Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




Haz click para ver los videos de mis prosas poéticas.


viernes, 8 de septiembre de 2017

Presentimiento


Candidez amorosa


Candidez amorosa,
mis pasos de alondra,
pisaron el otoño húmedo
y te sentí volar entre la fronda
 indiferente de viejos pergaminos,
te fuiste lejos,
a lugares inciertos.

Quise seguir tu vuelo solitario,
quise amarrar mis ojos
a tus amadas alas,
quise rehacer mis dedos
con tus plumas,
quise volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre tus cálidas caricias.

Candidez amorosa,
inocente, crédula,
creía fácil seguirte y tenerte cerca,
más tú volabas, volabas…
Autómata, juguete de papel y cielo
y te tragaba el viento
y te mordía la distancia luminosa.

Y yo, soñaba… soñaba…
que hoy… tal vez mañana…
quizás un día
yo sería la rama de tu nido.
Candidez amorosa,
entre trinos y cantos, versos y metáforas,
 tejiendo nuestro hogar
para ser tuya en nuestra rama
y donde allí posarás tu piel
con el ahogo de tu aliento.

Pero el tiempo pasó,
 lento, muy lento,
no hubo nido, tú volaste…
Fuiste un cuento, mi sueño,
mi leyenda de otoño en serenata.

Candidez amorosa,
cuando mis ojos gritan tu nombre
en la soledad de la distancia imperdible,
el recordar el abrazo de tu piel,
de nave humedecida,
me sacude y me hiere,
me desdobla y me eleva,
buscándote en esa distancia lejana
donde tú te resguardaste,
 te escondiste.

Mi vida es ahora
un cielo trivial de sueños locos
que llenas con tu aliento
de viajero errante y taciturno.
Aprieta mis deseos,
caliéntame las carnes
con tu pasión de viento.

El sol será mañana
un plato de lujurias
y tú serás mi boca
y mis manos desgajadas.

Candidez amorosa,
¿adónde me conduces?
 ¿Por sendas de ingenuidad,
candor, inocencia?

Creo en todo lo que me rodea 
y a veces agobiada, debilitada,
 por creer en imposibles,
me tiendo
en el manto oscuro y plácido
del campo abierto a la noche
y entre las estrellas rutilantes
 me voy en tu búsqueda
con tus sueños y pensando imposibles,
que nuestro amor como pájaro sin alas,
se acurruca desarmado
en nuestros cuerpos,
en nuestras bocas,
en nuestros corazones.

Candidez amorosa,
canta el río mojado de tipas
y empedrada en la sed del silencio
se consumen nuestras formas
 fundidas en el tiempo inagotable.

Placeres y gozos,
 caricias que desgarra,
besos que dibujan
nuestros rostros temblorosos.
Es nuestro amor
que muere cada noche
para nacer…
y volver a morir a cada instante.

Amor mío,
desboca los temores indefensos,
mi aliento con tu boca,
haz mi piel con tus ojos de humo
 y del mundo sin final
 la comunión de una eterna entrega.

Contra viento y marea


Mi vida se mece entre rencores,
falsedades,
 traiciones,
saliendo airosa,
 flotando sobre el mar
limpio y puro,
derramando con ansias
y anhelos,
 amor por doquier.

Me siento vapuleada,
zarandeada,
movida
a lugares siniestros
donde los celos,
las envidias,
los terribles males de espíritus torvos
 quieren hundirme en la oscuridad
 pero contra viento y marea
saliendo a la luz de horizontes rojizos,
me elevo
 colmada de amor
 a mundos lejanos
donde la esperanza
y la felicidad
me esperan.

Contra viento y marea,
 vivo deshilachando dolores,
furias,
desamores.
¿Por qué vivir
sembrando amor por doquier,
desafiando la sombra de una idea
con el alma encendida
por anhelos y esperanzas?.

Contra viento y marea,
voy hacia ti
en volandas de luz,
entre las luces brillantes
de las luciérnagas
que iluminan el sendero
donde nos encontraremos para mecernos,
acariciarnos,
amarnos.

La pasión y el deseo
 surgen como llamaradas vivientes
con chispazos rojizos
que nos unen
y vertiginosamente
nos conducen a un mundo mágico
e irreal,
donde el amor imperioso
y exuberante,
escribe en el cielo azul
y abierto:
¡Vivir amando contra viento y marea!

Ya no nos separan
distancias ni falsedades,
ni envidia,
inagotables fuentes
que sin poder no nos rozan,
sólo nos acechan
 para desunirnos pero no lo logran.

Contra viento y marea,
nuestro amor abre sus alas
y se une en el lejano horizonte,
allá,
muy lejos,
 en un impactante vuelo de amor
 que con nuestra imaginación
recorre cielos recónditos
unidos en un abrazo sin fin.

Contra viento y marea
nos mimamos abrazados
en un profundo intercambio
de energía pura,
casta,
imprescindible
para nuestro existir,
nos recorren bailando
una danza inesperada,
leve,
ingrávida
 que nos deja exhaustos
 uno en brazos de los otros,
 como dos seres
en uno solo.

Contra viento y marea
 plenos de vida,
recorremos el mundo entre risas,
cantos
y lágrimas de amor.

No me olvides


No me olvides,
pedazo de mi alma,
sensación del alma mía,
mi ritmo de la noche,
hechizo de melancolía.

No me olvides,
sangre de mis venas,
constelación de milo estrellas,
manantial de nueva vida,
origen de la cadencia.

No me olvides,
eres mi aurora virgen,
 dueño de mis sensaciones
y en el silencio que nos llega
hasta el alma
sin saber de que ausencia de ruidos
está hecho.

¿son letras,
son sonidos,
son vuelos inspirados y cortos?
No me olvides,
milagro divino,
 príncipe del lejano mar,
 soy tu claridad en la inocencia,
relámpago de cristal.

Vivamos en el paraíso,
sones primeros,
vírgenes tanteos de labios
estrenando los goces
de los tiempos del alma.

No me olvides,
ternura de la tarde,
nostalgia de la luna,
 esperanza cantada,
ilusión nocturna.
No me olvides,
suspiro en madrugada,
encanto de la naturaleza,
obsesión del amanecer,
impresión de la belleza
reflejada en nosotros dos.

No me olvides,
delfín de los cielos,
 fulgor del arte innato,
eres el aire que respiro,
yo te amo tanto…

No me olvides,
te buscaré por lugares ignotos,
sin que lo percibas,
te llamaré en instantes nítidos,
claros,
 momentáneos
 y tú, mi amado,
 escucharás mis suspiros,
 mis frases de amor.

No me olvides,
pienso en ti,
 ésta y todas las noches,
pondré a vivir en cada rosa
y en cada lirio
que tus ojos miran
y en cada trino
cantaré tu nombre,
soñando que no me olvidaste.

¡Qué sosegadamente
se hacía la concordia
entre las piedras,
 los luceros,
el agua muda,
la arboleda trémula,
todo lo inanimado
y el alma mía
dedicándotela a ti!.

No me olvides,
entre las luces y las sombras,
a la luz de quererte
por la tierra y el cielo,
planos suaves de nubes,
 iré hacia ti
con mi cántico dulce
que en mi cantaba.

No me olvides,
pintaré de rosa el horizonte
y de azul los alelíes
y doraré de luna
 tus cabellos.

No me olvides,
así la vida
pasará feliz entre las flores,
los cantos
 y fulgores
de un amanecer único,
sin que enturbiar consiga
su transparencia ufana,
 el no tener mañana
como no tuvo ayer.

No me olvides,
de nuestras fugaces dichas
es el fugaz emblema
y cuando las hojas de la flor
esconden su perfume
se extiende como el canto
pero nuestro amor
es más fuerte
e inextinguible,
y con su encanto
da fulgor
 a la alborada recamada
de oro matinal.

¡ No me olvides,
óyeme en mi susurrar sonoro:
te amo cada instante más!