Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 24 de junio de 2014

Florecer de amor


Magia de un día


Magia de un día,
mi amor tu eres magia,
en cada instante de mi vida
en mi cielo resplandeces
y son tus ojos que me iluminan
con un fulgor de estrellas que me cautivan
y me ocultan sin quererlo en tu mirada.

Magia tiene tu voz,
tu dulce acento,
el cual lo escucho dormida y aún despierta
que me dice dulcemente con el viento,
me confiesa y me repite:
“que me amas”.

Mis pinceles más leales
se han propuesto apresar tu verdadero rostro:
desentrañar las esenciales líneas
donde tu fuero el aire acata y el aurea alba,
espiar el múltiple venero
donde emerge a raudales toda la luz
que quiero para tu piel,
tus ojos cenitales.

Magia de un día,
en la que la recta se espírala,
la curva se endereza
y por la emoción y el sentimiento
sin acertar el rumbo ni la escala,
la alta luz tropieza o en su ímpetu resbala.

Magia de un día,
estás a mi lado,
entre mis brazos,
cubriendo mi cuerpo con calor y caricias.

¿Cómo apresar la sosegada llama que te entibia los ojos?
¿O el frenesí que tu mirar proclama
cuando se incendia prodigo de rojo?
¿Cómo apresar la tímida piel que en tus mejillas convoca?
¿O la mañana asomada a tu boca?

Magia de un día,
mi afiebrada plata se anubla enamorada.

Se pierde en la enigmática y secreta zona
de la alborada donde digo carmín,
azul,
violeta
y al nombrarlos se esfuman en airada,
fantástica pirueta.

Magia de un día,
en tu silencio eres un volcán
que se activa aquí en mi pecho,
cuando llegas y desciendes a mi lecho
y en tu ternura me abrazas.

Mágico es este momento cuando respiro tu aliento
y mi alma se entremezcla con la tuya
para volar por los cielos
y marcar el universo entre suspiros,
siendo uno,
envuelto en hilos,
envuelto en hilos de plata.

Magia de un día,
con este nuestro amor
que no se acaba nunca
porque prolongando
de que uno y uno sean dos
ya que el amor es el retraso milagroso
de su término mismo.

Con los besos, con la pena
y el pecho se conquistan en afanosas lides
entre gozos parecidos a juegos,
días,
tierras,
cielos abiertos,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando
hermana de la muerta o muerte misma.

Magia del beso perfecto,
aparta el tiempo,
échalo hacia atrás,
ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.

Ni en el llegar,
ni en el hallazgo tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo,
altísimo,
temblando.

Magia de un día
que se va en una despedida larga,
clara,
con lo más seguro que es el adiós…

Sigo siendo


Sigo siendo tuya,
cuanta falta me haces,
escúchame,
búscame para volver
a creer en el amor.
Tengo para ti
besos y caricias dulces.

Sigo siendo tuya
aunque tengo mis manos vacías
y vacío de tu amor
está mi corazón
aunque siempre en mi mente
estás presente
en cada lar que busco.

Sigo siendo
ese ser
que siempre buscaste,
libre, sensible,
pura y casta,
que escribe poemas de amor
que tú inspiras sin saberlo,
tú renaces al amante
y haces que sólo sepa hablar
con el corazón primero.

Sigo siendo
la luz que te ilumina,
los brazos que te arropan,
tu luz y tu paz,
la que vela por tus sueños
la que te guía
en tus momentos de duda.

Sigo siendo
la que sin condiciones
ni obsesiones
pinta en tu cara sonrisas
porque la mayor de mis pasiones
eres tú.

Sigo siendo
la que espera que me emociones
con tus vaivenes de sosiego
y arrumacos de gozo y felicidad
porque tu amor
me hace libre
y a tu amor me entrego.

Sigo siendo
un ser sin sombras
ya que desde que llegaste a mi
me has iluminado,
has colmado mis días
de risas y alegrías
y has alejado las tristes
melancolías de mi alma.

Tu amor impulsa mi pluma,
escribo para ti,
sigo estando cerca de ti
en cada milésimo
de mi segundo de vida
y por ti triunfa
lo cierto en mí.

Sigo siendo
como nube,
luna de misterio,
sin vaguedades indistintas,
sólo yo para ti,
sin inquietudes ni desapegos.

De virginidad me ceñí
para guardarme
para cuando me encuentres,
me cerqué de niebla
en mis sueños,
me quité mis formas
y voy y vengo,
ingrávida de blancura
en suspenso para esperarte
y seguir siendo tuya.

Esclava dulce
que acepta su entorno
porque el amor
es el que la apresó en su cautiverio
y quedó esperando para salir
entre los aires volando
cuando me encuentres.

Pesares del ayer


Pesares del ayer
vuelven a mis recuerdos
cual de puerta pesada
cuando gira
sobre goznes de hierro enmohecido.

Anidaban en las grutas del olvido
y ahora pregunto
¿por qué regresan en un sombrío torbellino?
Pesares del ayer renacieron
en una mañana apenas comenzada,
áspera y fría cual musgosa bruta
y ardieron en el cielo de esa aurora
nubes de un rojo intenso
como en un conjuro infernal,
colmado de bramidos cayendo cual torrentes.

Pesares del ayer
como nubes de borrasca
me inundan con un ronco eco
de dolores idos.

Todo aquello pasó
pero aún en mi mente siento remordimientos
por no haber sabido actuar con límites
y dejar pasar al dolor
por mis fronteras que debían protegerme.

Pesares del ayer,
mi afligido pensamiento quiere ahuyentar
las sombras de aquellos ayeres,
de aquellos amores que en vano llegaron a mí.

Pesares del ayer,
recuerdos que deben irse
al lugar secreto donde reina la paz y el silencio
haciendo irse muy lejos a los tormentos imborrables
y a las tristes agonías
como son una mano fría dentro de mi pecho.

Quiero que todo lo pasado que provocó dolor
se hunda en hondos precipicios palpitando
en un viento ardiente
como el que sopla en un gigante incendio.

Pesares del ayer,
dejadme vivir desde el Hoy
la vida en un continuo palpitar de alegrías,
esperanzas,
ilusiones sin llantos ni gemidos,
plena de amores y deseos calmos.

Y poco a poco nacerán los versos,
las frases,
las prosas,
entre perfumes de flores
guarnecidas de pimpollos nuevos.
Y entre risas y lloros en flor
mis prosas volarán en las alas de mis sueños.

¡Versos!
¡Palabras de amor!,
me hacen refugiarme en el mundo del olvido
sin pesares del ayer,
sólo estrofas entonadas como canción de vida.

Pesares del ayer,
unos los hundo en el mar,
otros cruzan por el éter
para que beban luz en las estrellas
y no regresen jamás a mis recuerdos
que tan sólo quieren revivir
los mejores instantes de felicidad
de los ayeres de ayeres y en este Hoy
dormitar en el silencio de la luna llena
rodeada de luces brillantes de amores nuevos.