Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Gracias


Mis dotes dormidas


Mis dotes dormidas,
ayúdenme a expresar la verdad con mis palabras,
cada frase, verso por verso,
transmitidas en pensamientos con belleza.

Mis cualidades dormidas,
las que se esconden en el fondo de mi ser,
sutileza, claridad,
plenitud, capacidad de creación…
¡Despierten!
¡Vengan a la luz para iluminar todo mi interior
y mi entorno entregando su energía por doquier!

Mis dotes dormidas
en una sucesión de comienzos,
afloren, no se aferren al sueño eterno
y suban hasta las nubes
porque cada nube en su movimiento,
está concluida y comienza de nuevo.

Mis dotes dormidas
surgirán en un instante en plenitud
como en un lamento vacío de una flauta,
en todos sus tiempos.

Están muy dentro de mí,
en mi espíritu que aparecerá
en el momento de la luz naciente.
Las ofrezco a los cielos
para que surjan sin pasados,
que despierten al Hoy.

Dotes dormidas,
dejen volar mi alma,
no me dejen aferrada a lo terrestre,
pesado y oscuro,
muévanme mi todo en todo.

Dotes dormidas,
tan profundas están,
semejante a un manantial
de donde brotan todas las cosas,
déjenme seguir el canto de mi corazón
y actuar como si fuera la primera vez,
sin actuar el todo,
así, será nueva y plena.

Dotes dormidas
siento tus llegadas hacia el cielo,
desde el inicio
tocando el palpitar dulce de la venida,
saboreando el sonido de la salida
y así hundirme en el silencio.

Dotes dormidas,
déjenme escuchar las melodías del atrás
para saborear lo futuro,
como una consecuencia
de los sonidos de mi pasado
y permítanme ir despacio
a encontrar el amor
que las hará despertar de su largo letargo,
porque alma y espíritu son uno
ya que la espiritualidad es la del alma.

La mitad de mi alma


Yo,
que morí mil veces
y soy capaz de sentirme todo espíritu
y que conocí la ausencia de la materia,
yo vuelvo hoy en otro ser,
te canto a ti alma gemela
que eres la mitad de mi misma alma.

Tal vez
nos encontremos en el espacio
y en el tiempo de una dimensión de vida
en la que compartiremos
expresiones de amor intenso
y profundo.

La mitad de mi alma
la que tiene en secreto
la lumbre que me ilumina
y me lleva a las blancuras de los astros
y me da los carismas divinos
de la luz y del canto.

La mitad de mi alma,
la que apareces
en las luces de mis sueños
entre los surcos sagrados
que en mi pecho anidan,
entre mis nostalgias
y recuerdos vividos.

La mitad de mi alma,
eres mi cielo,
mi cielo nativo,
eres mi infancia,
mi juventud toda,
eres mi otoño
y en mi boca cantas
y por ti mis letras,
mis palabras fluyen
en poemas de amor
que van hacia ti.

La mitad de mi alma,
tienes olor de azahares de novia,
de mi pecho derramas
espejos del recuerdo de cielos
de campanillas y manantiales
de dicha que suave manan por aquí,
más allá, más lejos,
hacia ti.

La mitad de mi alma,
¡qué alegría que existas
tú tan cerca olas, mío!
y todo brilla a nuestro alrededor,
olas, reflejos, ondas,
seres de luz sobre el agua quieta,
para que tú y yo
gocemos el momento
de ser almas de gemelas
haciéndose la luz
despacio de las noches
tras las auroras.

La mitad de mi alma,
es ahora,
mi alma entera
como un pliego dorado
que llega al texto mágico
donde se encuentran las ideas,
los sentimientos,
las inspiraciones
como revelación del fulgor nuevo
de ser uno y no mitad.

¡Triunfo!
¡revelación!
en impolutas páginas
tú y yo estamos juntos
y el pensamiento nacido de la nada
es elevado al todo
traduciendo incógnitas lejanías
a gozos inmediatos…

Ancla


Soy como el ancla,
inamovible,
fondeada en el tesoro del amor postrimero,
que hizo llamear su luz,
la cegadora luz que me rodea.

Soy el ancla,
sin fondo de arena,
que dibuja frases, rimas, letras,
como trazando huellas en el mar.

Tú, mi amante,
tienes las llaves y el timón de mi vida,
el ancla de todo mi destino.

Tú, mi luz,
eres tripulación total de mis espigas,
tesoro de mi vida que por ti
es un ancla inamovible,
entre puertas de llegar y de partir.

Y me hallaste con tus manos,
buscándome a tientas,
con tus palabras llamándome,
con tu boca que el vacío besaba
y en un prodigioso pacto, ésta,
tu ancla se convirtió en tu refugio,
victoria gozosa de los dos.

Yo estaba detenida, inmóvil,
aferrada al borde de la vida
en el grave concierto del otoño,
escuchando cómo los violines
agitaban las olas en el mar
y tú llegaste
y me llevaste contigo a tu mundo,
disipando para siempre
las neblinas que me envolvían
como en un áncora de bronce y cristal.

Ancla inamovible fui,
ya que ahora
en el rojo silencio de mis ríos interiores,
duerme la esencia de tu ser.

El amor retenido,
cercado de tinieblas,
al infinito se alarga porque tú,
mi amado, lo hiciste surgir,
como una luz que se encuentra con otra luz,
quedando iluminado
el mundo como por un milagro
que no puede ser recuerdo
porque el recuerdo
es la pena de sí mismo.

Sólo vale vivir queriéndose,
buscándose en este tiempo,
en toda una eternidad.