Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 20 de diciembre de 2015

Amor en el mundo

Marioneta del amor


Ven, ven, marioneta del amor! .
Acércate a mi vida,
ensaya caminar a pasitos trémulos
trayendo el amor a mi alma entre silencios,
luces, músicas, danzas y sombras.

Entre tiriteos y movimientos airosos
me buscas ansiosa
para calmar mis ansias de ser amada
y tu sonrisa desdibujada,
me anuncia que se cumplirá
este deseo de desear
lo anhelado con loco afán.

Marioneta del amor,
desde tus ojos casi despintados,
se trasluce la fuerza que te anima
y me traes el fluir…
con el transcurso suave…
de cada día.

Amor y emoción
como el conjunto de reacciones
que palpitando aparecen
y cuya explicación…
no es coherente,
 no es racional,
no es lógica
como pensamos que existe.

Marioneta del amor,
en tu eterno suspiro que no es lamento,
con tu cara sin gesto ni mirada,
hurgas buscando algún tesoro del mundo
pleno de amor
para que encuentre mi alma y la alcance,
colmándola de deseos
que hagan palpitar mi corazón
triste y desolado.

Marioneta del amor,
polichinela de mil colores,
acércate
y saltando en el aire puro y diáfano
encuéntrame dentro de ti
o lejos de ti
y hazme temblar frente al amor
y regar con mis lágrimas las rosas,
para sentir el encarnado beso
de sus pétalos.

Monigote de algodón y telas desteñidas,
déjame derrochar ternuras
y amores por doquier
y entre tus tintineos de cascabeles,
haz que mi alma amada resucite
y llegue con un simple suspiro hondo
como de suave textura de terciopelo
a encontrar otra vez el júbilo,
la alegría, la risa.

¡Ay! Ansias de amar, tú,
fantoche de juego
que me miras con ojos de golosa fantasía,
llévame a tu mundo,
tómame en tu urdimbre de movimientos
y llévame al camino
donde la felicidad me espera.

Marioneta del amor,
enrédame en tus cuerdas tensas y suaves
y llévame al amante
que me esta esperando
para vivir esos embrujos,
esos sortilegios,
esas magias vívidas
y fuentes inagotables de dicha y placer.

Alma errante


Alma errante.
Volando en el horizonte
de la noche misteriosa y oscura,
acariciando el día luminoso,
va por los caminos solitarios,
va desasistida,
de puerta en puerta,
entrando por ventanas entreabiertas,
de ojo en ojos,
errabunda y frágil,
vagabunda,
profundizando abismos.

Alma errante.
Por inercia ella cruza lentamente,
sin ánimo el sendero,
con la esperanza de hallar un cuerpo que a ella la habite.
Cualquier oreo la conmueve,
cualquier paja a ella la irrita,
está hecha de retazos,
de cicatrices,
de heridas punzantes.
Alma que anhela anhelos
que invisible te deslizas deseando
 que otros te mojen de miradas tus pupilas solitarias.

Alma errante.
Perdida en el sueño,
 dormida vas por la vida,
 fantaseando en tus míseras miserias
 volando entre la neblina.
Barco naufragando siempre en mares
 que no la invitan por eso navegante
 y sola vas deshojando margaritas.

Alma errante.
Triste y meditabunda en el vaivén de las horas,
en la brisa que musita en el canto del silencio,
en la soledad del día.

Alma errante.
Buscas el círculo que incluye los lugares,
mares, estrellas,
cielos, árboles,
flores, puede ser pequeño,
grande  infinito según el alma que quieres habitarlo.

Alma errante.
En lo triste de la noche,
 entre la densa neblina,
 golpeada por la lluvia interminable,
 envuelta en el mar salado,
en lágrimas se destila.
Hasta que se vuelve un cauce,
un torbellino de brisa,
una nota en el vacío,
 un eco que no termina,
un silencio atormentado,
un pentagrama vacío.

Alma errante.
Anda entristecida con la esperanza
 de darle reposo a su travesía.
Un alma que anda buscando en otra alma hallar vida.
Escala las altas montañas,
espera a que otras miradas surjan para verla de cerca
y descubran qué oculta su interior que sólo es amor y luz.

Alma errante.
Desgarrante e infeliz,
ten paciencia,
clama por la paz y la felicidad
y alguien con ligereza encontrará tu mensaje en el bosque,
en el cielo,
en el este por donde sale el sol
y con delicadeza te cubrirá en tu tierra herida
 a fin de que puedas renacer de prisa
 y encontrar por fin lo que tanto tiempo necesitaste para ser feliz.

Alma errante.
Distante,
ya casi la última,
sal de tu gran mundo a oscuras y trémula
y vacilante ve en un gran vuelo irreal en búsqueda de la verdad,
labra tu vida,
camina deslizándote para renovarte y vivir de vuelta a ti,
aumentada en tus dones sin fin.
Cierra las preguntas,
 húndete en tu querer,
llenándolo de síes,
 de gozos,
de algarabías y no vueles por el aire
 como las mariposas o las nubes flotantes,
busca donde te espera el amor total de otra alma errante.

Invisibles en el Paraíso


Invisibles en el Paraíso.
Nuestro lugar secretísimo
donde nadie nunca nos encontrará, nadie
y es allí donde te siento cada día
rozándome sutilmente con todo tu amor
que es como una mariposa
que vuela en el aire de la mañana,
como el viento suave que roza mis cabellos.

Nos amamos sin prejuicios ni condiciones,
sin esperas ni reservas,
sin egoísmos ni sombras,
sin cadenas ni sumisiones,
el mundo real para nosotros no existe.

Invisibles en el Paraíso.
Nos amamos con la profundidad insondable del océano,
con la claridad del Sol en las montañas
con la fuerza suprema de vientos huracanados.
Nuestras almas se buscan tras toda emoción.

Invisibles en el Paraíso.
Frente a nosotros enmudece el mar,
la arena,
el cielo y la mirada
y desde la lejanía se sienten ecos,
palabras,
voces que suenan clamando por la claridad y el amor.

¡Paz!
¡Vida!
Nacidos para la vida
y el amor fuimos creados.

Invisibles en el Paraíso.
Cogidos de la mano,
con pasos errabundos y lentos,
emprendemos nuestro camino solitario
y hemos subido al cielo,
a las estrellas luminosas,
en la inmensa noche azul llena de temblorosos ojos.

Lengua del Paraíso,
sones primeros,
vírgenes,
entre tanteo de los labios en el aire del mundo
para que estrenemos los besos,
los abrazos,
los nombres de los gozos primigenios
que nuevos son para el júbilo nuestro.

Invisibles en el Paraíso.
Que en los tiempos del alma,
allí,
en el más antiguo nos encontremos sin buscarnos,
sin seguir huellas ni en nuestra memoria,
ni en ningún signo nos guiaremos,
nos veremos percibiéndonos nítidamente
entre la niebla gris que poco a poco se fue abriendo
para que nos viéramos y nos amáramos por siempre.

Invisibles en el Paraíso.
Y así,
lo que tú eres cuando yo te lo digo
no podrá serlo nadie,
nadie podrá decírtelo.
Nuestras almas están juntas,
tú me sientes en la tuya,
yo te siento en la mía sin poder entenderlo,
sin saberlo nosotros mismos.

Invisibles en el Paraíso.
Nuestro aire está lleno de esperanzas en vuelo,
las encontramos y las traspasamos
con nuestras alas tiernas
y con un soplo imperceptible nos decimos
¡Te amo!


Aunque estén contra nosotros,
el aire y la soledad,
nos seguiremos queriendo
sobre todo en la alta noche cuando el sueño,
ese retorno al ser desnudo y primero rompe desde las estrellas,
nos queremos sin querer a fuerza de estar queriendo.