Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 18 de agosto de 2013

Noche del adiós


Ya no te quiero

Ya no te quiero, ya no necesito el beso vital de tus labios y tus cálidos abrazos.
Se escaparon los misterios y el encanto.
Ya no te quiero, es cierto, no añoro tu letargo, renuncié a la utopía y a los sueños en vano, ya no late en mis venas la ilusión del pasado.
Ya no te quiero, es cierto, ni cerca ni lejano.
Quiero que lo sepas, no te amo en pasado, no te amo en presente, ni te amo en futuro, es un amor que no existió, sin distancias ni tiempo.
Ya te olvidé, te dejé a la vera de mi camino aunque nada fue en vano porque ahora voy a un tiempo de paz, de ventura, de gozo, en búsqueda de la eterna fantasía que, al soñar el palpitar se desvanece y realizar espero todavía.
¡Mujer poeta, llegará tu día en que serás amada y amarás por siempre!
Acudo presurosa aunque llegue triste y fatigada a encontrar la fuerza y la alegría que tú me habías quitado.
Todo mi dolor se va con palideces de plata y se alza un himno cadencioso de frías notas calladas en los rayos de la luna, reflejando un ¡ya no te quiero más!
Al fin te fuiste de mi vida entre el ramaje dormido, en voz baja, sin rumores, sólo en silencio como un misterio escondido sin una palabra cortada.
Tan solo se oyen gemidos cuando los rayos son idos y la luna más palidece.
Hoy deseo volar alto, dichosa, viva y feliz, ya no estás más en mi vida, ni en sueños te quiero ver.
Ya no te quiero, es cierto, el sueño de amor no existe más, no quiero perder la paz, no volverme otra vez triste.
Muere el sol en el ocaso y llorando mis amores se desangra en resplandores, el silencio paso a paso limpia mi alma de resquemores.
Hoy sólo aspiro al aroma de un ramo con flores, de risueñas margaritas y pensativos tréboles que me inunden en sus matices cálidos pulidos por el sol y por la lluvia.
Ya no te quiero, es cierto, no deseo el viento del jardín de los recuerdos nuestros.
Desde el fondo, soplad, trayéndome las flores deshojadas ¡que las quiero olvidar!, escóndanme lejos, cerca del arroyo de tristes armonías y tu recuerdo desaparecerá.
Ya no te quiero, es cierto, no quiero más nuestras noches con sus astros, de tenue claridad, de aquellas noches llenas de poesía, música y canto porque ya hace frío al irse el amor con su intensa lobreguez.
Ya no te quiero, es cierto, aspiro una calma honda para que mi corazón lata sin prisa ni temores, sin hoscos recelos y sueños rotos.
Mi nuevo camino transformará en versos y poemas de amor el nuevo descanso de esta vida nueva, como centinela eterno de este mundo mío.

Dones de felicidad

Dones de la felicidad, ofrenda pura y casta que puedo hacerte llegar con todo mi amor.
Dones de dulzura, dádivas para el ser bueno que merece que me apegue a ese algo que fluye de manera natural y libre.
Dones de esperanza, regalo que te entrego con paciencia y valor, sin cadenas que nos aten, sin frustraciones ni pena.
Dones de ilusiones, que vuelan muy alto sin obstáculos hacia el fondo tierno del horizonte, donde caben las alas que se elevan al más allá.
Dones de alegría, gracia que el destino te ofrece con arrebatadas fuerzas, vendavales del mundo para que nuestras almas estén eternamente unidas.
Dones de dicha, regalo de una vida gozosa y plena de luz, viviendo juntos, sin sombras alargadas, ni besos no recibidos.
Dones de gratitud para agradecer el amor que nos lleva a vivir amando entre risas, belleza e imaginación.
Dones de visiones de otros mundos, que entre estrellas de lo ignorado y de lo inmenso podamos asomarnos al vacío en jirones pálidos de incienso.
Dones de la inocencia, pura, crédula, casta, que nos envuelve cuál capullo trasparente y traslúcido para que los males, dolores, quejas de este mundo no nos hieran nunca.
Don de la paz, que nos rodee, nos inunde nuestro mundo interior, nos lleve por caminos abiertos y brillantes sumergiéndonos en la inmensidad de tú y yo.
Don de la claridad, que inunde nuestros corazones rebosantes de amor, del verdadero, con luces cálidas, sin tinieblas en el espacio de nuestro existir.
Don de la lealtad, carisma de un carácter puro y de una sensibilidad para nosotros mismos y para los demás que nos rodean.
Don de la fidelidad, merced que nos otorga la vida para sentirnos en un espacio de existir, medido por la luz del alba, hasta el crepúsculo.
Dones de la vida, no abandonen nuestros corazones bajo el gran cielo azul, tiemblan y viven latiendo con sus encantos de brisas tiernas que se cubren con vergeles tupidos dibujando en nuestro Yo bellezas que abren nuestros caminos en el existir.

Amor perdido

Amor perdido, ¡qué dolor!, ¿sabes? ¡Perder al amor!
Es como arrancarte el corazón en mil pedazos y toda la luz del alma.
El amor se lleva en lo hondo de la sangre, el sol que te compaña y te reviste, brazo en que te apoyas por el camino incierto del vivir, escudo que te resguarda el pecho de muertes o borrascas.
Amor perdido, ¡quiero llorar entre escombros!, nos separamos tú y yo en la cuesta para siempre.
¡Algo de mi luz en el polvo se ha perdido!
El miedo a no poder encontrarlo ahuyenta de los ojos las palomas del sueño entre clamores de lloros y penas, apurando en la breve llama la inmensidad del tiempo.
Amor perdido, ha de haber un portal sin cerrojos por donde podré entrar y como atisbando de a poco te buscaré entre la raíz de los quebrantos.
Otearé para estar otra vez contigo desde las colinas cercanas y veré el fulgor que tú irradias desde la lejanía y así secarás las fuentes de mi llanto.
Amor perdido, en la flor te recuerdo y amorosa te exalto, guardando en mis entrañas los bálsamos de tu amor y mi secreta lumbre que ilumina de a poco mi pecho cansado se refugia en el orillar del mar bajo las blancuras del astro.
Amor perdido, ¡que hundimiento del mundo!
Un gran horror a columnas quebradas, tiempos sin imágenes, cielos intemporales, entre estíos e inviernos.
Amor perdido se extinguieron las alegrías, las risas, las danzas, pero perduran las frases de amor, aquellas que te escribí con todo mi corazón.
Ahora, sin tenerte, todo va hacia atrás, la vida se va quitando frenéticamente horas, minutos, segundos de encima, destejiendo, galopando su curso del lento existir, queriendo borrar recuerdos, historias para hacer otra vez el anhelo de volver a empezar otra vez.
El futuro se llama ayer.
Ayer oculto, secreto, escondido entre verdes follajes, de esperanzas, hay que empezar otra vez, reconquistar la vida con toda el alma y todo el corazón detrás de aquellos otros ayeres conocidos.
¡Vamos hacia el mañana entre estrépitos besos, inventando las ruinas del mundo, de la mano tú y yo por entre campos florecidos de amapolas ondulantes!
Y ya no más amor perdido, amor encontrado entre tactos, abrazos, piel, entregándonos al palpitar de sentirnos juntos, sin caos ni penas, sólo luz y belleza del vivir.
Amor perdido, encontrado entre la luz del alba y las estrellas escondido, tendiéndonos las manos para coger las nubes, las flores, las alas, los mil sonidos del aire para existir flotantes en el puro vivir, salvados por milagro de no estar más juntos y así estrenar el beso, el amor, sin sufrimientos ni quebrantos.