Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 23 de diciembre de 2019

Sueño contigo


Quisiera estar


Quisiera estar muy dentro de mí,
en ese espacio secreto, íntimo,
donde conmigo misma juego
y me deleito con monosílabos,
 ideas, palabras, frases de amor,
que necesitan volcarse
con frenesí en pergaminos en blanco
o minúsculos trozos de papel
que vuelan con el aire
cual aves veloces surcando los cielos.

Mi alma trasluce amor,
 lo siento muy dentro de mí,
 me conduce suavemente
por sinuosas colinas verdes
o mares azules transparentes y cálidos.

Quisiera estar sumergida
 en hondos y misteriosos
lugares recónditos de mi alma,
sintiendo la soledad mía, tan mía,
que me embarga con dulce ternura
 envolviendo mi yo todo.

Quisiera estar llegando
hasta horizontes infinitos,
en las auroras plenas de colores
 o en los crepúsculos tardíos
que iluminan con diferentes matices
el cielo azul.

Quisiera estar buscando
 sin afanes, ni prisas, ni ansias,
el amor que me espera
en los confines del orbe.
Ese amor fiel, verdadero, único,
 incomparable, lejano pero cercano,
el cual anhelo con todo mi espíritu casto y puro.

Quisiera estar en ese lugar inimaginable,
resplandeciente de ilusiones
cual verde follaje de cipreses altos
y campos florecidos de amapolas,
lirios, alelíes, azahares
entre tus fuertes brazos
en un nido tibio de ternura y amor.

Quisiera estar rodeada de mantos brillantes
en una noche iluminada
por una luna resplandeciente
que baña nuestros cuerpos
con su luz de plata.

Quisiera estar tendida en tu regazo,
envuelta en tus brazos,
mi rostro inundado por tu mirada,
 tus labios pronunciando mi nombre,
los míos acercándonos aún más.

¡Cuánta felicidad nos enlaza
uniendo nuestros cuerpos y almas!
¡Loor a ti, Eros, Dios del amor!
La poesía nos invade,
recorre los cielos y las nubes,
 la esparcen por doquier,
uniendo corazones sensibles por una eternidad.

Quisiera estar volando alto
 hacia nubes viajeras
 para encontrar aún lejos el destino cierto,
 inolvidable, único,
donde las horas en silencio pasan
como estrellas fugaces con un ritmo lento y acompasado.

Quisiera estar en ese día
en el que nos encontraremos,
frente a frente, tristes
en el camino de la vida
y así ofrendarte todo mi ser.

No transitar por senderos equívocos,
 oscuros, misteriosos,
las huellas largas y angostas,
 sí por amplios horizontes claros
y resplandecientes
donde el amor renace cada día.

Quisiera estar reconfortada y calma
haciendo danzar en una danza sin fin
mis versos de amor sinceros y diáfanos,
uniendo tu alma con la mía,
solos tú y yo
en noches nostálgicas.

Infinita Espera


Infinita espera,
si no me tienes,
si no estás a mi lado,
mi sonrisa es fría
y sólo queda
un abrazo triste.

Inútil que te busque
y te persiga
 debajo de la piel de mis sentidos,
se mueven tus distancias como alas,
 ¿por qué no vuelven
tus labios a los míos?
Infinita espera
de amorosos recuerdos,
 tristezas lejanas,
cariñosas memorias
que vibraban cual sones de un esperar.

Añoro la presión de tus manos,
las noches de fiesta
a tu lado.
Infinita espera,
 ¡cuán larga es esta desesperada nostalgia!
Días que brotan
 llenos de tu ausencia
en la esencia de mi vida
pasando a mi lado indiferente.

Infinita espera
de luna plateada
como espada en cuyo filo
duerme el amor,
me duele el alma
donde anida el trueno
 cuando tu cuerpo
se va
como un rayo
que no hiere,
mata.
Mi melancolía se llena
de añoranzas de pensar
en tu voz dulce y armoniosa.

Infinita espera,
 tu mirada que añoro
en mis noches solitarias,
 erizaba mi piel
de claros reflejos
de luces cálidas y tenues.

Me niego a despertar
y no tenerte a mi lado
detrás de tu perfume
que se negó a partir.

En oleadas de vientos
y humos
renace la esperanza
 de que esta infinita espera
llegue a su fin,
tú vienes…

Y yo sueño que Hoy…
tal vez mañana…
quizás un día
yo estaré en tu destino,
abrazada a ti
como tu amada amante.

Infinita espera,
 llega de improviso
 el idilio esperado
de vida sonriente
al sentir tus pasos
nuevamente.

Enséñale a mi boca
que te nombra
que has escuchado mis llamados
para apoyar mi amor
sobre tus hombros
en la luz matinal
que brilla de claros surtidores
en la espuma de la esperanza
de que la espera
llegó a su fin
y con sus nubes
el poniente fragua
y otro cielo rosado
y verde oscuro
en los espejos trémulos
del agua
 nos reflejó a los dos.

El pálido rocío de tus ojos
se encendió por altísimas veredas
 y al dar tu corazón
el primer impulso
volcó por mis sentidos
sangre nueva.

Infinita espera,
ya no existe,
tu estás apoyado
en la mañana
llenándome de luz,
de primavera
mi alma ascendiendo
 la vida por tus hombros
y en tus manos
temblando una estrella,
un aire estremecido de ternura
llena mi mundo interior
con tu presencia.

¡Vibrad liras sonoras del espíritu!
La infinita espera ha terminado.
¡Álzate inspiración,
 la mujer poeta canta!

Frontera del milagro


Frontera del milagro,
experiencia que nos lleva
a través de lo verdadero
a vivir lo no existente
en este hoy,
sin llantos ni pesares,
sólo sintiendo
las rosas de la caricia.

Frontera del milagro,
 a través de la luz pura
de los vitrales
 entrego sobre tu corazón
y el río inquieto
de tus pies y manos
mi vida colmada
de luminosas palabras de amor.

Me estremece
el pensar como un gran temblor
de víspera y alba
que me sientes llegar,
voy derecha toda hacia ti,
sin desatada prisa
pero cruzando las fronteras del milagro
que me impedían llegar
desnuda y casta
hasta tu pecho
que elegí para abrazarte
igual que escoge cada mar
su playa o su cantil
donde quebrarse.

Frontera del milagro
que nos purifica el alma
en una vorágine de sentimientos,
pasiones y amores
 sin límites,
explorando misterios ignotos
con la fuerza de la energía
que surge del amor
entre cadencias poéticas
que juegan entre sí
con malabarismos alados.

Frontera del milagro
que nos hace ser un espíritu ligero
y sin raíces,
entregando,
expresando,
encontrando
ese resquicio misterioso
y lumínico
desde donde brotará
 la flor de la esperanza
en un amor renacido y total.

Cantando sueños
que nos hacen volver
a los tiempos de antes
y en tus estrofas amantes
revuelan al son de guitarras sonoras
nuestro pasado compartido
entre latidos de amor.

Frontera del milagro,
 tesoro no esperado,
manos que se cruzan
bajo la luz de la luna
en el momento preciso
 en que se asoma
como por descuido
la primer estrella
apurando en ese breve instante
la inmensidad del tiempo.

Frontera del milagro,
juntos,
 muy juntos,
apaguemos los espejos
de los tristes recuerdos
gozosamente sobre los lotos del olvido,
 resonando nuestros pasos
 en la larga acera solitaria
y se pierden
en la cinta del eco
enredada en la cabellera de los árboles.

Frontera del milagro,
el amor nos acuna,
nos mece entre palabras
dulces y tiernas
en un goce perfecto,
huyendo de la raíz de los quebrantos
 entre el fulgor de las luciérnagas
que enciende nuestro nido de amor.

Frontera del milagro,
 en la red sutil del sueño
 nuestro lecho es embarcación
que nos lleva por los ríos del silencio
 y sentimos que como cisnes de humo,
flotan recuerdos y pensamientos
que unen aún más
nuestras almas
cuando en las nieblas nos hemos perdido.

Frontera del milagro
que queda encendida
entre tú y yo
la lámpara que nos haga encontrar,
siempre,
el sendero
para que este prodigio de amor
nos una siempre.