Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 6 de marzo de 2013

El Solitario


Ecos de besos no dados


Ecos de besos no dados, resuenan en  mi alma como alas rotas de aflicción y deseos reprimidos, esos instantes que no se olvidan, tan vacíos, devueltos por las sombras, tan vacíos, rechazados por el tiempo.
Ecos de besos no dados, ese instante que pudo ser tierno y pleno de gozo, pasó despacio por mi lado y mi cuerpo desnudo, desnudo de sangre de alas, sin ojos para recordarte, sin labios para recoger el zumo de tus mieles, se perdió en el canto de los helados campanarios.
Los suspiros del mar me humedecieron las únicas palabras y los besos no dados por los que vale vivir.
Ecos de besos no dados, fue tan solo un instante breve de la nada acurrucado en una eterna espera en la cueva del destino, sin manos para decir nunca, sin labios para besar los tuyos.
Ecos de besos no dados, como dueños del silencio, son como una tribu de palabras mutiladas y de tibiezas no recibidas, se elevan entre montañas hacia las nubes, lejos, muy lejos, en una partición de sol en pequeños soles negros.
Hay en la espera del beso un rumor a lilas rompiéndose en la lluvia gris del alba.
Ecos de besos no dados, soy como una viajera, mujer poeta, que ha dejado su cuerpo junto a la luz y ha cantado la tristeza de lo que nace.
Mi alma sin tus besos se estremece toda, volcándose en la madre de las tinieblas.
Entre hilo e hilo de su tejido de espera encierra el anhelo del beso no dado, guardado como tesoro en el mundo para mí perdido entero sin ti.
Ecos de besos no dados que pasarán entre el frío, el viento, la lluvia, el trueno, resonando por un minuto de vida breve en los confines del mundo, danzando como palabras de amor en paraísos no encontrados, que saltan de estrella a estrella, de sombra en sombra.
Voy por galerías donde vagan los besos que no encuentran mis labios, esperándolos, sabiendo que no llegarán a mí.
Todo sonido en eco tuyo me lo convierte el alma que te espera y ahora en esta hora inocente me siento en el umbral de mi mirada como sonámbula en una cornisa de niebla esperando despertar como flor que se abre al viento en un camino de espejos donde los besos son dados como encantamiento creciendo solos en la noche pálida, enlazando fuegos de silencio, ingenios en espejos de triste transparencia. 

El arte de amar


El arte de amar consiste en vivir y el arte de vivir consiste en amar.
Cuando la palabra brota refulgente del corazón trae suspiros hondos cuando florece, es cuando en los ojos nace la estación en que las pupilas se iluminan de amor.
Nacen de mi alma versos y estrofas, formando caricias en mis manos y enamorada, fascinada totalmente hago del amor un sublime placer.
Siento que mi corazón me exhorta a actuar como su emisario y mi voz te susurra dulcemente mis sentimientos cándidos en la luna frágil de la tarde nuestra.
Sin hablar, en un silencio distante, nuestros labios temblorosos de tentación sentían los latidos en ansias verdes, azules, en ondas para rendirse en las mieles de la pasión.
El arte de amar nos eleva a la cima más alta del más allá, al momento tan perfecto, tan sin par, imposible en lo mejor del placer de estar tú y yo juntos.
La esencia del amor está en los ideales de la paciencia entrelazando mieles, pasiones intactas como tejidos de hilos.
Es un don, un diseño ideal, meditando juntos aprendemos a amarnos más.
El arte de amar es saber proteger y cuidar esa ilusión nacida sin saber por qué, frágil y perfumada sin atrevernos a tocarla por miedo a que desaparezca en la nada.
Amar es una mirada que se enciende, una voz que penetra, una necesidad de caricias, un mundo de dulzura, una sed de ternura, es cantar y bailar, respirar y sentir, abrazar y mecer.
Mirar juntos esa puesta de sol, escuchar el murmullo de las olas, volar alto en el cielo mecidos por el suave viento.
El arte de amar es proteger la vida, vivir momentos únicos e inolvidables, compartir alegrías y tristezas, luchar juntos siempre.
Quiero llevarte en mis pensamientos y sentir tus brazos rodeándome cuando cierro los ojos, diferenciar tu aroma y saber que eres tú quien está aquí a mi lado, demostrándome que amar es un arte que llevamos siempre con nosotros pero que tan solo desarrollamos cuando hallamos a ese ser mágico que nos arrebata una ilusión para convertirla en realidad.
El arte de amar es poder volar sin alas y sentir en el pecho perfumado con rosas y calas, es abrir un fino abanico y desplegar sensaciones y perderle el miedo a las emociones cuando los suspiros se vuelven canciones.
El arte de amar es saber besar, acariciar y encender la pasión, es la gloria a alcanzar y eso ¡amado mío!... eso… eso es celestial, en el cielo monosílabo de ser dos queriendo vivir.

Incongruencias de la vida


Incongruencias de la vida, nos golpean sin saber por qué, nos atrapan, nos deshacen cuerpo y alma en pedazos de cristales rotos, rompiendo nuestro equilibrio interior.
Nuestro corazón se rompe en absurdas e inadecuadas situaciones que de seres del submundo aparecen para destrozarnos y hacer manar lágrimas de angustia por nuestras mejillas haciéndonos sentir el vacío de la ausencia del amor.
Las metáforas de la vida cambian, se presentan notas divagantes en las conversaciones íntimas de nuestros corazones.
Incongruencias de la vida, imprevistas, divagantes que entre signos y quejidos se nos presentan sin sentido alguno en laberintos de emociones encontradas.
Aparecen sin sentido ni causa como centellas de maldades, las desconocidas iras soterradas que se yerguen frente a nuestras almas y quieren azuzarnos en amarguras, polvo, sañas y sequías de espíritu.
Incongruencias de la vida, despropósitos que como armas se alzan frente a nosotros en tiempos lentísimos, en minutos rápidos y en nuestro interior nos defendemos atrapando el sentimiento que nos hiere con puños, entre grumos de gritos.
Sucumbimos al enojo y una gran incapacidad nos impide vislumbrar las nubes alumbrando la tierra y el sol invernando de a poco.
Debo ser indiferente, no desgastar la vida tan valiosa de vivir sin pesares ni dolores, quedarme quieta, no desarmarme nunca.
Hablar, pensar, llorar, gritar, ir, amar, vivir y morir entre risas, cantos, alegrías y alborozos de amor.
Lozanía de tocar el cielo entre limbos terrestres.
¿Cómo he de ser feliz frente a la adversidad?
¿Quién descifra la vida?
Incongruencias impropias, frente a ellas el silencio absoluto, sí la búsqueda interminable de poemas de amor ya conjugados que se van vertiendo de a poco entre mantos y velos de tinieblas semioscuras en noches grises en papeles que ansiosos los esperan.
Incongruencias de la vida, la calma de nuestro espíritu limpia todo lo inadecuado, lo indebido que nos hace sentir tristezas sin fin.
Volemos muy alto escapándonos de los funestos recuerdos, remontémonos hacia horizontes claros, diáfanos que nos conduzcan al olvido y poder amar sin límites ni miedos ni temores  en el lecho nupcial de algas y flores iluminados por la luna que como nota errante se había extraviado en su cantar.
Vivir la vida a pleno, soñar entre versos y cantos y no dejarnos llevar por extravíos de otras mentes que sólo están en la oscuridad absoluta.