Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 11 de septiembre de 2016

Estamos juntos


Al son del juego


Un gnomo
con pasión de adelantado
en su corcel de vidrio
rosa y muselina
sorteó los parapetos de mi rutina,
asaltó mis defensas de virginidad
y me retuvo en tus cálidos brazos.
                                                                                                          
Sentí tu querer en mi boca
y mi sed no se apaga,
dejaste fuego en mí
para que en cada beso
quisiera beber entera tu alma.

Al son del fuego
se siente la sangre
corriendo por mis entrañas,
quisiera ser el aire
que todo entero te abraza.

Al son del fuego del amor
estamos unidos
somos un cuerpo
que solo se agita y se estremece
entre quejidos y suspiros.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Al son del fuego,
canciones de amor me colman
y sin siquiera saber el por qué
como ninfas tus manos recorren
cada poro de mi piel con luz cenital
en una perfecta geometría.

Al son del fuego
tu acompasada respiración
es melodía en mi cuerpo deseoso de ti,
de tenderme a tu lado
dejando una huella indeleble
que el tiempo no esfume.

¿Por qué llegaste a mí?
No lo entiendo,
nos miramos
y ya nos amamos.

Este amor perdurará
hasta la hora de los cielos,
estaremos viviendo
un Paraíso sólo nuestro.

Llévame a la claridad de lo incognoscible,
Paisaje dulce y sensual
con vocablos tuyos,
nuevos para mí.

Tómame con todo tu ser,
envuelta en tus brazos.

Al son del fuego,
ven a mis brazos,
suelta esa felicidad indescifrable
con su misión de fuego puro
nos abrazaremos sin movernos
y así haremos temblar
el témpano del mundo
por vez primera.

Sueños nuestros
eternamente duraderos,
de dos seres
que han encontrado el nido del amor
en este mundo que nos rehuía
con tu palabra última
-       ¡Adiós!

Ayer encadenaste la noche a tu silencio
pero el primer rayo de sol en tus ojos
me hirió
con su ciega evidencia
de que me amas.

No te irás a la nada secreta
ultraterrena,
nunca más…

Te estoy queriendo


Te estoy queriendo,
casi sin saber cómo
ni por qué.

Mi tierra estaba yerma,
resquebrajada,
seca,
sin vida,
muerta,
esperando torrentes de gotas simientes
y apareciste tú,
en silencio adormecedor,
con un atisbo de amor.

Te estoy queriendo,
antes era yo una mitad,
una sola, vacía,
restellante de luces,
con tan sólo medio abrazo apenas
y apenas medio beso
y sólo tú
eres quien puede completarme.

Te estoy queriendo,
tu risa como diablillo
que en mis venas pirueteas,
hace latir mi corazón a prisa
y en mi mente fluye y refluye tu voz
cantarina y risueña.

Te estoy queriendo
y soy feliz,
la alegría en mí
parece ser un remolino de sol
corriendo por los campos.

Y te aguardo,
sin magia y sin milagro
ya que un dorado vórtice
inundará el cauce de mis noches
que ya no serán solitarias.

Te estoy queriendo,
despacito,
sin apuros ni desgastes
sólo mi amor se va asomando en tu horizonte
ya no tan lejano.

Cuando el cielo se afina
al conjuro de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en mis pensamientos
teniéndote a mi lado
como un reportero del alba.

Te estoy queriendo,
naciste al son de mis deseos
viola de amor,
entre cánticos y risas
modelados en nácar verde.

En los duros biseles del silencio,
inmóvil y solitaria te esperaba a ti,
mi señor de la risa.

Crecías hacia adentro de mis dedos
cuando tocabas desde lejos mi piel
y al rose y al llamado de tu voz
se alza mi sangre con poemas.

Te estoy queriendo,
te imagino apoyado en la mañana
circuida de luz en primavera
ascendiendo la vida de tus hombros
y en tus manos
temblando una estrella.

Tu risa, ¡oh, tu risa!
Es eco de alegría desdibujada
desde la distancia.

Tu voz ¡ah, tu voz!
Suave,
tierna,
con inflexiones espléndidas de sabiduría.
Tú, el único.

Te estoy queriendo,
imagino el pálido rocío de tus ojos
y mi corazón impulsa por mis sentidos
sangre nueva,
¡loor a la risa y al amor!

Pregunta más allá


¿Por qué pregunto dónde estás si no estoy ciega,
si tú no está ausente?
Si te veo, ir y venir hacía mí, a ti, a tu cuerpo alto y viril,
que se termina en voz como en humo la llama,
en el aire, impalpable.
¿Cómo no extrañarte si mí cuerpo clama por ti a cada instante, sintiéndome sola sin tus manos en mi piel?
¿Por qué debo preguntar al más allá, al horizonte lejano,
al infinito, donde tú estás y en qué dimensión desconocida te escondes?
¿Por qué tu ausencia se vuelve insoportable si no hay dudas de que nuestro amor no existe?
¿Cómo no sentirnos unidos si la vida como una gran sorpresa
no nos suelta con sus fuertes brazos diamantinos ansiosa de unirnos cada día más?
¿Por qué al estar tendidos juntos semidespiertos en la porfiada penumbra defendemos inmóviles, trágicamente quietos, imitando quietudes de negra noche?
¿Cuál es el motivo de que me crezcan poderosas alas,
en manos, pies y cintura para cortar como golondrina el cielo suave del agua?
¿Por qué más allá voy abriendo el tupido follaje de la misteriosa selva tras las calandrias y las rosas de primavera lejana
buscándote sólo a ti?
¿Por qué me siento casta, transparente, luminosa y serena
como la inmensidad verde y azul del mar que amorosa me abraza?
¿Por qué más allá, en la lejanía te siento cerca,
sin que las sombras y las altas nubes cubran nuestros cuerpos
quebrando el abrazo de estar unidos siempre?
¿Por qué siento que ángeles de coral vigilan nuestras almas,
convertidas en puentes que al infinito vuelan?
“Tú eres el seguro brazo
en que me apoyo,
por el camino incierto,
de muertes o borrascas”