Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 5 de noviembre de 2016

Recuerdo mágico


El espejo de agua


El espejo de agua,
allí donde me inclino
y veo mi rostro arrebolado
por el amor que por ti siento.
Mi espejo, corriente por las noches
se hace arroyo
y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo más profundo que el orbe,
es un estanque verde en la muralla.
El espejo de agua refleja sobre sus olas,
bajo cielos sonámbulos
mis ensueños que se alejan como barcos.
De pie en la popa siempre te veré cantando,
una rosa secreta nace en mi pecho
y un ruiseñor aletea en mi piel.

El espejo de agua
nos da signos que había en el aire,
había presagios en el cielo,
tenía que brotar la gracia de repente
con sus pasos de gloria.

El espejo de agua
traía la belleza de quien sabe dónde.
Venia hacia mis ojos
con su andar esbelto, seguro de su tiempo…
Es la ley misteriosa que de pronto se encarna
y se hace realidad en un instante.
El azar se presenta con
todas sus fuerzas invisibles.

El azar con sus constelaciones desatadas
que súbito se anudan
para cumplir con un destino
en las piedras lentas.
El aire vibra con los sonidos
de la vieja flauta.
Un dulce amor ha nacido en el mundo
 a través del espejo de agua.

Está por llegar, él, él único,
no está muy lejos, ahí viene
sobre dos pies alados, envuelto
en su música y en su canto
de nardos y de bosques.
Está cruzando el cielo, atravesando mares,
volando envuelto en ilusiones.

Y al llegar por el espejo de agua nuestras
miradas se cruzan,
canta una árbol nuevo,
dos manos se entrelazan,
dos anhelos se encuentran,
dos angustias se hablan en secreto.

¿Por qué razón?
Sólo los signos y el azar lo saben.
Dos corazones reconocen su impulso ciego
y el camino que se abre al infinito.
Los ojos se adivinan,
se entornan suaves,
saben que juntos van a mirar el mundo.

Los labios se presienten,
palpitan como flores
que empiezan la jornada
¿Son besos?
¿Son palabras?
¿Es un cambio de ideas a través de los años?
¿Por qué llegas tan tarde a mi jardín?
¿Por qué no apresuraste la marcha en las tinieblas?
¿Con qué derecho el tiempo separa la flor
del árbol que era suya?

¿Por qué poner distancia en los años?
No sabes acaso que esta mujer te aguardaba
 cansada de cantar y  llamarte.
¿Serás mi estrella entre la vida
y la muerte sorprendida?
¡Ven hacia mí entre mirtos y
mármoles profundos!

Mi verso es un gemido


Mi verso de amor es un gemido, callado,
que jamás se queja
y en las madrugadas, entre tinieblas y fríos
llega hasta el papel
donde se vierte la ilusión
de una estrofa perfumada.

Es para ti, mi númen,
mi amado por siempre,
te escribo con todo el amor
de mi alma taciturna
que como música olvidada
tiene azul resignación
y lo da todo sin pedir nada.

Mi verso es un gemido,
dulce, umbrío,
levanta mis quebrantos,
sin arrebatos y sin ruidos.
Espera que tú duermas
para decírtelo con ternura
al son de mis suspiros cadenciosos.

Es el verso que se agita
y rápido se despierta
como eco de un estampido
de una flecha musical
que arrebolada se estrella
en tu corazón amado.

Mi verso es un gemido,
moja sus alas en la transparente
esfera de la gota de rocío
en la que, absorto,
contempla la imagen del cielo
unida a la forma de la Tierra.

Cada estrofa gime y canta
y suelta su perfume
como la flor recién nacida
en los atardeceres,
bajo el canto de tus besos
y en la danza de tus brazos.

Mi verso es un gemido,
blanco y puro
que alimenta mi espíritu y mi sed
se nutre de tu presencia
aún a pesar de la distancia
que a veces nos aleja.

Mis áureas palabras,
mis letras impredecibles,
mis estrofas que nacen del alma
van hacia las nubes
para flotar en ellas,
iluminadas por luces de estrellas.

¡Versos! ¡Poesías!
Con ímpetu alado al ideal ascended
y en las estrofas verted
todo el amor escondido
en mi espíritu, mente y cuerpo, para tí, amado.

Yo mantendré con aguas descendidas
por las fieles veredas de mi pecho
el medido esplendor de tu alabastro
para que una hiedra de amor
caiga sobre mi pecho.

Mi verso es un gemido,
un no tocar el río,
apenas aire,
el blando discurrir de tu mirada.
¡Qué dicha sin sonrojo
la que corre por mis venas,
entre las lágrimas
que buscan mi pecho!

Amor callado,
en un silencio silente
escribo para ti,
con un clamor de queja y lamento
por no tenerte a mi lado.

Mi verso es un gemido,
escribo y sollozo a solas,
entre suspiros y plañideras clamo
¡Ven a mí! ¡Te espero!

Quiero versos sin lamentos,
todos para ti,
para entrar más adentro en la espesura,
desgarrando mis naves de amor
sobre la playa y así,
te daré el sellado de mi gracia
y tú, la cifra de tu nombre.

Mi verso es un gemido,
ahora más calmo, sosegado,
no hay más tristezas en nuestro aire
el que nos sigue,
mientras canto
y mi mano fuerza el hombro de la noche
para que vuelvan
tus labios a los míos.

Embrujamiento de amor


Embrujamiento de amor,
hechizo encantado
que encendiendo velas
donde el viento sacude mi negra soledad,
me lleva a evocar el pétalo de tu sombra
que vive en la eternidad.

El silencio me sigue,
pienso en tu sonrisa
y tu sonrisa está conmigo
 y sigue clavada por siempre
en mis ojos
detrás de tu perfume que se negó a partir.

Embrujamiento de amor,
la lluvia desgrana el gris de tu mirada,
 mi angustia se prende
de cada gota pordiosera
que me regala el recuerdo
de tus ojos plomizos y aleteantes.

Me fascina lo que tú eres para mí,
el fino aliento de la aurora
y el abrazo de sentimientos mansos.
Eres el conjuro
de mis días de tormentas,
la claridad ladina que perfora nubes,
 la placidez del agua
que en mi piel revolotea.

Me seduces, me encantas, me hechizas
y toda esa cosquilla
que se mueve por mi sangre,
 te llama y te siente mío
 para siempre.

Embrujamiento de amor,
cabalgando en vientos de perfumes y oro,
consumí tus besos de mariposas y miel,
 tus caricias me ataron
a la sombra de tu fuego
y en tus palabras
 enredé mi alma para siempre
aunque mi cuerpo
 te siguió febrilmente
 por caudales de tiempos perdidos.

Soy tu niña,
la de la piel de nácar,
aún en este otoño mío
y acaricio el silencio de tu ausencia,
porque desde tu lejanía
siento tus caricias venir a mí,
febriles y con desatada prisa
que en galopes de metal y plata
 llegan a mi cuerpo
nostalgioso y anheloso
de tenerte entre mis brazos,
 donde bulle mi amor pleno.

Embrujamiento de amor,
 con la fuerza vital de la Tierra,
me interno en mí misma,
salvaje y primitiva
para lamer mis heridas
y renacer bajo la lluvia,
soy quien soy y sé que soy
un alma tejiendo amor.

¿Quién me ama más que tú?
Con un hechizo de callado empuje
se te sintió venir,
desde soterrados abismos,
lindes de tierra por los cuatro lados,
bajar y subir desde tinieblas seculares
a luces que como miraderos de amor
 se ofrecen a nuestras almas de antes.

Embrujamiento de amor,
toda canción está impregnada de él,
esperando que tú sepas como sentirlo.
Amanece en el papel,
dejado por el viento
y en una blancura indecisa,
va directo hacia tu trémula espera
y acercándose va
como goces que llaman,
despacio y en silencio.