Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 18 de noviembre de 2016

Solo tu


Mi verso es un gemido


Mi verso de amor es un gemido, callado,
que jamás se queja
y en las madrugadas, entre tinieblas y fríos
llega hasta el papel
donde se vierte la ilusión
de una estrofa perfumada.

Es para ti, mi númen,
mi amado por siempre,
te escribo con todo el amor
de mi alma taciturna
que como música olvidada
tiene azul resignación
y lo da todo sin pedir nada.

Mi verso es un gemido,
dulce, umbrío,
levanta mis quebrantos,
sin arrebatos y sin ruidos.
Espera que tú duermas
para decírtelo con ternura
al son de mis suspiros cadenciosos.

Es el verso que se agita
y rápido se despierta
como eco de un estampido
de una flecha musical
que arrebolada se estrella
en tu corazón amado.

Mi verso es un gemido,
moja sus alas en la transparente
esfera de la gota de rocío
en la que, absorto,
contempla la imagen del cielo
unida a la forma de la Tierra.

Cada estrofa gime y canta
y suelta su perfume
como la flor recién nacida
en los atardeceres,
bajo el canto de tus besos
y en la danza de tus brazos.

Mi verso es un gemido,
blanco y puro
que alimenta mi espíritu y mi sed
se nutre de tu presencia
aún a pesar de la distancia
que a veces nos aleja.

Mis áureas palabras,
mis letras impredecibles,
mis estrofas que nacen del alma
van hacia las nubes
para flotar en ellas,
iluminadas por luces de estrellas.

¡Versos! ¡Poesías!
Con ímpetu alado al ideal ascended
y en las estrofas verted
todo el amor escondido
en mi espíritu, mente y cuerpo, para tí, amado.

Yo mantendré con aguas descendidas
por las fieles veredas de mi pecho
el medido esplendor de tu alabastro
para que una hiedra de amor
caiga sobre mi pecho.

Mi verso es un gemido,
un no tocar el río,
apenas aire,
el blando discurrir de tu mirada.
¡Qué dicha sin sonrojo
la que corre por mis venas,
entre las lágrimas
que buscan mi pecho!

Amor callado,
en un silencio silente
escribo para ti,
con un clamor de queja y lamento
por no tenerte a mi lado.

Mi verso es un gemido,
escribo y sollozo a solas,
entre suspiros y plañideras clamo
¡Ven a mí! ¡Te espero!

Quiero versos sin lamentos,
todos para ti,
para entrar más adentro en la espesura,
desgarrando mis naves de amor
sobre la playa y así,
te daré el sellado de mi gracia
y tú, la cifra de tu nombre.

Mi verso es un gemido,
ahora más calmo, sosegado,
no hay más tristezas en nuestro aire
el que nos sigue,
mientras canto
y mi mano fuerza el hombro de la noche
para que vuelvan
tus labios a los míos.

Soñando sueños


Soñando sueños,
soy esa agua enamorada
del azul de tu cielo.
Llegan del río los desvelos,
dormir no puedo
en lo alto de tu morada
porque al mirar el brillo opaco
del océano cercano,
te sueño dormida
y amanece entre mi cuerpo tú mirada
y te hago más mío.

He soñado y sueño
atrapar en mis manos al viento,
retener en su cuenco
las arenas del mar y del desierto.
Retenerte con mi voz, con un beso.
He soñado y aún sueño
con un mundo perfecto.

Utopías que tejo y destejo
al voltear la mirada
contemplando cómo cada mañana
anochece,
otro día sin ti.

Soñando sueños
en la cálida pasión
que se entrega en ese beso
que llega y que nos acerca más.
Nunca dejes de soñar,
abre tus alas y vuela
que los sueños te han de llevar
hasta donde tú quieras llegar.

¡Sueña, ama y sueña!
Y no dejes de soñar,
¡jamás!
No prevengas caer en el olvido,
deja que tu mente vuele alto,
de sueños se llena la vida
manteniendo el sabor de vivir.
Allí está tu sueño,
aún velado,
allí está, solitario y discreto.

No quieras despertar,
quédate quieto,
oye sólo la voz del otro lado,
si ronda por allí, tú lo has traído.
Mas te irás,
donde él te haya llevado
por el humo de las horas diluido.
Alguien espera allí donde hayas ido.
Te verás como nunca revelado.
Eres tú quien espera, allí, dormido.

¡Cómo dejar de soñar!
Es el alimento de mi verbo,
es el reposo de mis letras…
Es la melodía de mis cantos,
son esos sueños de los que hago poesía,
en respiros y sueños he compuesto prosas,
versos, la cuenta la he perdido,
ellos son la vida de mi vida,
nunca dejaré de soñar
ya que estaría vacía,
sin colores, sin amor,
caería en un profundo laberinto sin salida.

Soñando sueños,
son mis suspiros cuando canto,
cuando escribo y disfruto mis sueños
cuan imagen de la vida,
son luces de esplendor,
son colores del arco iris,
son amores, tan sublimes e inolvidables
que, en un ir y venir
la inspiración crece más
y me llevan a plasmar
mis prosas en el infinito.

Soñando sueños,
sueños de luz y de dicha,
mis anhelos te llegarán
en dulces sosiegos,
nunca dejes de soñar
porque los sueños son realidades del alma,
se sienten y se presienten
y muchas veces se hacen realidad.

Nunca dejo de soñar
por el amor y la esperanza
porque si lo hiciera
cual flecha sin blanco
nos perderíamos en el oscuro espacio
de una noche fría y vacía.
Nunca dejes de soñar,
el soñar es ilusión viva,
la ilusión mantiene la alegría,
la alegría aumenta la visión,
la visión fortalece los sentidos,
los sentidos se estimulan al soñar.

Soñar… soñar… soñar…
Soñando sueños,
te recuerdo siempre, amado mío
y te siento dentro de mí
en las sombras de mi cuerpo
y en las noches del éter.
Y así, contigo a mi lado,
te sueño,
me elevo en el aire,
disipando para siempre
las neblinas que envolvían
tristemente mi alma.

Alegre desilusión


Alegría de estar juntos.
(En nuestras manos
depositamos nuestro destino,
en nuestras alas
 cobijamos nuestro amor,
estábamos juntos
y palpitaban nuestros corazones,
naciendo poemas
pero no sabemos la causa,
la lejanía nos cercó).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(El amor con desamor candoroso
 llegó a nosotros con un pasajero
con augurios del mensajero
a la estación del olvido,
separándonos aún
sintiendo ambos una pasión encendida).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Estando juntos, mirándonos,
nos sentíamos en un paraíso
guardado más allá de virginales jardines
pero sin darnos cuenta nos marchamos,
se deshizo el abrazo,
se apartaron los ojos,
dejaron de mirarse
para buscar el mundo
donde nos encontráramos).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Nos hallamos tras nuestras huellas
de un vivir todo transido
entre alegrías y penas
pero amándonos
 y hoy nos encontramos solitarios,
 viendo la lejanía del pasado
con un adiós que llegó a escondidas
 cual fantasma en noche silenciosa).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Nos vimos en espejismos,
puros y diáfanos
y nuestros labios se buscaban
 para besarse en noche de encanto,
entre suspiros de noches de plenilunios,
apartándonos de a poco,
sin adioses,
en una trilogía de melancolías
que fatigó nuestros corazones).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Nos esperamos en el momento exacto,
en nuestro anhelante
querer de estar juntos,
en ese día tan claro
que las presencias de siempre
no bastaban
y nuestros besos se quedaban
 a medio vivir de sus destinos
y nuestros llantos nos separaban).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Nuestro encuentro
fue un choque de materia
y materia que a fuerza de contacto
se convirtió en victoria gozosa
 de los dos en prodigioso pacto de amor
pero nos dejamos de ver
 sin entender el porqué
y quedamos los dos
con nuestras soledades sin compartir).
Desilusión compartida.

Alegría de estar juntos.
(Alzamos los ojos
 y nos miramos
y el amor nos unió,
iba yo hacia ti
y tú venías hacia mí
y la identidad nos unió
entre éxtasis y alegrías intensas
 que nos condujeron a separar
nuestras vidas para siempre
en tristezas profundas y agónicas).

Desilusión compartida.
Los dos sentimos ese dolor
 de adentro
 al separarnos
y ya nuestras manos
 no se aprisionan,
nuestros cuerpos no se sienten,
las sombras nos envuelven
en una tierra seca,
en una noche oscura,
entre incógnitas palabras sin sentido
en un lenguaje que no es el nuestro,
vamos rumbo a lo incognoscible,
en busca de vocablos de amor desconocido.