Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 30 de octubre de 2016

Propósito de vida


Ninfas encantadas


Ninfas encantadas,
surgen por el bosque
luminosas,
misteriosas,
travesías que empiezan
rumbo a Siempre,
buscando en su camino
el alma adolorida
de amor
para darle calor,
luz
y vestirla de armonía,
afanes
de querencias puras.

Ninfas encantadas,
geométricas,
columnas de amor,
arquitectas de sueños,
son un todo invisible
pero su suave roce
nos acaricia al pasar
como náyade del cielo,
nos mima
y nos ama.

Ninfas encantadas,
como ayas cuidadosas
e institutrices permisibles,
nos acogen
en su seno
para sentir
su calor y su protección.
Nanas prodigiosas
que danzan
entre duendes,
gnomos,
dando vida al bosque umbrío
donde tú y yo
nos amamos sin cesar.

Son balsas de salvación
con un polícromo velamen de nubes
vestidas de Venus
hendiendo prodigiosas
auroras
y crepúsculos,
espumas del tiempo de los años,
siglos
y con peripecias supremas,
día y noche nos reúnen,
nos hacen navegar
entre besos dulces
y abrazos fuertes,
empujándonos
a nuestro tibio lecho
de hojas de otoño,
para que lleguemos
al clímax supremo.

Ninfas enamoradas,
dan ansias de vida,
afanes extrañísimos de amor,
de querencias puras,
haciéndonos recalar
en la celeste ensenada,
segura,
la que está lejos,
detrás,
a salvo del Tiempo.

Ninfas enamoradas
calculadoras de sueños,
hijas sin edad,
sólo un diseño traslúcido
que une nuestro cuerpo
a la máxima plenitud
del amar.

Abstractas,
sin misterios,
serafines o ángeles,
mensajeras de pedazos de sonrisas,
de besos,
de caricias.

Ninfas encantadas,
sus alas,
yacen en lo altísimo,
entre plumas de ángeles,
que encomiendan su vuelo
hacia nosotros,
para que en nuestro existir,
vivamos amándonos,
entre gemidos,
quejidos,
reclamos,
suspiros,
del amor cuajado de estrellas

Anhelo frustrado


Anhelo frustrado,
creí en tus falsas palabras,
melodiosas,
seductoras
         que acariciaban mi alma,
pero eran tan sólo
palabras vacías de amor.

Y llegó el fin,
donde no quiero ni nombrarte,
ni pensar en ti.

Sólo, ser humo en tus ojos
y del mundo sin ti,
el final.

Anhelo frustrado,
no veré más tus ojos
que me quemaban hondo,
que me mataban con su gris ausente
con tu piel de vientos
y tu pasión de locos.

Anhelo frustrado,
tu amor me ató
y me desató
en cada lujuria de tu mirada errante.

¡Basta de seducción!
procaz y sin verdades ardientes
y yo quedo con el desgarrador recuerdo
de tus ansiados besos.

Creaste música blanca,
para conquistarme en plenilunio,
consumiendo mis temblores,
devorando mis gritos
bajo tu piel fantasmal
y traicionera
que aún me ahoga desde esta distancia
tan presente.

Y aún estás
rezagando mi camino
con cadenas y cerrojos en mi vida
para que nadie pueda entrar.

¡Basta!
vete ya de mis recuerdos
tu nombre ya está guardado en mis joyeles.
No leeré ni una letra tuya,
no me escribas para que yo desborde
y me consuma en fuego.

¡Déjame en paz!
con mi silencio flotando sobre el agua
que mana de mis recónditos adentros,

Balanceándose en mi frente una corona
por donde el aire se escapa de mis dedos
y no saben ya mis labios
la palabra que una
tus oídos a mi verso.

Anhelo frustrado,
fueron por momentos
anhelos amados,
ilusionados,
vibrantes,
ahora sacúdanse
de las bases de mi sangre
y que tu nombre desaparezca
contra el cielo
y desnudándote camina sobre el muro
que cerca mi silencio.

Tú ya no estás más en el verde
levantado del árbol
donde perdí mi albedrío,
ni en el viento caliente del estío
ni en la orilla del mar enamorado.

Amor frustrado,
perdido por siempre
sin sentir ya más el cercado de tus ramas
amaneciendo,
  ya renovada y sin fe en ti.

Magia de un día


Magia de un día,
mi amor tu eres magia,
en cada instante de mi vida
en mi cielo resplandeces
y son tus ojos que me iluminan
con un fulgor de estrellas que me cautivan
y me ocultan sin quererlo en tu mirada.

Magia tiene tu voz,
tu dulce acento,
el cual lo escucho dormida y aún despierta
que me dice dulcemente con el viento,
me confiesa y me repite:
“que me amas”.

Mis pinceles más leales
se han propuesto apresar tu verdadero rostro:
desentrañar las esenciales líneas
donde tu fuero el aire acata y el aurea alba,
espiar el múltiple venero
donde emerge a raudales toda la luz
que quiero para tu piel,
tus ojos cenitales.

Magia de un día,
en la que la recta se espírala,
la curva se endereza
y por la emoción y el sentimiento
sin acertar el rumbo ni la escala,
la alta luz tropieza o en su ímpetu resbala.

Magia de un día,
estás a mi lado,
entre mis brazos,
cubriendo mi cuerpo con calor y caricias.

¿Cómo apresar la sosegada llama que te entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia prodigo de rojo?
¿Cómo apresar la tímida piel que en tus mejillas convoca?
¿O la mañana asomada a tu boca?

Magia de un día,
mi afiebrada plata se anubla enamorada.

Se pierde en la enigmática y secreta zona
de la alborada donde digo carmín,
azul,
violeta
y al nombrarlos se esfuman en airada,
fantástica pirueta.

Magia de un día,
en tu silencio eres un volcán
que se activa aquí en mi pecho,
cuando llegas y desciendes a mi lecho
y en tu ternura me abrazas.

Mágico es este momento cuando respiro tu aliento
y mi alma se entremezcla con la tuya
para volar por los cielos
y marcar el universo entre suspiros,
siendo uno,
envuelto en hilos,
envuelto en hilos de plata.

Magia de un día,
con este nuestro amor
que no se acaba nunca
porque prolongando
de que uno y uno sean dos
ya que el amor es el retraso milagroso
de su término mismo.

Con los besos, con la pena
y el pecho se conquistan en afanosas lides
entre gozos parecidos a juegos,
días,
tierras,
cielos abiertos,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando
hermana de la muerta o muerte misma.

Magia del beso perfecto,
aparta el tiempo,
échalo hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.

Ni en el llegar,
ni en el hallazgo tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo,
altísimo,
temblando.

Magia de un día
que se va en una despedida larga,
clara,
con lo más seguro que es el adiós…