Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 6 de julio de 2016

Lejanías


La renovada muerte del amor


La renovada muerte del amor,
en una noche eterna en la que ya no nos queda sino,
la breve luz de la conciencia
y tendernos al lado de mis libros,
de donde las palabras escaparon sin fuga,
versos poemas de amor, frases toda para ti,
Crucificadas en mis manos,
en la que existe en cada espejo
y en cuyos roperos dejamos la crisálida,
de los adioses irremediables que hemos de embalsamar,
el futuro.

La renovada muerte del amor,
mi corazón ya no sabe sino marcar el paso,
y dar vueltas y mil vueltas buscando una libertad,
inaccesible.
Yo no puedo seguir trazando un escenario perfecto,
 en estos momentos por encima de  mi alma,
se lanzan unos dolorosos suspiros,
y que parten más allá
y en los cuales la luna no tiene nada que ver,
con las breves luciérnagas que nos vigilan,
desde un azul cercano y desconocido,
lleno de estrellas poliglotas e innumerables.

La renovada muerte del amor,
hoy no lució la estrella de tus ojos.
naufraga de mi misma,
húmeda del brazo de las ondas,
llegó a desenterrar la arena de tu cuerpo,
en la que mi voz nombra mi nombre,
en que todo es dorado y azul,
como un día nuevo
y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
En ti tu amor se muere
y en mi soledad se reconcilia para pensar en ti.
el amor poco a poco se muere,
pero en algún momento se renueva,
viene del pasado al hoy,
más maduro, más intenso.
Mi ofrenda es toda tuya en la simiente,
que secaron los rayos de tus soles,
en esta carta confió la pena de perderte,
poco a poco, he de lavar mis ojos de los azules tuyo,
faros que me protegieron de mi muerte prematura.

La renovada muerte del amor,
en esta carta confió mis penas,
mis tristezas, porque el amor se fue al vacío,
¿Cómo? , ¿por qué?
he de coger mi vida deshecha entre tus manos,
leve girón de niebla,
que el viento entre sus alas efímeras dispersa.
Vuelve la noche a mí,
muda y eterna del dialogo privado de soñarte,
indiferente a un día que ha de hallarnos ajenos y distantes.

Ahora que no estás


Ahora que no estás,
te añoro y miro por mi ventana
y siento una nostalgia tan grande
que se me cierra el alma
y el día parece llorarme,
lágrimas desconsoladas
cierro los ojos, las preguntas me abandonan,
me hundo en tu querer de ayer,
ese otro hundirse que detrás aguarda,
 a la muerte por no tenerte.

Ahora que no estás,
mejor no amar, mirándome en espejos complacidos,
deshaciendo esa gran unidad en juegos vanos,
mejor no amar, con alas, por el aire,  como las mariposas,
o las nubes flotantes.
Buscaré pesos los más hondos, en ti,
que ellos te arrastren a ese gran centro donde,
donde yo te esperaré.
Amor total, quererse hasta el más allá.
La forma de querer tú es dejarme que te quiera.
El sí que te me rindes es el silencio lejano y distante.
Tus besos son ofrecerme tus labios,
 para que los bese yo,
desde un horizonte infinito.

Ahora que no estás,
y que este cielo me mira con los ojos de tu vida
y sabes que si no estás conmigo mi pecho por ti suspira
y la tristeza me oprime el pecho donde tú anidabas.
Estás dentro de mí que aunque triste,
por tu ausencia siento paz en la presencia,
de los besos de tu boca,
que siento en mis labios tibios como si aún,
me abrazaras y me tocaras.
y poco a poco el agua se va secando,
de la fuente de mis ojos.

Ahora que no estás,
jamás palabras, abrazos, me dirán que tú existes,
que me quisiste jamás.
me lo dicen hojas blancas,
sin tus poemas de amor.
y yo seguiré abrazada a ti, sin preguntarte nada,
de miedo a que no sea verdad,
que tú estás conmigo y me quieres.
y me abrazo a ti, sin mirarte y sin tocarte,
no vaya a ser que descubra con preguntas,
sin caricias, esta soledad inmensa de quererte solo yo.

Ahora que no estas,
¿Dónde estás?
¿En qué me equivoquè?
¿Por qué no sé nada de ti?
Son tantas las preguntas que me hago,
es tanta la confusión,
vivir en un sin saber en medio de la incertidumbre,
que cada vez se me hace más difícil,
haciendo mi camino más inseguro
y ahora no sé qué hacer…
Me digo a mi misma,
¡debo decir basta!
más no puedo dejar de pensar en ti, no puedo seguir…
Necesito de ti, de tus palabras,
porque sin darme cuenta te aleje de mí.
lágrimas recorren mis mejillas,
 mientras te escribo esta carta,
no sé si volveré a verte sólo sé que te esperaré siempre…

Miedo a perderte


Miedo a perderte
Ahora que te nombro y te reclamo,
Se aleja un rudo embarazo de silencios
Entre tu cuerpo y mi presencia.
No te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres mis sentidos sin orillas.

Miedo a perderte
Eres en mi otoño un viento adolescente en primavera
En la estupre de mis cantos se levanta
Y la sangre convoca en apetencia.
Te nombro a cada instante
Y te invoco con pasión y deseo, no me dejes.

Miedo a perderte
En las duros biseles del silencio
El calor de tus hombros enlazaba
La cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al roce, y al llamado de tus ojos…
Se alzaba de mí siempre este poema.

Miedo a perderte
No me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en fresco temblor de tu rocío,
Reposaré la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare el río e indagaré por el mar, por mi cantado.

Miedo a perderte
No te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del árbol donde pierdo mi albedrío
Ni en el viento caliente del estío
Ni en la orilla del mar enamorado.

Miedo a perderte
Y así voy por verdes de la tarde perdida
Por siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra mi corazón y te derramas alejándote
Sin sequia con una palabra de amor.

Miedo a perderte
Si regresas a mí, amado ausente,
El sol iluminara nuestro amor,
Y nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose en el fuego.
Están fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos verdes que cierran mi sueño
Y torpe seré por siempre.