Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 9 de mayo de 2020

Supe que vendrías


Caricias de amor


Caricias de amor
¡Qué caricia larga
de acción
me sube por las venas
anchas de re correrme!

Sublime sentimiento de amor
que mi alma no puede alcanzar
el silencio de poemas sin palabras
y salta por mis labios
hecha de polvo
de vibraciones íntimas.

Nuestras caricias recorren nuestra piel
y nos unen en un abrazo tan íntimo
que somos un sólo cuerpo.

Cuando estamos juntos,
rueda en mi rostro
la enternecida claridad que sueñas.

Para mirarte, amado,
en mis ojos hay público de estrellas.
Cuando me tomas, trémulo,
hay lirios naciendo por mi tierra
y nuestras almas,
como ávidas gaviotas
se tenderán al viento de la entrega
y yo,
fuente de olas,
te haré cósmico.

¡Hay tanto amor
nadando en mis estrellas!

Caricias de amor,
que en cada alba desharemos juntos
y escribiré un poema
exaltado de la espera
deteniendo de emoción el mundo,
al regalo nupcial de auroras nuestras.

Caricias de amor,
que hacen volver a la vida en un destello.

Las tinieblas de mis pupilas desaparecieron
desde que hallé tu corazón
en la ventana de mi rostro enamorado.

Caricias de amor,
esta noche se ha ido,
casi aurora
casi ronda entre montañas,
como una sensación de golondrina
al picar su ilusión en una rama.

Amanecer, sin alas,
para huirse,
con plena emoción entre mis  manos
que asaltadas fueron por tus caricias
que antes eran castas.

Noche rasgada al tiempo repetido,
detenida en esencias altas,
como una claridad rompes mi espíritu
circundas mi emoción con alegría.

Caricias de amor,
callado,
tímido,
íntimo,
así te quiero
sin saber las puertas del mañana,
entre juego de luces, casi alba.

¡Amante,
tus caricias desgajan mis sentidos…
Yo soy un sueño remando por tus aguas!

Una mirada furtiva


Una mirada furtiva,
huidiza, escalofriante,
que me deja anonadada,
en temblores
que provocan en mi alma
desazones sin fin.
Entre los dos
el silencio se alarga y crece.

Sentidos que laten los embates
que el tiempo desafía entre cenizas y ruinas
que en una larga agonía,
se duermen en un escondite secreto.

Una mirada furtiva
que hace que cierre mis ojos
para no sentir que te he perdido
para siempre,
no siento el cercado de tus brazos
ni veo tu fuego
que en los fuegos arde.

Te llamo hasta quebrar mi voz,
por eso me derramo
en llantos y sangra mi corazón.
Una mirada furtiva, cautelosa,
siguiendo en pos de mí
 como una aparición fantasmal
para no dejarme encontrar
el camino hacia mi espiritualidad toda,
conmigo misma.

Así, en movimientos lentos
como alas de aves
en un rítmico volar
mis sueños se elevan a cielos infinitos
para perderme lejos y no sentir
sobre mis hombros cansados
tu mirada furtiva, sigilosa,
cuando tú y yo en pequeñas pláticas
hacían nacer mis suspiros de desesperación.

¿Por qué mis suspiros renacen
y vuelven entrecortados y estremecidos
desde el fondo de mi alma
cuando estamos juntos?

Hay algo en mi cuerpo
que viene de un tiempo lejano,
es una querencia,
un ansia de volverte a ver,
a verte,
de seguir contemplando tu antigua mirada brillante,
a veces triste,
nunca disimulada,
ni solapada.

¿Por qué amor mío,
tu antigua mirada
no es la misma en mi presente mirando?
Me reconozco y la extraño.
¿Dónde está?,
 ¿Vivo en ella?
¿O ella en mí?
Mirada furtiva,
cae sobre mí como una fuerza
que me invade y enajena mis sentidos.

¡Vete ya de mi vida!
¡No te quiero frente a mí, me desespero!
Sin sintonía, mi cuerpo se marchita,
mi mente se obstruye, mi corazón se agita.
Quiero sentirme capaz
de ser mi propio apoyo,
de ser mi tránsito en esta vida mía.

Mirada furtiva,
oculta en tus ojos negros,
me lleva al submundo del resto de la Creación.
¡Déjame vivir libre,
con sentimientos claros y preciados!
No deseo sentir ningún vínculo con tu vida,
¡Haz la tuya!
Tengo sed de visiones nuevas,
 las que me proyectan a un nuevo mundo,
azules tenues
que me llevan a azules perfectos,
lejos de tu mirada furtiva,
ajena a mí,
en un callado empuje
que me eleve por aires alados
a horizontes plenos de luz y de amor.

Dame mi libertad,
mi espacio abierto
en campos de amapolas y alelíes
entre bandadas de visiones
con mis ojos cerrados
que me llevan
a mis lugares íntimos y secretos.

Agobiante


Agobiante,
azotada por fuerzas temibles,
me siento zarandeada
como marioneta al viento,
me empujan,
me arrastran,
me hacen temblar,
 me inclino
 hacia la madre tierra
buscando refugio
y la invisibilidad.

Agobiante,
 ¿por qué los signos maléficos,
 las sombras oscuras,
 las envidias inevitables,
no me abandonan
 y me hacen dudar
de mis actos,
los que creo venturosos,
dignos,
necesarios?

Agobiante,
mi vida serena
dejó de serlo,
me acosan sucesos siniestros
que mi alma rechaza,
 se cierra
como pétalos de la flor
que no alcanzó a ser fruto.

¿Dónde está la humildad,
 la solidaridad,
 la ayuda mutua,
 tan necesarias
para crecer
y amar hasta el infinito?

Agobiante,
es vivir entre errores,
 sin culpas,
en equívocas ideas,
entre heridas
que como saetas finitas
con espinas de rosas
 se clavan,
 hundiéndose en mi alma
 y dejándome exhausta,
triste,
solitaria,
sin mí misma,
vacío el espacio de mi mundo interior
pero siempre,
 defendiendo su verdad clara
y pura,
plena de amor
aún sangrante.

Agobiante,
quiero volver al mundo
de las sonrisas
que se despiertan cada día
al clarear el alba,
al mundo mágico de las almas puras
y plenas de amor
que me rodeen
y giren en vueltas eternas,
 los Ángeles áureos
protegiéndome del mal,
 la traición,
la mentira.

¡Bendita es la vida con amor,
existencia prodigiosa
sin recuerdos dolorosos,
sin memorias sufrientes!

¡Vivir de frente
hacia ese dónde
que nos conduce a la paz de alma,
 queriéndolo,
 buscándolo!

Agobiante,
necesito estar acompañada
por las ansias de ese inmenso querer
de estar conmigo,
riendo,
 danzando,
cantando
en cada segundo
de mi vida.

Ir hacia el paraíso
de los tiempos del alma
 y renacer
 las palabras de amor escondidas
en la memoria de tiempos ya idos,
 frases,
poemas,
 sílabas entrelazadas
que corren hacia el papel
que las espera dormido
en una somnolencia de luces apagadas
 que comienza a vibrar
al recibirlas ansioso
y expectante.

Mi cielo se está
 volviendo nítido,
todo alado de olvido,
 lleno de esperanzas en vuelo,
ahora comienzo a vivir
el Hoy,
 conmigo misma.

¡Qué dicha vivir en la dicha,
plena,
del estar sin vagar
y sin rumbo,
sólo vivir en gozosos instantes
que nunca serán iguales!

¡Toda la vida es única!
 vivámosla en los días
y horas
en que fuimos felices,
lejos del agobiante dolor
 que pudo rozarnos.