Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 24 de octubre de 2018

El amor en la oscuridad


Estoy Triste


Estoy triste, aturdida, melancólica,
escuchando la lluvia a través de mi ventana.
Añoro al amor que aún no me ha tocado,
¿Existirá para mi algún día?
No lo sé, mi esperanza es como el agua que atraviesa arroyos, ríos y mares.
Ahora, enamorada del amor, tú, el que espero, eres el milagro que me produce dolor apasionado, valiente y audaz, sueños.
Estoy triste porque mi lecho está vacío
y el gran aire que me envuelve, también limpio, sin señales de que tú vendrás hacia mí.
La soledad me invade de lágrimas saladas que como un gran mar en mi pecho se derrama.
Todo lo esperado no llega, las esperanzas se truncan, entre luces distantes,
azar sin respuesta.
¡Qué desilusión tan leve y sutil, sin color, tan vaga como las sombras!
Mi tristeza me la ha robado la noche, era mía, era bien mía, pensaba decirla en versos,
darle forma como dan las lagrimas, forma tibia al dolor de adentro…
Pero, el papel esperó en vano, mis poemas de amor, quedaron dentro de mi alma guardados hasta que te encuentre.
Y mi tristeza se va lejos, en las estrellas altas, en esas brisas frescas.

“Si algún día te descubriera
todos mis cantos olvidaría
y mis versos mi gloria coronaria”

Murmurar


Murmurar, susurrando quejas de dolores dormidos,
de heridas no cicatrizadas.
Esto nos lleva al fondo de las tumbas, al fondo de los mares, al fondo de los vientos,
al fondo del silencio.
He aquí los signos ¡Cuánto tiempo olvidado!
¿De dónde viene?
¿En dónde estaba?
¿En qué alturas, en que profundidades?
Andaba por la historia del brazo con la muerte.
Murmurar, llorar de amor y miedo caminando por senderos.
Cada cual viaja en esta vida en el suyo y de esta manera iremos hacia el caos,
al abismó que se está viviendo a esta altura en el mundo.
La vida sin amor, es como vivir sin tiempo, sin espacio, sin corazón, sin sangre.
Es como andar de una lado para otro, sólo en el vacío, hacia el fondo de un abismó.
Murmurar de mis buenos seres que creí me amaban, yo no me quejo, pero me pregunto,
¡Oh, mis amores, los que habéis tocado mis manos!
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz ¿qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos ¿qué habéis contemplado?
¿Por qué los murmullos, las envidias, los celos, me han herido?
Lo he perdido todo y todo lo he ganado y ni siquiera pido la parte de la vida que me corresponde.
Ni montañas de fuego, ni mares  cultivados.
¡Basta ya!

¡Quiero vivir en paz y con amor!
Allí donde la tierra pierde su ruido,
allí donde me esperan mis queridos fantasmas.

Luna


Desciende serena, de la luna llena.
La luz blanca y buena,
blanca y silenciosa, buena y dolorosa,
espectral y hermosa, en las nubes vuela, en el río riela.
En las cunas vela,
dilata el paisaje y un temblor de encaje pone en el follaje,
astro sin ventura, copa de amargura y luz de sepultura.
Esa antorcha incierta, de la luna yerta,
errabunda muerta.
Luz fría y extraña que embruja a la araña y a la telaraña.
Luz de pesadilla que en los ojos brilla, del búho que chilla.
Está en el sendero que del hormiguero va hasta el jazminero.
Y alumbra un camino vago y blanquecino para el peregrino.
Luz exangüe , telar que devana la tristeza humana.
Luz que el cielo envía como poesía de amor de la noche fría.
Donde los enamorados bajo su luz serena se abrazan y acarician,
con ternuras y cariños.

“Y yo soñaba… soñaba
que hoy… tal vez mañana…
quizás un día… yo sería tu amante”