Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 24 de julio de 2012

Seré tu oasis


Seré tu oasis, tu remanso, tu alivio, entre árboles llenos de nidos, soñando en remansos dormidos, en lechos de algas y flores.
Iré contigo a aquel mundo perdido donde hubo tanto canto, soy feliz en ser tu oasis, por el verde tierno que nos rodea, en esas hojas nuevas, suelta la flor su perfume más si una frase la inspira.
Seré tu refugio, tu ansiado nido, seré tus versos, el tesoro conquistado en la isla encantada, lejos del mundanal ruido.
Seré tu oasis, ven hacia mí! soy feliz en tu luz enajenada, huyo de mi y entro en ella y me envuelve tu dorada dulzura.
Lánguidas miradas en los rayos de la luna, resbalando una a una entre ramaje dormido mientras un silencio majestuoso nos envuelve y nos lleva a escuchar notas calladas, bajas.
En voz baja y al oído conversan  con la laguna cerca de donde tú y yo reposamos en un plácido y feliz momento.
Seré tu oasis, seré tu paz, todo vive en reposo, todo en calma, la claridad triunfa y desde el alto sol cuanto más orlar más vibra, goza.
Con inocente ritmo todo el paisaje canta y nos cuenta sus misterios en un alado idioma sin palabras, como regalo de gracia.
Seré tu oasis y por las noches, vírgenes de estrellas, nos conducen en lentas caravanas en policromos paisajes, granos de arena que brillan con centellas de plata.
Seré tu oasis, frases nobles y sinceras, cláusulas níveas, lentas pasan, versos de celestes temas a lo lejos se escuchan y la escritura que llega ya se fue, rápida, indescifrable, la que con plumas veloces sobre otras se precipitan y se borran las ya escritas por otros astros, en el paisaje lo esbozado por los galas la tórtola lo arrebata.
En las hojas de la mañana nunca me canso de llenarlas de los siglos de poemas.
Seré tu oasis, en la fuente de agua en medio de los arenales, de melodías nos inunda con música de arpas que nos dan ilusiones ópticas, espejismos que con trémulos desafíos nos hacen vibrar ¡qué milagro!
Estamos tan lejos y tan cerca, ávidos esperando la suave brisa por lugares habitados en medio de los áridos y desérticos terrenos.
Seré tu oasis, tu descanso, estación detenida allí en el camino de la vida, estremecidos de placer de estar juntos en este puro silencio, en este espacio detenido en el tiempo creando en su entorno ondas de calma.

Enlazados



Enlazados al fin, tú y yo, entre hilos finos y traslúcidos que vienen del más allá desde estelas lejanas que nos buscan entre auroras resplandecientes y horizontes perdidos entre el cielo y el mar. 
Enlazados, apretados uno con el otro, en una gran gota de cristal pura y diáfana, envuelta en maravillosas caléndulas cuyos colores se reflejan en nuestros cuerpos. 
Enlazados, como en un capullo que se abrirá al mundo, en un proceso lento y fugaz pero no por ello deja de ser vida que con su vuelo multicolor se elevará a los cielos anunciando que todo vuelve a empezar. 
Enlazados, apretados, abrazados en espacios estrechos donde somos uno, desde el principio al fin. 
¡Qué gran placer estar tú y yo enlazados! envueltos en una semipenumbra donde un haz de luz nos atraviesa y nos anuncia que estamos vivos. 
Enlazados, surcando distancias, tras parámetros infinitos, en un continuo deambular buscando cielos abiertos frente al mar. 
Enlazados, regocijo de nuestras almas, sin voz, en silencio profundo, inédito, donde tiemblan las caricias en espejos de azogue y sal. 
Enlazados, de mi alma nacen palabras, frases, monólogos, versos que se cruzan y se mezclan entre giros y danzas, emergiendo de pronto como poemas de amor que se lanzan a dibujar sus letras en arenas del tiempo que no desaparecerán ya que las espumas del mar volverán a dejar sus huellas en páginas no olvidadas. 
Enlazados, en un manto bordado, en una red intrincada como un laberinto entre jazmines, azaleas, camelias, narcisos que iluminan nuestra salida con hechizantes luces para que juntos entre caricias deseadas nuestros cuerpos se encuentren fundiéndonos en deseos ocultos.
Enlazados, colmados de esperanza, amor y promesas que serán una realidad nuestra.

Tiempos para amar


Tiempos para amar, no hay instantes precisos de la vida para amar con pasión, con sentimientos puros que nos llevan al paraíso.
Amar es sentir el intercambio de dos fantasías y volar al mundo mágico de la energía intercambiada, del compartir todo, momentos vividos con autenticidad y entusiasmo.
Tiempos para amar, son todos el hoy a pleno, con manos que acarician, miradas que descansan, nombres que son canción, besos que envuelven en un tibio manto. Mi espíritu espera el amor, todo mi ser es un compás de espera.
Tiempos para amar, prendidos a los restos del silencio, tú y yo amándonos como por milagro.
¿Será tan sólo una ilusión querida? ¿Ilusión? ¡Imposible!
Vivimos juntos noches llenas de poesía, entre vientos del jardín de los recuerdos donde tú me traes las flores deshojadas que yo beso con dulzura. 
Tiempos para amar, eternos, para siempre, sin olvidos, con albas transparentes vestidas de ilusión.
Amándonos, desde lejos, como nómadas del viento que transitan por la expansión del Universo.
Tú y yo juntos, en buena sintonía, las muchas necesidades de uno se compensará con las pocas necesidades del otro.
Tiempos para amar, amándonos, lejanos clarines claman su acento, firme y sereno, en el nocturno ambiente que nosotros creamos entre estrofas de perfume agreste.
Tú me inspiras en todo momento e idealizo todas tus palabras, tus cartas de amor hasta que encuentran un dulce regazo para expresarlas en palabras que conmueven y asombran.
Tiempos para amar, en fluidas luces de la noche que con desparpajo chisporrotean y nos rodean y alumbran en cielos abiertos.
 ¡Amad! ¡Amad siempre! El amor nos conduce a caminos con fervores brillantes a albas llenas de cifras candorosas.
Sonidos de laúd nos transfieren a mundos de pasión plenos de armonía y de tenue claridad y la poesía nos une en el tiempo infinito de amar.

Sendas hacia tí


Sendas hacia tí, travesías inconmensurablemente largas, soñando con verte frente a mí en una sed de tenerte a mi lado.
Desde un tiempo lejano, como una querencia, un ansia de volver a ver, a verte, a seguir contemplando aunque sea tu sombra.
Sendas hacia tí, caminos entrecruzados, paralelos, anchos, angostos, los necesito para llegar hasta tu presencia y acurrucarme entre tus brazos.
Si no encuentro el camino, mía es la falla, toda canción está en él, isla ignorada, esperando a que sepa cómo cantarla.
Sendas hacia tí, misteriosas, impenetrables, obstruyen mi visión y tu presencia se diluye a lo largo de mi vida.
Estoy detenida en el grave concierto del otoño, escuchando cómo los violines agitan un mar de hojas, en la trocha exacta donde nuestros caminos del existir se encuentran y tú llegaste con una breve sonrisa de alegría disipando por instantes las neblinas que envolvían tristemente mis huellas transitadas hacía ti.
Sendas hacia tí, polvorosas en todos sus costados por mi pasar de prisa llamándote angustiada a mi lado.
¿A dónde alargar mis pasos?, no quiero sentirme extraviada en estos silencios del páramo de mi camino, quiero recibir la señal, el signo que me conduzca aún por un instante a estar entre tus brazos.
Sendas hacia tí, son espejos del recuerdo con aromas de tomillo y madreselva que de sus piedras, tierras, roquedales, a mi pecho se derraman.
Mis pasos resuenan en el sendero silencioso, solitario y se pierden en la cinta del eco enredada entre los árboles.
El camino sin ruido revela su gris monotonía si no me conduce a dónde tú te escondes y continúo con mis pasos cansinos buscando la raíz de los quebrantos por estar lejos de tí.
Sendas hacia tí, perdida estoy para siempre si no te encuentro, sin sentir el cercado de tus brazos y sigo tras tus huellas en el ramal entrelazado de senderos umbríos y misteriosos.
No quiero que seas en mi presente el recuerdo de un día ni dejes en mí huellas que marcaste en mi cuerpo y espíritu.
Sendas hacia tí, ¡sensación de retorno!, pero, ¿de dónde, dónde? ¿En cuál de las travesías de nuestras vidas nos encontraremos?
¿Cómo, el encuentro?, ¿con besos o llantos?
Nos hallaremos a tientas, con las manos, con los gritos, con los besos tibios y dulces que antes el vacío besaban en el camino en el cual te buscaba.