Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 17 de marzo de 2013

Zaranda


Amor sin dueño


Amor sin dueño, quiero que mi alma se eleve hacia lo alto entre suspiros entrecortados y anhelos de amar con total intensidad haciendo palpitar el corazón con ritmos placenteros y sin ansias ni afanes, sin que un ser me esconda entre sus brazos y no pueda sin límites amar hasta el infinito.
Necesito que mis armoniosas y pequeñas risas y lloros en flor se congreguen al son de las alas de mis sueños.
Mis frases, mis estrofas de amor, son nubes que flotan y para ello hay que tener luz de estrella para iluminar mi vida en silencio plácido y sin fin.
Amor sin dueño, quiero ir por veredas de la tarde perdida y sola, sin sentir el cercado de ramas que quieran encerrarme con trabas ni cerrojos.
No quiero que nadie pase por mi mente como un aire domado con ramas verdes que cercan mi sosiego.
Amor sin dueño, no se atreva ningún ser a entrar en el plato sonoro de mi silencio queriendo quemar la llama hirsuta de mi frente como un ave de marfil en primer vuelo.
No quiero ser un pentagrama vacío, me quiero llena de notas que palpiten en mi alma encontrando los versos, las prosas, que abren las alas y vuelan levantando un remolino de cadencias que como ecos lejanos llegan a horizontes cercanos.
No deseo que mi corazón de poeta sea un rojo sol prisionero, quiero sentirme libre para amar con todo mi espíritu por doquier, aquí, más allá, lejos, en infinitos espacios.
Necesito cruzar el éter dormitando en el silencio blanco de la luna llena o como en potros de llamas cabalgar en los cometas.
Hundirme libre en el mar o bajar libre al abismo donde la luz no penetra y donde millones de ojos me sorprenden y contemplan, son los diamantes que el gnomo amontonó en sus cavernas.
Amor sin dueño, vuela, corre, descansa, se lo coge a puñados como al mar y cae sobre las almas que me rodean en un sueño eterno sin despertar ya más.
Suelto, escapado va, sin que se sepa dónde, sí pisando los cielos que miramos o bajo el techo que es la tierra nuestra, inasequible, incierto, eterno jugando a existir siempre y a su paso en las altas madrugadas unas alas invisibles lo golpean, lo llaman, lo necesitan, es el amo seguro que se cierne volando a ras de tierra para todos en un enamoramiento total de la vida.

La vida es...


La vida es, mi existir en un sueño hecho realidad, un himno que canto a cada instante, una aventura en la que arriesgo todos mis sentimientos.
La vida es un desafío continuo que enfrento cada día dominando penas, luchas, tristezas, envidias; es un himno que canto con alegría y gozo, es bienaventuranza que la saboreo en cada amanecer y en cada crepúsculo.
La vida es puro volar sin hora quieta, es la salvación por querer salvarnos, es amor para disfrutar en cada segundo, en cada instante.
La vida es una mariposa de abril que revolotea feliz en mi jardín florecido y ahora en mi otoño fugazmente miro sus colores brillantes al sol.
La vida es una gota de rocío al amanecer que se desvanece en el cielo al mediodía de mi existir.
Cae en lluvia al atardecer para fundirse con el mar al anochecer.
La vida es color en la música del viento, leve en extensión pero intensa de dicha y amor en su breve tiempo en esta reencarnación.
Mantendré con aguas descendidas por las fieles veredas de mi pecho el esplendor del alabastro de mi amor sentido siempre.
La vida es cornisa y ornamento de mi cielo, sangre del buenamor, amor callado, firme hiedra de amor en mí plantada.
Estoy en mi existir soñando semidespierta en un sol desmayado y en un musgo amaneciendo y tiendo puentes con mis flechas bajando sombras de amor a mi tierra.
La vida es también dudas que ahogan en desazón el pensamiento y detiene las horas de la espera en la ramazón elástica del viento.
A cada hora recorre mis sentidos sin orillas el deseo de ser amada por ti y un remolino adolescente de primavera atraviesa mi cuerpo y la estirpe de mis cantos se levanta y mi sangre convoca la apetencia de estar entre tus brazos acurrucada.
La vida es amor, ¡bendita sea!, con felicidad e infelicidad, es un camino a seguir con momentos gratos e ingratos y un destino a cumplir.
Si se aquieta la sangre o ya niveles desborda consumiéndose en fuego toda mi piel, están prontas mis manos a mi ruego pidiéndote que vengas a mí, ya que eres tú el solar de mi vivir coronando los vientos serenados hacia el río donde bogan los besos no dados de tu sol y mis cánticos unánimes le dan brillo a mis bienes ya logrados para que el aire en su vuelo te traiga hacia mí.

Tu huella que mi mar se llevó


Tu huella que mi mar se llevó, lejos, lejísimo, ni se verán más tus pasos firmes y seguros, ni sentiré tu húmeda piel sobre mi cuerpo, desnuda está mi carne, colando entre mis dedos mansa arena aunque a veces hacia adentro el deseo reverdece puliendo artesonados por tu ausencia.
Tu huella que mi mar se llevó, otras aguas se mueren en tu pecho que son mar a mis sueños y mi olvido, mas tus naves combaten y naufragan en un abismo de geográfico equilibrio.
Iré a vivir el mañana sin que tú cerques mis huellas, temblando de futuro, a sentir la vida de prisa, segundos, siglos, siempres, nada.
Alfabetos de mi espuma un día te alejaron de mi mar y yo por perdido te di, quizás por un instante tan sólo.
Tu huella que mi mar se llevó, porque ya no sentía las alegrías altas de tu querer y las angustias de estar aún queriendo poco me inundaron con lagrimones que anegaron mi pecho.
Sólo quedaron en mi alma los poemas, las frases, los monosílabos de amor que se escondieron dentro, muy dentro, para que tu huella no se lo llevara a la nada.
Desde la tarde aquella que mi mar te llevó aún andan por mis venas mis versos despacito y muchas cosas he visto que pasaron traídas y llevadas por el tiempo.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos, sobre mí tú seguiste como el sol en los pétalos.
Y tu huella mi mar se llevó en la brisa de mi dolor caído, con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto, tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.
Tu huella que mi mar se llevó, te llevaste mis caricias en el gesto de tu abrazo y en tus palabras quedaron rumores parecidos al lenguaje que llevabas en tu boca de agua desde el más quieto charco al más agreste risco.
Entre el hombre y mi alma se ha cruzado una espada de espumas blancas.
Ha sonado la lucha y me siento intocada, mi mar te llevó, estoy sobre los siglos con fiereza de olas…
¡Nadie palpe la sombra que mi impulso ahuyentara!
¡A veces la vida me quiere estallar en canciones de angustia inesperada!
Yo quisiera quedarme en el secreto de mis penas punzantes como estrellas, pero mi alma no puede alcanzar el silencio del poema sin palabras.

Esperando sola


Claroscuro


Claroscuro, mi vida se desliza lentamente por un fuego helado que deja mi corazón apesadumbrado y entre quejas y penas mi alma en un grito de silencio ensordecedor clama por paz sin lágrimas dulces.
Claroscuro, entre mares de letras, monosílabos, frases como en una marejada con oleaje alto me interno en mí misma.
Se me vuelan los ojos entre colinas y llanos en este mediodía  cielo de raso y me tiendo  en el verde prado entre el roquedal y el bosque.
Claroscuro, amarillos y verdes, amariverdes, escuadras implacables y sutiles pinceles duendes fríos y cálidos. Fuiste y serás el amor de mi calma y excitación ya y nunca.
Mis poemas se irán al mar o al rio entre las sombras de los sauces y llegarán a ti para aceptarlos o rechazarlos.
Me los devolverá la tarde en un claroscuro entre puñados de agua cristalina y turbia entre ristras de voces bajo los árboles frondosos y raros
Claroscuro, mi corazón late en una acertada y confundida alquimia secular de los jardines trocando la sigilosa confidencia en alto aire cercano y lejano, tallado, esclarecido.
Claroscuro, de mi sombra ingrávida y caduca entre promesas huidizas y venideras del amor en las manos. Te veo llegar con tus dos ojos sin mirada y tu silueta apenas sobrevive difusa y estival.
Claroscuro, se me ha perdido tu nombre y tu rostro y tu figura, los ha filtrado el tiempo, en anexar y desunir, entre sordinas atronadoras.
Claroscuro, el recuerdo es olvido, de tu silueta apenas sobrevive entre alegrías y hastío una imagen cercana y lejana a la vez.
Eres de un país de hechicería donde la brasa ignora la ceniza y el mirar es un modo azul que atiza la brasa y arremansa la alegría.
Claroscuro, amor impetuoso y calmo que llevó a una pasión desbordante, avasalladora y tierna.
Sueño crecido, impulso que descarta la unidad.
¡Oh milagro realizado!
¿Es esto un diálogo inventado?
¿O es que mi sangre harta de pájaros y de sueños busca enhebrar la perfecta compañía de tu amor imposible y verdadero?

Desdén



Desdén, palabra no pronunciada cuyo significado hace estremecer mi alma, nunca lo sentí en ningún momento de mi vida hacia nadie, pero en este instante surgió en mi mente, ¿cuál es la razón?
Desdén, es lo que conmueve las fibras más íntimas de mi ser, es el desaire que a veces por instantes inunda nuestras almas por el dolor que alguien nos provocó.
Si se acerca el desdén muestro desprecio poniendo a prueba el ingenio con sagaces aforismos que me llegan subrayados con significativas miradas de envidia, celos, menosprecio, a los que respondo con total indiferencia sin inquietarme un ápice, sin juzgar actos y pensamientos malsanos, me inunda una tolerancia objetiva hacia su existencia y por segundos me invade un profundo desagrado.
Frío desdén, mi rostro llevado del desprecio y la diversión esboza una expresión de ira y amargura que dura tan sólo un instante ya que vuelvo a ser yo, la pura mujer poeta que es totalmente ajena al mundo material que me rodea.
Mantendré con aguas descendidas por las fieles veredas de mi pecho todo el amor que me inunda cuando el cielo se afila al conjuro de un sutil cosquilleo de flautas que alejan de mí sentimientos malvados.
La última estrella remisa abandona su puesto de guardia desde donde los ángeles me protegen y cuidan para que mi alma encendida y liviana lleve su amor por doquier.
Desdén, no estás en mí tratando de sacarme de mi vida casta para arrastrame con sed de verme en el silencio del mundo de las sombras miedosas, delgadas, oscuras, para que me interne en el inframundo de lo desconocido.
No lo lograrás, la luz brillante me envuelve en el gran aire vacío de dudas, dolores, penas y soledades, entre azares sin respuestas.
¡Qué gran plenitud vivir en paz y armonía desoyendo las palabras sin color, tan vagas como las sombras!
Entre jazmines, rosas, azucenas, alelíes, están los nombres de los que no mienten ni hacen daño ni te hieren, mientras haya cantos en la oropéndola, la vida es felicidad plena.
El futuro es distancia, no deseo perderme en lo venidero, quiero acercarme a mi presente sin desdenes que me acosen en las largas dulzuras del minuto de tiempo al tiempo, sin torpes atropellos, entre quietudes y calmas, el alma se enaltece en búsqueda de la verdad.

Una luz encendida


Una luz encendida, un deseo infinito de encontrar ese amor verdadero y pleno.
Cuando un rumor ambiguo y exigente se me estanca en las venas y mi voz se resquebraja, se reseca como un erial de cuero, acudo al largo camino iluminado y le entrego el impulso circular que pudo ser un verso, un poema, una prosa poética de amor.
Una luz encendida, hacia ti voy, a encontrarme con mi amado amante en los jardines en donde nos acogen y sus duendes nos inventan matices singulares, dejándonos gotas de sueño hasta el más allá, donde el temblor pluvial nos hace falta.
Una luz encendida, íntima, nuestra, que emerge del vegetal periplo con un guiño punzante trasmutando en estrella el cielo circundante.
Alquimia secular de los jardines donde se trueca la sigilosa confidencia en altos aires tallados, esclarecidos.
Una luz encendida entre nuestros cuerpos de mármol y perfume y el amor se desliza en nuestras manos acariciando la piel desnuda ungida hasta nuestros dedos, en brazos de estatua esculpidos por la pasión fresca.
Te siento junto a mí, estás como una mariposa de fuego y de tormenta.
Una luz encendida entre tú y yo, quiero que aturdas todos mis sentidos, quiero sentir un cerco que confunda mi cuerpo con tu carne, mi aliento con tu boca, mi piel con tus ojos ardientes acariciándome toda, casi sin tocarme.
Apaga el viento que delira, desboca los temores indefensos.
Quiero al fin la comunión total, la unión que será lo sumo del amor.
El abrazo de tu piel de nave humedecida, me sacude y me hiere, me desdobla y me lleva.
Mi vida es un cielo trivial de jovialidades que llenas con tu aliento de argonauta errante y taciturno.
Una luz encendida aprieta mis deseos, caliéntame las carnes con tu pasión de viento.
El sol será mañana una fuente de lujurias y tú serás mi boca y mis manos desgajadas de rocío serán tu placer máximo.
Cual hambrientas sensitivas, con suavidad de jazmines, tus manos cuajan mis senos doloridos de deseo que se entregan agitándose a la soledad que se beben.
Una luz encendida, mis formas inanimadas viven, tiemblan, se hace carne, bajo el cincel embebido de tu pasión noble y pura.
¡Qué sensación tan profunda arranca de mi alma!
¡Qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!
Una luz encendida nos envuelve como capullo en flor, otra vez mis ojos en el fuego de la tarde y todo perdurará… hasta tu ausencia…