mi lenguaje logre hacerte llegar a ti la gran expectativa de mi querer que en un silencio pleno de formas y visiones corre hacia ti como el único pájaro en el viento.
Revelaciones, mi amor es una ofrenda inocente y pura, difunde mi sed de ser amada y en la madrugada, sin ti a mi lado, sueño, desnuda el alma en una noche con viento y lluvia que me borra como  a un fuego, como a un poema de amor los recuerdos ingratos que desfilan por mi mente.
Revelaciones, alguna vez de un costado de la luna verás caer los besos que siguen brillando en mí, las sombras sonreirán altivas, luciendo el secreto que gime, vagando, buscándote hasta alcanzarte y estar entre tus brazos.
Revelaciones, que mis sentidos despiertan agudizados, creciendo en pos de ti, como un tul de ternura que envuelve tu imagen en mi cuerpo con el frescor de la creación primera.
Anegaste mi marea, mi cuerpo reclamó tu esencia y te sentí cerca de mí como ángel custodiando mi alma con un temblor tocado de rocío, en un viento por vientos perseguidos.
Revelaciones ¡Alma mía, que se disipen las dudas, los temores y resplandezca en mi vida el verde que se nutre en mi ternura!

Mientras espero


La espera


La espera, con infinita calma y paciencia, expectante, te busco como a una flor, no lejos de la noche, mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío.
Hay en la espera, un rumor a lila, rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día, una partición de sol con pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas, busca asilo en mi garganta para que no canten ellos, los funestos, los dueños del silencio.
La espera, en ella he dado el salto de mí al alba, he dejado mi cuerpo junto a la luz y he cantado la tristeza de lo que nace.
Soy la silenciosa en el desierto, la viajera con el vaso vacío, la sombra de mi sombra.
Sin desesperación ni ahogos, sólo con penas profundas, te espero tan sólo por un minuto de vida breve, único, de ojos abiertos que te ama en su mirar, danzando de alegría entre flores pequeñas como palabras sentidas y dulces.
La espera, desnuda en el paraíso de mi memoria, sin conocer el destino de mis visiones, tengo miedo de no saber nombrar lo que no existe.
Salto de estrella a estrella, de sombra en sombra, muero de muerte lejana, la que ama al viento.
La espera, mi memoria iluminada es como una galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá.
No es verdad que no vendrá.
La espera, no quiero ir tras tu búsqueda como sonámbula y transparente en nuestro nido de hilos que tú dejaste y ahora rígido sólo me danzo y me lloro con tus recuerdos doblemente sufrida en la memoria de aquí y de allá.
Y en la noche un espejo de cenizas como una visión lejana refleja tu amado rostro, en mi corazón de medianoche.
La espera interminable, pasa lenta, con pausas dolorosas y en un canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas, me amordaza, me quiebra, me inunda de llantos largos.
La noche que fue de los dos, se dispersó con la niebla y quiero mirar tu rostro una vez más hasta que se aleje de mí el miedo como un pájaro al borde filoso de la noche.
Pero el silencio sin ti es cierto y por ello mis palabras vuelan en el aire porque estoy sola y escribo.
No, no estoy sola, hay alguien junto a mí que tiembla.
Delicia de perderse en la imagen presentida, voy en busca de quien soy, peregrina de mí, voy hacia la que duerme en un país al viento.

Susurros del alma


Susurros del alma, están en mí, como una lluvia de suavidades indefensas, íntimas que claman por sacarme de mi rutina diaria y solitaria para arrastrar mi sed de verme en el silencio de tus miradas grises.
Susurros del alma, calmos, cálidos, íntimos que como una brizna viva me acercan a tu lejano letargo de cariño para nacer en tus atardeceres bajo el canto de tus besos en la danza de tus brazos en el ritmo de te anhelo en flor.
Susurros del alma, encienden la leña de tu cuerpo de mármol perfumado para recibirme entre las lenguas encendidas de tus manos, pero son sólo sueños, son pasados tibios porque son futuros limpios.
Pienso en tus brazos de estatua, esculpidos por la pasión fresca de mis formas tuyas.
Susurros del alma, murmullos sutiles, dedicados, que llegan de improviso, rumoreando frases de amor entre jacarandaes madurados en la distancia.
Los siento llegar como mariposas al vuelo de fuego y de tormenta  en mi alma juglaresca, en mi mente de fantoche apabullada y me arrullan en mis horas muertas esperándolos como busco tu figura desdibujada y deslineada.
Susurros del alma, los quiero junto a mí, sintiendo las caricias no  como un viento indiferente, sí con besos ardientes y apasionados, jugueteando en mi carne muda de cariño.
Susurros del alma, los siento aflorar en todo mi ser, esperándolos expectante en mi silencio colmado de ti, como un juego puro, sencillo.
A veces se me olvida que vivo de milagro el amor fabuloso que me inunda ingrávido sobre tu recuerdo con corazón de magia sintiendo la ilusión de que nada nos cuesta nada.
Que el hecho más simple, el primero y el último del mundo fue querernos.
Susurros del alma, viven en mí como luces extrañas que buscan el amor, ese, el anhelado, el verdadero, el que busco torpemente con una cálida fuerza extrañada.
Los espero tropezando con el cielo, entre papeles que esperan mi prosa de amor inspiradas por ti, mi amado amante.
Susurros del alma, los abrazo tiernamente, se acercan con gracia, con un querer ansiado, traen un sueño, un sueño único que siento todo trémulo por haberlos esperado siempre.
Susurros del alma, entre tibias memorias, sin contornos, entre lirios y verdes valles, tientan mi recuerdo y mi albedrío haciendo nacer en mi suelo hasta tu frente una hiedra de amor enternecida.

Pequeñas promesas


Pequeñas promesas, vienen desde muy lejos, nos atrapan, nos envuelven, dándonos alegrías al escucharlas.
Son fugaces y tiernas, nos despiertan sentimientos que creímos ocultos, que ya nos habían abandonado.
Pequeñas promesas de amor, de un amor que arrastra con recuerdos vagos, ya casi olvidados, el cual creí inexistente pero cuán profundo arraigó en nuestras almas.
Nos hacen crecer poderosas alas para cortar como golondrina el cielo azul y celeste de esta aurora nueva y me siento casta, luminosa, transparente, serena, andando libre y sin sombras en un camino de estrellas.
Pequeñas promesas que pasan por el aire como ramos verdes, cercando mi sosiego, posando un viento en mis labios, guardando tu augurio en cofre de plata.
Mis manos están prontas a recibir tu ofrecimiento, rogando que se cumplan mis deseos de estar junto a ti, tan sólo instantes, minutos de mí existir, calmo y sereno.
Pequeñas promesas, te escucho, te nombro y te reclamo y mi deseo reverdece hacia adentro, puliendo artesonados tu ausencia.
Recorre mis orillas un viento adolescente en primavera y en este otoño mío la estirpe de mis cantos se levanta y la sangre vibra, palpita, te convoca y te necesita  a mi lado, entre suspiros entrecortados y hondos.
Pequeñas promesas, el indicio de ti, es como un signo de dorada abeja en el aire de alelíes, la miel de mis labios muda al carmín tus besos esperados.
Renuevas mis anhelos y esperanzas y siento crecer en mis solares, olivos, laureles y mirtos blandos y proclama con todos mis sentidos ¡tuya soy entre aires de cristal y oros perfumados!
Pequeñas promesas, tan sentidas y anheladas que temo despertar en tus pupilas por no apoyar mis ojos en los tuyos y por un breve resquicio de mi frente se asoman a mi pecho  tus sentidos y tiemblan las barandas de mi cuerpo al sentir apoyar tus leves y deseados brazos en mi cuerpo estremecido.
Pequeñas promesas, siento promisiones que de tu piel sin nubes se levanta un sol joven de rosas circuido y mi boca en la boca del estío se inicia en el secreto de nombrarte.
Te llamo hasta quebrar mi voz, no me defraudes, prométeme no olvidarme, sé que el amor se despertó en los dos y se derramó en nuestras almas, reflejándose tu imagen en mi cuerpo como el frescor de la creación primera.
¡Pequeñas promesas, acérquense, arrumáquenme, denme la tibieza primera de un amor amanecido y luminoso!