Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 17 de marzo de 2015

Te amo en silencio


Sabes que te necesito


Sabes que te necesito,
a ti,
amor de mi vida,
que junto con mi poesía
creas mis atributos,
atmósferas radiantes,
emociones dulces
como mieles.

El verso surge de mi alma
donde tú te anclaste
con golpeteos silábicos,
trasmitiéndome la capacidad
de crear imágenes naturales,
nuevas,
creíbles para que te lleguen
y me ames más.

Sabes que te necesito,
para crear el poema
con sentido estético,
movimiento y forma,
tú,
mi tumen,
mi fuente de inspiración,
el que le da sonoridad a mis versos,
plenitud y luminosidad
armoniosa plena de luz.

Sabes que te necesito,
a mi lado,
junto a mí,
eres mi fuente arqueada por el viento
que traen tus palabras,
eres el fulgor de la altura
que resurge
cuando se apartan las nubes
como alas mágicas.

Me das ternura
llevándome a que admire
los cielos estrellados.

Sabes que te necesito,
me cubres como hiedra,
me envuelves con tus brazos.
¡Acércate más!
¡cúbreme de caricias!.

Sabes que te necesito,
te lo dicen mis estrofas,
línea tras línea,
que mi amor se desborda
y al evocarte
te necesito más cada día
y la pasión se desborda
al fuego original que nos lleva
a las llamas de la vida.

Sabes que te necesito,
porque poesía y amor
son una unidad indisoluble,
un medio de revelación,
las dos caras de una misma realidad.

Quiero estar contigo
en edenes ciertos,
en horizontes cercanos,
en crepúsculos constantes e inmóviles,
en arreboles de mil colores.

Sabes que te necesito
para que mis ojos
alcancen el firmamento
y que de mis manos
florezcan poemas
y de mis palmas
nazcan áureas frases.

Te necesito para deleitarme
con esa melodía,
la nuestra,
la que revela nuestro amor eterno
en sus acordes melodiosos,
preludios cercanos
de besos buscados.

Noche serena


Noche serena,
el cielo cuajado de brillantes estrellas,
me envuelve como un manto
de entretejidos hilos de luz,
inundando mi espíritu de paz.

Me guía la luna,
inventadora de sueños de amor,
perpetuados hasta el infinito.

Noche serena,
mis brazos que quitan sombras
y espinas te buscan
como lazos de ardientes narcisos
y el corazón en un palpitar
inquietante se inunda de amor.

Noche serena,
ansia de vida,
anhelos supremos de amor
en un navegar tesonero,
levando las velas de mi vida
en afanes que buscan caricias y besos.

Noche serena,
ensenada segura,
la que está a salvo del  tiempo,
pleno de amor puro
de sueños indescriptibles,
mensajeros alados
de crepúsculos a albas.

Noche serena,
en mis horas de vigilia
de sueños sin sueños,
en mis noches oscuras,
en esas horas
donde nadie me encuentra,
te amo.

En esas horas
donde tu cuerpo juega a ser mío
poniéndole luz a mis horas serenas,
te quiero.

Y cuando tus manos me pintan
nadie nos ve,
mi alma entra en tormenta
por encontrar la tuya.

Noche serena contigo a mi lado,
nuestras almas se unen
en un paradisíaco tiempo de amor.

Soy feliz en el aire,
dejándome en tus brazos volar,
donde ellos vuelen
a su rumbos sin signos,
solo con ternuras del tacto.

Y tan puro es nuestro amor
que nos en vuelve
y nos lleva al descanso del alma.

Noche serena,
plena de risas y palabras de amor
que anuncia
las mas hermosas auroras.

Tiempo divino
que llegó a ser tiempo poco a poco,
estío que se junta con el otoño,
camino sobre anhelos
en las noches lentas y ardorosas
que en la alta madrugada
nos une aun mas.

Noche serena,
donde dos amantes noveles,
tendidos bajo las estrellas se aman,
despacio,
muy despacio,
mirándose entre susurros ondulantes
plenos de sonidos y silencios,
entre caricias suaves,
mágicas.

Bien lejos


Bien lejos,
desde la distancia imprevisible,
te invoco, a ti,
señor de mis amores
y entre sílabas deslumbrantes
quizás te diga:
¡Ven a mí!
¡Acércate!.

Bien lejos,
por el aire,
sin volar,
sin tocar tierra,
mi vida está suspendida
sin tiempos puros,
equidistante de los dos crepúsculos,
solamente por buscarte a ti.

Tiempos de gozos ya idos,
horas limpias,
esperando nuevos alfabetos
que se hacen y deshacen
en rapidísimas palabras
como versos tendidos en el cielo.

Bien lejos,
los caminos pueden recorrerse,
sin dar más que un paso,
un paso que se convierte en el deseo,
en la necesidad de estar con el ser amado.

Amor lejano,
lejos como una estrella,
tú mi amado te encuentras de mí.

Y aunque no pueda verte
por la distancia mi amor
se expande por toda la tierra
y toda ansia se calma
tan sólo en escribir versos para ti.

Bien lejos,
distingo los destellos
de tus besos apasionados,
son relumbres,
claridades,
alejándose,
acercándose y en delirantes titubeos
los siento cerca,
cerca de mí,
a la sangre de mis venas
que van en busca de su centro,
mi corazón enamorado.

Bien lejos,
vienes y vas
y tu canto vive dentro de mí,
alma arriba,
alma abajo,
cantando y recantando.

En la lejanía,
cuando se va tu sol cantas estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados,
de luceros,
en tu cantar nocturno,
me brisas y él me entrega
desde la distancia al mismo río
de tu eterno cántico.

Vienes y vas desde bien lejos,
desde el humo a la nada,
a través de los poemas.

¡Cuántas más luces hay,
más dudas tiemblan y vibran
de pena mi alma toda!

Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir,
como por un camino
donde no hay despedidas.

Y al final,
el hallazgo,
el contacto del uno con el otro,
la nueva separación vencida,
la unión pura,
brotando de la lejanía.

Y mirándonos en el triunfo
como de un agua quieta,
tú y yo,
otra vez sólo veremos un rostro.

La noche no es más solitaria,
ni serenamente triste,
sin manto de tinieblas,
nos encontramos desde lejos,
bien lejos,
para encender la pasión
que no estaba dormida.