Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 15 de diciembre de 2019

Las letras duermen


Encuentro inesperado


Encuentro inesperado,
fortuito, sin esperanzas
de que el amor único
fuera el que se acercaba, acechaba,
con ímpetus de pasión y deseo.
Mi alma se sintió acongojada,
mi mente colmada de pensamientos
incoherentes y confusos.

¿Qué sucedió en mi vida
que el amor, el sentido,
se fue y aparece otro,
no deseado, no esperado?
¿Por qué, amor no esperado,
llegas sin avisar, sin decir nada,
como ladrón por la noche,
con tan sólo ansias desesperadas
de estar junto a mí
con promesas de hacer feliz
a quien no puede impedir que entres?

Encuentro inesperado,
llegas arrasando con todos los sentimientos
que están a tu lado
para después irte
y dejar vacío mi corazón,
y tristeza en mi vida, gris y sin ilusiones.

No quiero más
que llegues a tocar
ni un dedo de mis manos,
ni a respirar a mi lado,
ni a sentir el palpitar de mi sangre
corriendo por mi cuerpo.

Tú no eres ni serás
la luz de mi oscuridad,
a pesar de tu tenacidad
y paciencia por serlo.
Encuentro inesperado, no deseado,
te quiero lejos de mí, muy lejos,
que las distancias se muevan
como alas batientes,
llevándote al horizonte de tu vida, sin mí.

Vete moviéndote con el viento
en su susurrar, sosegado,
a montes que su verdor
sangra en el río.

Encuentro inesperado,
con el hombre que alguna vez
formó parte de mi vida
pero que un día cualquiera,
como todos los amantes
abandonaron el sentimiento,
se dijeron adiós.

Él encontró su camino,
yo encontré un nuevo sentido
a mi manera de construir mi sendero.
No hubo propuesta ni un acuerdo,
todo se entregó a la nada,
a lo inconcluso,
sin palabras,
uno marcó una ruta,
yo hablé con un suspiro.

¿Por qué regresaste a mi vida?
No quiero que ni roces mi cuerpo,
ni me mires a los ojos,
mi amor por ti se acabó,
sólo dejaste un zumbido en mi alma,
palabras sin prefijos,
vocablos inentendibles,
una dicción no percibida.

No regreses más,
vete más allá de la lejanía,
sin distancia,
que desaparezca mi nombre
recogido de tu boca
que antes era el color
en la música del viento.

Encuentro inesperado,
con sabor insípido y roces furtivos
como dagas en mi pecho.
Necesito salir corriendo, agitada,
mojada en frío, huyendo de ti,
el que me hizo sufrir,
desgarrando mi corazón.

Voy hacia el camino
a una libertad madura,
con sabor a un amor de mariposas frescas,
hacia la luz,
a saborear la paz
en espera del verdadero amor.

Lluvia de amor


Lluvia de amor
que va cayendo en mi corazón,
 lluvia que resbala por los cristales
en gotas de agua dulce
que recorren hasta el último de los rincones,
provocando divinas sensaciones
que se estancan
en mil sentimientos interminables.

Se convierten en un vuelo
de palabras blancas que mojan,
 lentamente, el alma.

Lluvia de amor,
eres el espíritu de mis amores,
eres esperanza y razón,
eres lluvia fresca en mis manos,
eres quien busca los sueños
vestido de estrella,
 eres lluvia frondosa del cielo,
 sol que irrumpe detrás de las montañas,
aire que levanta,
que da fuerza y vida al amor.

Tan convencida estoy
de tu gran transparencia,
en la que vivo,
de que la luz, la lluvia, el cielo,
son formas en que te esquivas,
vaga interposición entre tú y tú.

Nunca estoy sola
mientras la luz del día ilumina tu alma
 o cuando al encenderse las estrellas
me van diciendo palabras que tú piensas.

Esa gota de lluvia
que cae sobre el papel es
como una difusa flor de azahar
que tú me envías
 desde donde vives.

Eres esas pequeñas gotas
de sentires y relámpagos
que poco a poco va calmando
 en finos diamantes
la tormenta del alma,
 empapando cada espacio
de los corazones enamorados.

Eres agua pura
cuya presencia engalana,
caricia divina salpicada de sonrisas.
¡Qué siempre llueva, lluvia fresca del alma
y al final deje un arco iris!
Lluvia de amor para el corazón,
 lluvia fresca de brisas y amores,
en besos ardientes y caricias suaves.

Lluvia frondosa convertida en amor.
A través de la lluvia
me llegas tú,
entre gotas frías
que acarician mi rostro,
llenas de armonías las siento,
cierro mis ojos
mientras lentamente te pienso
y lentamente te siento.

Románticos pensamientos
 llueven en mi mente,
atrapando la lluvia un sinfín de sensaciones.
Yo sólo te sueño, amor mío
y te siento conmigo
mientras la lluvia cae…
en su húmedo y romántico velo
que me suaviza…
como brisa de terciopelo
recordándote y haciéndome feliz
en este ensueño bello
como las gotas que caen
 en el cristal de mi ventana.

Prefiero la noche

 

Prefiero la noche,
son las horas en las que amustian
las nubes vespertinas,
sobre la azul altura
del vasto firmamento.

Asómanse los astros,
cuyas luces divinas como miradas
pesan sobre mi pensamiento.
Y es mi hora,
en las que entre la voz lejana
de la campana
que con lentitud las notas
del Ángelus desgrana,
a mis hojas en blanco
 los versos de amor anidados
 en mi corazón
 se vuelcan sin cesar, con prisa
para que no sean olvidados.

Prefiero la noche,
porque mi fantasía con audacia inquieta
sin cesar te busca.
¡Oh, poesía!,
 en la nocturna soledad secreta.

Muchas veces,
misteriosa poesía,
 frases de amor dolido,
manchan mis páginas albas
en el tedio de las noches acíbaras
y vuelan por todas mis visiones de armonía
 que se ocultan cuando el cielo aclara.

Prefiero la noche,
en ella te busca mi cansada fantasía
y mis sueños se tienden como aves raras
cuyas alas exploran
hasta horizontes lejanos y oscuros
tanteando tu imagen,
la única imborrable,
 para mí por siempre.

Como solitaria misteriosa,
vago volando bajo el cielo
y sobre el mar
en la noche profunda y estrellada,
tratando de percibir tu figura
que añoro
y tu dulcísimo firmamento
y en instantes como un sueño
que se esfuma,
 creo entreverla en un revuelo de la espuma
o en los astros del Universo.

Prefiero la noche,
porque la Luna me acompaña
con su fulgor, blanco y brillante.
Mi corazón puede correr
a regiones ignotas
apareciendo en el pentagrama
vacío de mi alma
 las notas que buscaba
y no encontraba y que inútilmente
yo clamaba para inundarla de amor
como en un agitado río
entre tupido follaje.

Prefiero la noche,
con la Luna como nota errante
que parece que extravió su cantar
 pero aún así con su luz agonizante sigo,
en mi perenne búsqueda
de aquel a quien no puedo hallar,
mi ideal no encontrado.

Prefiero la noche,
 porque mis versos me aroman el alma
y los busco en los sones de liras
que van brotando
entre pasos de visiones
que conmigo los van buscando.

En algunos momentos
no responden,
no aparecen en ningún lugar
de mi mundo interno
y entonces me inquieto.

¿En qué lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo qué estrella se guarece?
Vuelve a mí, en esta noche mía,
nuestra,
ven con el viento,
las brisas,
los astros del firmamento.

Prefiero la noche,
 quedarme un instante suspendida en lo Eterno
e ir como el viento,
nómade del existir
 transitando por la expansión del Universo.