Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 30 de enero de 2013

Te llevaré conmigo


Aquiétame las ansias


Aquiétame las ansias, yo no sabía que el amor es como una llamarada que en el silencio quema todas las palabras .
¿ Cómo pude olvidar que fosforece , ahogado en un gemido y en el eco sin eco de una lágrima?.
Aquiétame las ansias, me duele el alma como herida quemada de sollozos , tiembla como una flecha hundida en las entrañas y ante el umbral, enmudecido, habla.
Señor, ¿por qué no me dijiste que el amor no se escribe con palabras?.
Vengo a ti como el viento del erial, herido por los cactus, como tierra sin agua.
He quebrado, a tus pies , todas las metáforas y supe al fin, con el sabor dolido de mi carne, que el amor no conoce otra palabra que la sangre hecha ríos y el clamor hecho llantos.
Aquiétame las ansias, despierta mis deseos de estar junto a ti. Señor, dame una gota del mar de tu silencio y quemaré en la hoguera de tus aguas mis tormentos entre espumas que se rompen en la arena.
Ahógame esta sed. Apágame este grito, aquiétame esta llama.
Vísteme Amor la desnudez de mi cuerpo con túnica de lirios en el alba.
Desata con tu aliento el corcel de mis ansias y ven antes que la noche con sus dormidos pies de sombras a anegar mi morada.
Aquiétame las ansias, ya que el amor no se escribe con palabras, precisa de tu calma.
Soy mujer de inmensidades , de plenilunios, de profundidades, de corazonadas ciertas y mi amor resuena en ti.
Quiero que seas refugio, mi aldaba, mi copa con tu amor desaforado y que se extasíen mis soles con tus ríos claros.
Aquiétame las ansias , quiero ser tu todo, quiero que seas mi plenitud más íntima, mí ánfora y mi cayado , mi brújula y mi designio.
Cálmame , aquiétame , apacíguame, arrúllame, aquiétame las ansias.
No tendré más futuro ahora que ser con tu rosa, mi rosa, vivida en ti, por tí en su olor , en su tacto.
Aquiétame las ansias y pon tus manos sobre mi cuerpo estremecido, buscando el vino de amapolas que borra las huellas del dolor y nos lleva al panal de luz y música del alma.

No te inquietes


No te inquietes, dicen de mí que mientras río, que mi sonrisa tiene olor a rosas, dicen que también que como mariposa ando de flor en flor con señorío y elegancia.
Son sólo desvaríos, idea inquietante que vuelan por los aires llevando aromas de envidias y celos.
No te inquietes, no es verdad, sólo vuelo y río conmigo misma y dicen también que a veces cuando siento frío algo de lluvia en mis pupilas posa y que adivinan cómo se desglosa en mi interior un hondo desvarío.
Yo no lo sé, porque dormida vago por otros mundos donde tu imagen nace como en los valles del inmenso lago. No te inquietes, que cuando mis versos, mis poemas nacen de dentro de mí también me voy a otros lugares lejanos dónde estás tú esperándome, expectante de saber qué palabras surgirán allá detrás de aquella nube en este impoluto y níveo papel virgen de ideas vagas.
Y mientras duermo o escribo y parece que te rechazo, no te inquietes, es que por otros caminos en mis sueños trazo, tú |ni te fijes ni te acongojes, pues no sé lo que hago.
No te inquietes, abrázame, protégeme, que te necesito, rodéame con tus brazos, lléname de tus besos, háblame, escúchame, espérame, perdóname, te necesito.
Mece mis sentimientos con tu mirado dulce, deja que me duerma esta noche en tu regazo, mientras cierro los ojos y sueño estar contigo.
Estoy escribiéndote palabras al ritmo de mi corazón, palabras que no pueden reflejar tu inmensidad, vacías pero llenas de fascinación, estoy regalándote palabras de amor para que se ahonden en tu corazón.
No te inquietes seré parte de tu piel, de tus labios, de tu fuego, seré objeto de tus sonrisas, de tus miradas, de tus caricias, seré tu sueño de amor y tu realidad de sentir.
Susúrrame un beso, un beso de placer, un placer con sabor, sabor a tus labios, labios de fuego, fuego en tus caricias que aman, ámame…

Palabras elocuentes


Palabras elocuentes, que oscilan entre mi gran silencio y mi voz que quiere clamar, ¡ven amor!, ¡te estoy esperando!.
Cimbrean mi alma toda, me acarician por dentro, con una extraña delicia de tocarme todo mi cuerpo y mi mente.
Palabras elocuentes que ondulan con un afán trémulo de no separarme y quedarse junto a mí en donde ellas quieren, aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Mimbrean cerca de mí y a hurtadillas se cuelan por mi mente inundando mi alma de calma, paz y amor.
Atraviesan mi todo desnudo y perdurable y mientras siguen dando vueltas y vueltas a mi alrededor se entregan puras y con delicias en contactos rápidos y llegan a mi centro inmóvil que las escucha embelesado.
Palabras elocuentes me traen gozos, besos, luces, regalos que son dones de entrega total. Son símbolos, signos de que quieren llegar a mí y entregarse enteras en un amor pleno sin más destino ya que ser mías y darse por entero diciendo: “soy tuyo, sólo tuyo” y entonces tengo miedo a una nube, a un cielo, que me puedan dejar de estar un minuto sin tu amor.
Palabras elocuentes, sencillas, hondas en su significado, son como el sol que me acompaña y en las que me apoyo por el camino incierto, son escudos que resguarda mi pecho de borrascas y dolores.
Palabras elocuentes, son como el mar, llegan a mí agitando en el puño brillante los laureles de la roja mañana.
¡Por las aguas sin cadenas, canta el alma!.
Palabras elocuentes, buscan la raíz de los quebrantos para hacer que desaparezcan y ofrecen el goce perfecto, el lucero que nace en mi frante
por la ofrenda del Amor venturoso, apurando en la breve llama la intensidad de los ímpetus de deseos y amor.
Palabras elocuentes, exactas, de silencios largos que hacen latir el corazón con ternura, suspiros que vuelan en el aire compartiendo instantes, minutos, de intensos deseos que estallan entre pétalos y pimpollos de rosas blancas.